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Autor Tema: LA FUNCIí“N ENERGí‰TICA DE LOS PERROS  (Leído 557 veces)

Scientia

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LA FUNCIí“N ENERGí‰TICA DE LOS PERROS
« en: Diciembre 23, 2016, 08:14:38 pm »
LA FUNCIí“N ENERGí‰TICA DE LOS PERROS


http://consejosdelconejo.com/2016/12/22/la-funcion-energetica-los-perros/


Estos seres maravillosos que en verdad parecen ser el “mejor amigo del humano”, no sólo son animales que sirven para cuidar o acompañar, su existencia tiene un sentido más profundo (como cada cosa en cuanto existe).

Se dice que los perros provienen de los lobos, en efecto comparten similaridades geníéticas, pero la variación tan distinta entre los canes, nos lleva a pensar que hay algo más allá de una simple “domesticación”.


Algunos mencionan que los perros son seres que fueron enviados de las estrellas para ayudar al ser humano en su aprendizaje sobre el amor incondicional. Esto no es imposible, considerando el hecho de que un “simple” metal como el oro, según estudios recientes, fue traí­do por meteoritos a la Tierra hace millones de años. En efecto, el cuerpo del perro ha nacido en esta dimensión fí­sica, sin embargo, la energí­a que corre en íél, no necesariamente es de aquí­.

Podrí­amos pensar que el perro es un ser menos evolucionado, sin embargo, esto es una ilusión de nuestro juicio. La evolución no es proporcional al intelecto, ni a la funcionalidad social; la evolución es un tema del alma y el espí­ritu. ¿Cuántos humanos aman como el perro lo hace con su prójimo?, eso, es evolución, aunque no haya una complejidad intelectual. Con esto no se quiere decir que el humano sea menos involucionado, pero, el perro es maestro del humano en lo que al amor incondicional respecta.

De acuerdo al sistema energíético de los perros (chakras), el plexo solar y el corazón son la zona más amplia en ellos. Son seres receptores de energí­a. Ellos vienen a proteger energíéticamente a su compañero humano. Por eso es tan común que súbitamente un perro se enferme, o que si su amigo humano estíé en riesgo lo presienta, o que tras la muerte del humano, íél se deje morir. Porque vienen con una misión y aunque creamos que uno es quien encuentra al perro, es al revíés; estos llegan en los momentos indicados, se nos aparecen en la calle y buscan quedarse con nosotros (si es el caso), o simplemente a travíés de la sincroní­a llegan a nuestras vidas. El humano puede creer que “escoge” al perrito, pero íél a travíés de su mirada nos “reconoce” y eso hace que cerebralmente se active la “zona de empatí­a” y decidamos quedarnos con íél.

Los perros vienen a enseñar el amor incondicional, no juzgan, no critican, no se ofenden, no almacenan rencor, resentimiento, molestia o tonterí­as así­. El perro perdona, ama, juega. Si lo abandonamos o maltratamos, comienza a aflorar más la parte geníética de su estructura primitiva de “lobo”, se hacen agresivos, desconfiados, etc, pero el cariño y el cuidado (aunque lleve tiempo) los regresa nuevamente a su vibración natural de amor incondicional.

En el plano de la energí­a, como ya se dijo, son receptores. Ellos gozan de extra-sensorialidad, perciben no solamente si alguien quiere fí­sicamente dañar a su compañero humano, sino energíéticamente, así­ que reciben la energí­a primero para que no nos afecte a los humanos. Cuando el humano tiene patrones emocionales o hábitos malsanos, el perro comenzará a trabajar con esa energí­a, y no solamente con el miembro más apegado de la familia, sino con toda la familia. Por eso es importante darles mucha agua (para que transmuten la energí­a) o llevarlos a reiki (para liberarlos de cargas energíéticas innecesarias).

El ser humano cuando duerme, entra en otras frecuencias, al igual el perro. Tenemos desdoblamientos o viajes, (astrales o etíéricos). El perro más que nada es un guardián en el plano astral, y puede ser diferente a como es en este plano fí­sico. Probablemente asumirá alguna forma que nuestra mente reconozca para que no temamos y nos sintamos seguros, o simplemente estará como “observador”, cuidando nuestro campo energíético. Existen casos documentados en los que en casas cargadas muy negativamente, el perro no quiere entrar, y si entra, muchas veces muere porque recibe todo el impacto energíético.

Su constante jadeo, recicla la energí­a alrededor, absorbe y depura (de hecho, es su manera de transpirar; no olvidemos que el sudor es una manera en como el cuerpo saca toxinas). Obviamente este ejemplo hace referencia al jadeo cuando no es por cansancio, sed o ansiedad. Tambiíén te puede interesar el siguiente artí­culo: PERDER A UN PERRO DUELE MíS QUE UN CORAZí“N ROTO.

El continuo movimiento de su cola, activa y potencia sus primeros chakras (base y sacro), aumentando el campo vibratorio de la persona. En estos chakras es donde reside la fuerza vital y la percepción extra sensorial (no confundir con “tercer ojo”). Un perro siempre va a elevar la frecuencia emocional del ser humano.

Los perros viven en promedio 8 veces menos que el humano, esto es porque como ya se dijo, vienen a una misión determinada. Nuestro cuerpo se regenera en ciclos de 7 a 10 años, muy similar al promedio de vida de un perro. Nos acompañan, nos ayudan a elevar la frecuencia emocional, a comprender el amor incondicional, a transmutar la información celular, a sanar, etc.

La razón energíética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello (inclusive puede percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que a penas van a ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por “coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos.

El perro goza de existencia multidimensional. No sólo el humano es multidimensional como lo mencionan algunos cientí­ficos estudiosos del campo de la energí­a, tambiíén el perro. Es por ello que sienten cuando algo le ha sucedido a su compañero.

Por “estíética” se les suele cortar la cola y las orejas, esto es equivalente a mutilarlos en el plano energíético (aunque se recuperan), es totalmente innecesario hacerlo. En las orejas está el chakra coronario (encargado de la conexión cósmica), por eso son como sus “antenas”. Y en la cola, como ya dijimos, está la fuerza vital. De verdad, no hay que continuar con estas prácticas, no es necesario.

Por último, hay que mencionar que cuando el perro se “va” de su cuerpo, sigue aquí­, en una dimensión más sutil, pero siempre acompañará a su compañero humano. No solo son leales en vida, sino despuíés de cumplir su misión en la Tierra. Esto se ha comprobado mucho en sesiones de reiki, mientras la persona está en la camilla, algunos terapeutas han llegado a verlos cuidando a su compañero humano.