Tras adelantar los datos ante el presidente del BCE en Fráncfort, el gobernador del Banco Central de Grecia, Yannis Sturnaras, hará hoy públicos en Atenas datos sobre la retirada de depósitos en los bancos griegos en las últimas semanas. Según fuentes de Fráncfort, las entidades helenas han visto desaparecer en cajeros automáticos y ventanillas de sucursales alrededor de 3.000 millones en diciembre, a raíz de los problemas de gobernabilidad, convocatoria de elecciones anticipadas y por miedo de los ciudadanos a una conversión automática de los euros en dracmas o a un corralito griego.
"La gente tiene miedo", confirma el periodista griego Iasonas Pipinis, según el cual en Atenas se ha filtrado que solamente el pasado lunes 29 de diciembre, apenas se hizo pública la convocatoria de nuevas elecciones, los griegos sacaron de sus bancos entre 600 y 800 millones de sus cuentas en una sola jornada.
En la bolsa de Fráncfort se especulaba ayer, a la vista de estas cifras, con la posibilidad de que el BCE se plantee aplazar su decisión sobre el lanzamiento del programa de compra de bonos soberanos al menos hasta despuíés de las elecciones, dejando pasar así la primera reunión sobre política monetaria, que tendrá lugar el día 22 y guardando munición por si los resultados agravan todavía más la situación de liquidez.
En todo caso, lo que Sturnaras pidió ayer a Draghi es que el BCE o la Unión Bancaria tomen medidas extraordinarias de liquidez para el sistema financiero griego tanto antes como despuíés de los comicios. "Pero la posición de Draghi es ahora más difícil porque puede anunciar que se va a ofrecer a comprar bonos de un país que, potencialmente, tal vez abandone la Eurozona poco despuíés. Si da señales de que no va a actuar, por otra parte, podría ser acusado de interferir en el proceso democrático en Grecia", señalan las mismas fuentes.