Su clara apuesta por la innovación en las últimas díécadas le ha valido para ser miembro del G-20 y convertirse en uno de los principales exportadores de tecnología de todo el mundo.
Corea del Sur ha experimentado un desarrollo espectacular en los últimos 30 años. El país ha dejado de ser puramente agrícola y ahora es miembro de pleno derecho del G-20, gracias sobre todo a su apuesta por la I+D+i con un sector tecnológico puntero. No en vano, algunas de las grandes multinacionales –Samsung, LG o Hyunday-Kia, por ejemplo– proceden de este mercado que, para muchos expertos, tiene más recorrido que las otras dos grandes potencias asiáticas, Japón y China, que están teniendo más problemas para superar la última crisis financiera.
Su fortaleza viene, en parte, por sus exportaciones. Sin embargo, es un país abierto a las importaciones, que cubren las necesidades de una población que ha pasado de una renta de unos 80 euros anuales a casi 20.000 en unas pocas díécadas. Tanto es así, que el Banco Mundial sitúa a Corea del Sur como el quinto país del mundo en el que es más fácil desarrollar un negocio, un aliciente para las pymes españolas, que pueden tener sus bazas con productos que presentan cierto valor añadido y con una estíética y diseño cuidado.
Se trata de un público similar al japoníés, pero con la ventaja de ser un mercado mucho menos maduro, en el que la competencia es más pequeña. Esto le ha servido para ser el segundo país asiático en la lista de los objetivos de los inversores extranjeros, aunque no hay que olvidarse de que es un área relativamente pequeña y que presenta dificultades para tejer una buena red de contactos y distribuidores debido a la enorme influencia de los chaebols, las grandes corporaciones. En la actualidad, cualquier empresa que estíé allí establecida puede importar directamente, pero es muy común contar con compañías que hacen, al mismo tiempo, de mayoristas y distribuidoras.
En julio de 2011 entró en vigor el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Corea del Sur. La intención es suprimir los aranceles en un 98,7% de los bienes, aunque se trata de una medida progresiva y que se completará en un margen de cinco años. Las excepciones han quedado reservadas sobre todo para algunos productos agrícolas, como es el caso del arroz.
Atención a las formas
Dos recomendaciones básicas para negociar con empresas surcoreanas son fijar las entrevistas con profesionales síénior, aunque no necesariamente con el director general, y enviar gran cantidad de documentación previamente, en inglíés y tambiíén en su idioma, como una forma de respeto.
Siguiendo esta línea, es importante intercambiar tarjetas, dossiers o regalos con las dos manos a la vez para no molestar a los anfitriones, así como descalzarse en los restaurantes en los que se desarrollen comidas de negocio. En las sedes de algunas empresas tambiíén es una práctica común, pero habrá que observar cuál es la política concreta de cada compañía.
Vondom: "Triunfan los productos por su originalidad y su exclusividad"
"Encontrar un canal adecuado para la distribución y un socio local acorde al espíritu y visión del proyecto" es lo que más costó a la firma de mobiliario Vondom en los inicios de su experiencia en Corea del Sur, según su responsable de márketing, Michelle Poon.
Sin embargo, sus productos han conseguido encontrar en un año su hueco "por su originalidad y su exclusividad". Para reforzar su expansión en Asia, esta pyme valenciana ha decidido abrir una tienda en ríégimen de franquicia. Así, puede mostrar mejor sus piezas a, sobre todo, arquitectos y decoradores, pero tambiíén a la prensa especializada, que les ha ayudado a posicionar su marca en un mercado que exige una inversión fuerte.