EFE
Mateo Sancho Cardiel
Tres días de bajada consecutivas aguaron la fiesta al Dow Jones, que terminó otro año de conquistas, el 2014, por debajo de los 18.000 puntos y perdiendo 160 puntos en la última jornada, aunque con notable progreso acumulado del 8,17 % y 32 ríécords, el último de ellos el 26 de diciembre.
El principal indicador de Wall Street no pudo consolidar su conquista de los 18.000 puntos, conseguida el 23 de diciembre, y acabó en 17.823,07 puntos, tras perder hoy un 0,89 %, pero cerró muy por encima de 2013, cuando cerró el llamado "año de los ríécords" con 16.576,66 puntos.
Mientras, el selectivo S&P 500, terminó hoy un año de 53 plusmarcas (la más reciente hace solo dos días) y un crecimiento del 11,83 %.
Los operadores de bolsa recordarán el 2014 como el año en el que este índice superó los 2.000 puntos, aunque hoy cediera un 1,03 %, lo que traducido en puntos fueron 21,45 hasta marcar 2.058,90 unidades. En 2013 se había despedido en los 1.848,36 puntos.
Finalmente, el índice compuesto del mercado Nasdaq retrocedió un 0,87 % hoy, cerrando en 4.736,05 puntos tras dejarse 41,39 enteros en la sesión de hoy, pero en este año volvió a soñar con recuperar las marcas por encima de los 5.000 que no transita desde que se pinchó el "boom de las .com".
En los últimos doce meses, el mercado dominado por los grandes valores tecnológicos subió un 13,94 %, pues el 31 de diciembre de 2013 marcaba 4.176,59.
Así, Wall Street cerró contento, aunque con un pequeño disgusto de última hora. Habiendo cerrado el 2013 con un bonito doblete de ríécords para el Dow Jones y el S&P 500 (además, el Dow redondeó con 52 máximos históricos el titular de "un ríécord por semana").
El de hoy fue un tropiezo final en un año lleno de tantos ríécords como caídas en picado que hicieron que el crecimiento se ralentizara respecto al año pasado.
Los factores que influyeron en la deslucida despedida fueron, por un lado, la cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo en Estados Unidos subió en 17.000 casos la semana pasada, hasta alcanzar los 298.000, en la primera alza en cinco semanas.
Por otro, el índice de ventas pendientes de casas usadas en Estados Unidos subió un 0,8 % en noviembre, un repunte que supone la tercera alza consecutiva en tres meses, y apunta a una consolidación del mercado inmobiliario.
Pero, una vez más, como en el último semestre del año, el lastre principal fue el petróleo, que hoy volvía a registrar una caída en los precios internacionales y que en Estados Unidos cerró en los 53,27 dólares el barril, la mitad que el máximo marcado en julio y 45 dólares menos que el año pasado en estas fechas, cuando se despidió a 98,42 dólares y con un aumento del 7,2 %.
El 2014 cerró, en realidad, fiel a su principal característica: la volatilidad. Un año en el que el invierno y la llamada a la prudencia tras el festival de ríécords congeló las cotizaciones durante los primeros meses.
Tras una primavera de recuperación, llegó un verano convulso internacionalmente por la acumulación de conflictos en Ucrania, Irak, Libia y Palestina. Pero llegado el otoño, los ríécords volvieron a concatenarse, especialmente en los últimos tres meses del año.
En estos doce meses, los mercados tambiíén vieron consumirse mes a mes el estímulo monetario de la Reserva Federal de EE.UU., con Janet Yellen como presidenta al frente, aunque las tasas de interíés, el otro gran miedo, siguieron congeladas, favoreciendo la inversión privada y no el ahorro de los ciudadanos.
Es por eso que, aunque el Dow Jones haya conquistado en 2014 la barrera de los 17.000 y los 18.000, no ha crecido a tanta velocidad como el año pasado, cuando subió un 28,5 %.
En el año que se cierra, dos empresas tecnológicas fueron la cara y la cruz: la que más ganó fue Intel (nada menos que un 41,76 %) y la que más perdió fue IBM (-13,31 %).
Lo mismo puede decirse del S&P 500. Aunque tuvo menos ríécords el año pasado (45) entonces subió un total del 29,6 %.
Y mientras, el dólar, que hoy subió ante el euro y se cambiaba a 1,2101, vivió su mejor año desde 2005, con un euro debilitado y un yen en su peor cambio desde hace siete años.