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Autor Tema: Las raí­ces del poder de una minorí­a…  (Leído 46 veces)

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Las raí­ces del poder de una minorí­a…
« en: Febrero 01, 2015, 01:07:01 pm »
Por… Hugo Salinas



Oxfam, en su informe de enero 2015, “Riqueza: Tenerlo todo y querer más”, puntualiza lo siguiente: “En 2014, el 1% más rico poseí­a el 48% de la riqueza mundial, mientras que el 99% restante debí­a repartirse el 52%.” Esto es producto de una “imperfección del mercado”, dirán los neoliberales. Pero el asunto es más grave.

En dicho informe, Oxfam remarca que “La riqueza de las 80 personas más ricas del mundo se ha duplicado”, a tal punto que, en el 2014, el monto de la riqueza de las 80 personas más ricas del mundo igualó en riqueza al 50% de la población mundial más pobre. ¡80 personas pesaron tanto como 3.8 mil millones de personas! ¿Cómo explicar tamaña aberración humana? ¿Y cómo entender que esta grave situación sea soportada por varios miles de años?

Oxfam corrobora lo expuesto por el profesor Thomas Piketty, en su ya cíélebre libro “Le capital au XXIe sií¨cle”, y apoyado en 15 años de recolección estadí­stica y análisis cientí­fico sobre las desigualdades socio-económicas durante los últimos tres siglos de los 20 paí­ses más poderosos del mundo. El profesor Piketty nos propone el marco conceptual que nos conducirí­a a la explicación de tal fenómeno. Y dice: “Los tres conceptos más importantes para el análisis del sistema capitalista son: la relación capital/ingreso nacional, la proporción del capital en el ingreso nacional, y la tasa de rendimiento del capital”[ii]. ¿Está en lo correcto?

Todas las variables que menciona el profesor Piketty son elementos del proceso de trabajo que se encuentra en la base del sistema capitalista. Y como tales solo nos pueden explicar “la estructura de la desigualdades”[iii] en el sistema capitalista, y no así­ el origen de la desigualdad socio-económica. ¿Y esto por quíé?

Simplemente porque lo que han observado, tanto el profesor Piketty como Oxfam, es solamente uno de los dos elementos de toda actividad socio-económica: el proceso de trabajo, mediante el cual se crean riquezas. A partir de ahí­ es imposible ubicar el origen de las desigualdades socio-económicas. Para identificarlo es necesario tomar en consideración al segundo elemento de toda actividad socio-económica. Se trata de la “decisión socio-económica”, mediante la cual la sociedad decide cómo repartir las riquezas creadas; es decir, cómo repartir el resultado de la actividad económica.

Y la decisión socio-económica inmersa en el sistema capitalista se manifiesta a travíés de la Repartición Individualista. Un tipo de repartición basado en la propiedad individual que faculta apropiarse el 100% del resultado de la actividad económica a quien maneja el acto económico. Es este mecanismo que genera el comportamiento individualista en los empresarios y en las personas; aquel que subraya Oxfam: “Tenerlo todo, y querer más”.

Por un lado, la Repartición Individualista incentiva un deseo desmedido de concentración y acumulación de activos y de ingresos que, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tanto en Francia como en Inglaterra y Alemania, como bien lo señala el profesor Piketty, el capital en manos privadas alcanzó la cima de 6 a 7 veces el monto del ingreso nacional en cada paí­s. Ahora estamos de vuelta a esos picos de salvajismo. Por otro lado, y en plena complicidad con los polí­ticos, se deja intacto el “derecho de sucesión”, de tal forma que la “herencia” pesa más que el esfuerzo personal conocido como la meritocracia. Es decir, los ricos serán siempre ricos, y los pobres siempre pobres.

Este mecanismo de la Repartición Individualista hace del dinero un Dios, y a las personas sus servidores. Este mecanismo, en la base del sistema capitalista como su segundo elemento, impulsa la perversión de la sociedad. Los valores de trabajo, hermandad, honestidad, verdad…, son dejados de lado para buscar el dinero fácil, la especulación, la corrupción, el asesinato, los negocios ilí­citos, la elección de cargos polí­ticos para luego servirse del cargo, etc. Estos son los nuevos valores de la sociedad capitalista. Ya no vales por lo que sabes sino por lo que tienes.

Ante tanta aberración humana tenemos que hacer algo, en conjunto, en sociedad. No podemos seguir siendo los “convidados de piedra”, la “última rueda del coche”, y permitir que muy pocas personas se apropien la casi totalidad del esfuerzo de todo un pueblo, presente y pasado.

Notas
Oxfam es una organización sin fines de lucro que engloba a 17 organizaciones que trabajan en aproximadamente 90 paí­ses de todo el mundo para encontrar soluciones a la pobreza
[ii] PIKETTY Thomas, [2013] Le capital au XXIe sií¨cle, Editions Seuil, p. 92-93
[iii] Ibid., p. 44

Suerte en sus vidas…


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