“Un señor entra en un prestigioso banco de Nueva York (USA) y pregunta por el jefe comercial encargado de los críéditos. Una vez contactado con este, le informa de su decisión y necesidad de viajar a Europa para un plazo aproximado de dos semanas y que precisa de un príéstamo de 5.000$â€.
Ante dicha solicitud el jefe comercial del banco le indica que necesitan tener una garantía para poder concederle el príéstamo. Inmediatamente, el individuo le hace entrega del juego de llaves de un Porche último modelo estacionado ante la puerta de la entidad financiera. Tras las lógicas comprobaciones y papeleos se deciden a darle el príéstamo. Seguidamente, un empleado procede a guardar el Porche en el garaje del banco quedando este en depósito.
Pasadas las dos semanas, regresa el cliente que es hombre de negocios y devuelve los 5.000$ más sus intereses correspondientes (26,30$). El jefe comercial se congratula de la operación realizada, pero en su ausencia, y tras investigar habían descubierto que ese cliente era millonario… ¿Por quíé necesitaba los 5.000$?
El hombre de negocios le contesto: ¿En quíé sitio de Nueva York puedo encontrar un estacionamiento para dos semanas por 26,30$?â€.