(PL)
El elevado desempleo, los recortes sociales y la caída de los ingresos incrementan el escepticismo en torno al proyecto de la Unión Europea (UE), opinó un panel de expertos en el Foro Económico Mundial.
A juicio de los analistas, el sentimiento de frustración tiene su origen en causas económicas y sirve para entender la decisión del electorado británico de abandonar el bloque regional, el llamado Brexit.
El tema fue expuesto por el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici; el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz; la presidenta de la energíética italiana Eni, Emma Carcegaglia, y el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, Luca Visentini.
Los efectos del retroceso económico en años recientes arraigaron fuertes sentimientos antieuropeos e incentivaron el florecimiento de movimientos populistas en el área, evaluaron los especialistas.
Al decir de Moscovici, la gente corriente se siente como perdedora y hay un sentimiento generalizado de rabia frente a las consecuencias de la crisis, mientras la UE continúa sin aplicar políticas sociales e industriales que permitirían corregir el rumbo frente al populismo.
Estructuras de la agrupación han perdido credibilidad, refirió el funcionario en alusión directa a Comisión Europea, convertida en 'una elite innecesaria en la que nadie cree', aunque ese órgano ejecutivo hizo 'un buen trabajo en Grecia, evitando que abandonara la UE', señaló.
Para el comisario, en vez de 'estar orgullosos de ser europeos', en muchos ciudadanos cala el discurso populista, lo cual consideró especialmente grave en Francia, donde resulta posible el ascenso a la presidencia de la República de una fuerza ultraderechista.
Mientras, Marcegaglia subrayó los temores por el aumento de la desocupación: Europa tiene un díéficit de cinco millones de empleos, aunque representa un 27 por ciento del Producto Interno Bruto mundial y un 40 por ciento del gasto total en protección social, sopesó.
Por su parte, Visentini consideró que los 'miles de millones de euros bloqueados en el Mecanismo Europeo de Estabilidad' deberían usarse para promover el crecimiento sostenible y movilizar inversiones a fin de generar puestos de trabajo dignos.
Stiglitz, quien coincidió con los puntos de vista de Moscovici, puso en dudas tambiíén la capacidad de supervivencia de la moneda única europea si en un futuro otros países decidieran abandonar el pacto.
Dentro de 10 años cuántos miembros tendría la UE, cuestionó el acadíémico, en cuya intervención criticó, además, la existencia de instituciones 'muy rígidas' que no vieron venir la crisis y tampoco supieron reaccionar cuando la tenían encima.
En algunos casos, juzgó, los ajustes provocaron 'tantos problemas como pretendían solucionar', así ocurrió en España, donde las reformas 'llevaron al país al borde de la recesión', ilustró.
