Por... Narayana Kocherlakota
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, no ha fijado la postura de la Comisión Federal del Mercado Abierto ante el Brexit, escasez de información que ilustra una importante falla en la forma en la que se comunica el banco central más poderoso del mundo.
¿Quíé piensa la Reserva Federal de Estados Unidos sobre las repercusiones de la votación en Gran Bretaña a favor de abandonar la Unión Europea? Sorprendentemente, todavía no lo sabemos, y quizá no tengamos la oportunidad de averiguarlo sino hasta agosto o septiembre. Esta escasez de información ilustra una importante falla en la forma en la que se comunica el banco central más poderoso del mundo.
Los funcionarios de la Fed dan muchos discursos y muchos han abordado el tema de Brexit en las últimas semanas. Pero, como siempre dicen, no hablan en nombre de la Comisión Federal del Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglíés), el órgano encargado de evaluar la situación económica y ajustar las tasas de interíés en consecuencia. Así que sus palabras sólo ofrecen una imagen parcial de lo que piensa el banco central - e incluso pueden sembrar confusión.
Sólo una funcionaria, la presidenta de la Fed Janet Yellen, tiene la autoridad para hablar en nombre de la comisión, y lo hace raramente. De vez en cuando da discursos o testifica ante el Congreso, y participa en conferencias de prensa despuíés de cuatro de las ocho reuniones que la comisión celebra cada año para establecer las políticas. En total, de acuerdo con el sitio web de la Fed, ha hablado sobre las políticas en seis apariciones públicas formales este año y la próxima está programada hasta finales de agosto en la conferencia de la Fed de Kansas City en Jackson Hole y la reunión de la comisión del 20 al 21 de septiembre.
Este magro programa de comunicación tiene al menos dos desafortunadas consecuencias. Por un lado, cuando la FOMC se reúna la próxima semana, no tendrá la oportunidad de transmitir sus ideas sobre los temas cruciales del día – incluyendo Brexit y los problemas de los bancos europeos – más allá del lenguaje limitado y estereotipado de su declaración regular sobre políticas. Y aunque los funcionarios de la Fed individuales darán sus propias opiniones en los días y semanas posteriores a la reunión, no hablarán en nombre de FOMC.
En segundo lugar, cuando no puede explicar adecuadamente sus acciones, la comisión se encuentra limitada en lo que puede hacer. Si, por ejemplo, quisiera bajar las tasas de interíés - un gran cambio en comparación con las expectativas del mercado - probablemente opte por esperar hasta la reunión de septiembre, cuando habría una conferencia de prensa en la que Yellen podría exponer los fundamentos y responder a las preguntas. En otras palabras, el enfoque de la Fed significa que sólo puede tomar decisiones importantes cada dos reuniones, una mala manera de conducir la política monetaria en un momento de gran incertidumbre.
La Fed no siempre ha sido tan taciturna. En 2004, al comienzo del último ciclo de ajuste del banco central, el Presidente Alan Greenspan habló o testificó en 29 ocasiones distintas, de acuerdo con la biblioteca online de la Fed. Claro, su forma de expresarse era notoriamente difícil de analizar. Pero al hablar casi tres veces por mes, no dejaba dudas en el público o los seguidores de la Fed acerca de a quiíén seguir si querían averiguar el curso futuro de la política monetaria.
Hoy en día la gente está mucho más preocupada por la situación económica mundial que en 2004, y el ciclo noticioso de 24 horas se ha intensificado. Así que en todo caso, la Fed debería comunicarse más. Eso significa tener una conferencia de prensa despuíés de cada reunión del comitíé de mercado abierto, y que Yellen de mucho más discursos públicos.
La Fed ha hecho muchos cambios positivos en sus comunicaciones en los últimos cinco años, comenzando con la primera conferencia de prensa posterior a la reunión del entonces presidente Ben Bernanke en abril de 2011. Pero si quiere mantener informado al público de manera adecuada, debe hacer más.