John Micklethwait, director de «The Economist»: «El capitalismo no está en cuestión»
EMILI J. BLASCO
Una de las portadas emblemáticas de «The Economist» durante esta crisis presentaba el conocido relieve asirio de una leona herida por varias flechas, con el título «Capitalism at bay» («Capitalismo acorrolado»). El influyente semanario que dirige John Micklethwait, la Biblia del libre mercado, ha reaccionado como esa leona herida en defensa de un sistema que considera razón del progreso mundial.
En esta entrevista, celebrada en la sede de «The Economist», un alto edificio en St. James’s alquilado en gran parte a «hedge funds», Micklethwait advierte de que los problemas surgidos en el mercado financiero por un asunto de «codicia y riesgo» no deben llevar a poner en cuestión al propio capitalismo, que en general, según insiste, ha funcionado bien y ha traído riqueza a gran parte del mundo, especialmente a España. En contra de lo que a priori pudiera pensarse, «The Economist» ha defendido la inyección de dinero público en los bancos, pero cree que los Estados no deberían ir más allá, entrando en otros sectores en crisis.
-¿Sigue siendo EE.UU. una nación conservadora, como defendía en su libro «A right nation», a pesar de la elección como presidente del demócrata Barack Obama?
Sí. A la pregunta de si EE.UU. es un país más conservador que otros hay que responder que sí. Obama, aunque sea un liberal de acuerdo con la terminología política estadounidense, generalmente está a la derecha de los políticos de Europa, y eso en asuntos como el tamaño del Estado, el combate contra el crimen, la política exterior, la religiosidad... En una serie de cosas, Obama es más conservador que muchos políticos europeos conservadores y liberales.
-¿Es el propio capitalismo el responsable de la crisis económica? ¿Ha ido el capitalismo demasiado lejos?
El capitalismo, tomado en tíérminos generales, no es el responsable. El capitalismo, en general, ha funcionado muy bien, abriendo nuevos mercados, entrando en China y la India, haciendo el mundo más rico, como ha ocurrido en Europa y particularmente España. Es en el mercado financiero donde el capitalismo tiene problemas obvios, que tienen que ver con la regulación. Se trata de algo relacionado con la codicia y el riesgo. El capitalismo no es el responsable, sino la obsesión que ha llevado a muchos bancos a tomar increíbles riesgos, que nunca debían haber tomado. Hay quien cuando habla de reformas del capitalismo financiero prefiere no ir demasiado lejos porque cree que si no el concepto mismo de capitalismo estaría en cuestión. No estoy de acuerdo con eso. El capitalismo no está en cuestión: sus mercados libres han hecho generalmente a la gente más rica.
-Entonces habrá que buscar a los culpables entre quienes debían haber regulado más o haberlo hecho mejor.
Lo que algunos líderes europeos, como los franceses, los belgas y en cierto sentido los alemanes, han dicho sobre que la culpa de todo ha sido de la falta de regulación del capitalismo es simplemente basura. Sólo pondríé un ejemplo: el lugar donde todo esto comenzó, el epicentro de todos los problemas, fue el mercado estadounidense de hipotecas, que es probablemente el mercado financiero más regulado del mundo, al intervenir en íél dos grandes agencias estatales que imponen normas del Gobierno sobre a quiíén se debe prestar. A pesar eso, ahí estuvo el origen de todo. De forma que tambiíén se podría argumentar que si no hubiera habido reglas, no habríamos tenido estos problemas. El capitalismo no está en cuestión: sus mercados libres han hecho generalmente a la gente más rica. -Nunca en las últimas díécadas el nombre de Marx había sido citado tantas veces como ahora. ¿Cree que habrá una hola de socialdemocracia en Europa?
Como idealista, creo que el capitalismo debe ser defendido; como analista, estoy preocupado por el grado en que el capitalismo es atacado, desde todos los frentes. No hay duda de que la izquierda está ganando terreno a raíz de la crisis. El sector público se está haciendo más grande y las soluciones basadas en el propio mercado son más dificiles. Nadie que quiera ser presidente del Gobierno en España, por ejemplo, planteará que la solución para la educación pasa por abrirla al mercado. Los Gobiernos entran en el sector bancario e insisten en que es algo temporal. Pero una vez entran, entonces se plantean ir más allá, con la industria del automóvil y otro sectores. Creo que el equilibrio ha cambiado; no me parece una buena idea, pero ciertamente la izquierda está ganando espacio.
-Su revista ha apoyado que los Gobiernos entren en el capital de los bancos. ¿Debería el Estado entrar en otros sectores para salvar compañías en crisis?
Creo que sólo deberían ser los bancos. Hay una diferencia entre bancos o el sistema financiero y otros tipos de compañías. Somos una publicación que defiende el mercado libre, pero nuestro más famoso director, Walter Bagehot, escribió un libro titulado «Lombard Street» en el que postulaba que los Gobiernos tenían que rescatar bancos, porque el problema con ellos es que si hay uno con serios problemas y cae, puede arrastrar con íél a otros muchos que estíén sanos, y eso tiene un dramático efecto en el resto de la economía, como estamos viendo.
-¿Cuándo se producirá la deseada recuperación económica?
Nadie sabe cuándo se calmará todo esto y comenzará una recuperación. Parece improbable que sea antes de que se llegue a finales del año próximo. Algunas personas optismistas dicen que la recuperación se producirá a final de 2009, pero no he visto cifras que me persuadan de eso.
-¿Será distinto el mundo que salga de la crisis, como advierten muchos observadores?
Eso dependerá de la política. Si hay un giro a la izquierda a raíz de todo este caos y de las dificultades que atrevesemos, puede que China no quiera ser tan capitalista como pensaba; tambiíén puede ocurrir que el nacionalismo se haga fuerte en Rusia porque el país se enfrenta a momentos duros. Si hay transformaciones sustanciales no será por cambios económicos, sino por cambios políticos. Nadie sabe cuándo se calmará todo esto y comenzará una recuperación. Parece improbable que sea antes de que se llegue a finales del año próximo. Algunas personas optismistas dicen que la recuperación se producirá a final de 2009, pero no he visto cifras que me persuadan de eso. «The Economist» apoyó que España participara en la reciente reunión del G-20 celebrada en Washington. ¿Cree que España debiera tener un lugar permanente en el G-20?
Hemos defendido que España estíé ahí porque es un país que aplicó en su momento una solución al sector bancario, y creemos que debiera seguir formando parte de esas reuniones. El G-20 puede constituirse en un mejor cuerpo gobernante para el mundo que el G-7 o el G-8, al incluir tambiíén a importantes países que están en la actualidad en vías de desarrollo.
-¿Cómo explica el gran salto de difusión de «The Economist» en los últimos años?
La globalización e internet nos están ayudando. La gente quiere un periodismo independiente y global, que le explique lo que necesita saber sobre el mundo: sobre esa compañía china, porque puede comprar la suya, o sobre esos ingenieros indios que pueden quitarle el puesto de trabajo. Internet pone una gran cantidad de información al alcance de todos, y la gente compra un medio impreso porque quiere algo filtrado, escogido y analizado, que nosotros ofrecemos en una periodicidad semanal que se está demostrando acertada en esta era de internet. Y tambiíén está el deseo que la gente tiene de ideas sobre las que pueda pensar.
«Zapatero es una figura política muy errática»
-¿Quíé opinión le merece la gestión de la crisis por parte del presidente del Gobierno español, Josíé Luis Rodríguez Zapatero?
Es algo que no conozco con detalle y preferiría no manifestarme. En el caso de España, lo importante es que el conjunto de los bancos lo ha hecho bien y eso es, definitivamente, buena señal.
La prensa británica se pasó tiempo prediciendo un batacazo español, pero la crisis está siendo peor en el Reino Unido. España tiene un gran problema inmobiliario y lo está sufriendo.
Lo que es interesante es que los bancos no están teniendo los problemas que cabía esperar, y eso es porque en su día se estableció una buena regulación bancaria. El Reino Unido va a sufrir más que España y hemos empezado por los bancos.
-«The Washington Post» asegura que la relación entre Bush-Aznar puede repetirse de nuevo con Obama-Zapatero.
Quien asegura conocer quíé camino seguirá Obama habla por hablar. Por ejemplo, si Hilary Clinton llevara la política exterior, mientras Obama se centra en lo domíéstico, entonces la proximidad a Clinton contaría más.
El presidente de España Rodríguez Zapatero es una figura política muy errática y eso podría ligar con el lado academicista de Obama, pero todo depende de cómo la gente se lleva: Bush se llevaba bien con Aznar, pero mal con Schrí¶der; bien con Blair, mal con Chirac.
«Mantengo lo dicho sobre Cataluña»
Recientemente el semanario británico publicó un amplio dossier sobre España que provocó quejas de la Generalitat de Cataluña porque se criticaba el nacionalismo y la política lingí¼ística catalana como perjudiciales para la actividad económica y las inversiones extranjeras. Al respecto, Micklethwait vuelve a reafirmarse en sus declaraciones:
«Mantengo lo que hemos dicho. No desearía volver a entrar en esas cuestiones, pero las reafirmo. Algunas veces la reacción de la gente hacia la crítica dice mucho más sobre ellos que sobre nosotros. Tambiíén tenemos problemas con los escoceses, porque criticamos lo que creemos equivocado. La controversia es buena. Con ese número nuestra revista vendió en España más ejemplares que nunca antes (en los quioscos se vendieron 20.000 ejemplares, cuando la cifra habitual de venta al número en España es de 3.500; la circulación total contando subscriptores es de 13.200 copias a la semana). Por lo demás, no he recibido ninguna llamada de queja; sí han llegado algunas cartas, que hemos publicado junto a otras de gente que dice que nosotros tenemos razón».