China podría no alcanzar en la primera mitad de este año su objetivo de crecer un 8%, pero hay un progresivo sentimiento de confianza respecto a que su economía podría estar comenzando a salir de la crisis, dijeron el jueves economistas.
Jing Ulrich, presidenta de activos chinos en la firma JP Morgan, dijo que la actitud entre sus clientes en China ha cambiado de cautelosamente optimista a "francamente optimista", y señaló un repunte en las ventas de los automóviles y la estabilización en la generación de la energía despuíés de 12 meses de declives, como señales de una incipiente recuperación.
La confianza renovada en China, reflejada en ganancias del 30% en sus mercados accionarios este año, se basa en la creciente riqueza de las ciudades de segundo nivel y las regiones del interior del país, dijo Ulrich.
"El desempleo está creciendo, pero las ventas minoristas son bastante fuertes", dijo Ulrich en un panel de discusión en un evento privado organizado por Reuters.
"Las ventas de productos deportivos, por ejemplo, se están desarrollando bien. Eso no es debido a Pekín o Shangái, es por ciudades y provincias del interior como Mongolia Interior", afirmó refiriíéndose al grupo de nuevos ricos de Mongolia que han ganado dinero con la minería y los recursos naturales.
Sin embargo, a medida que las exportaciones continúan su camino descendente, y más de 20 millones de trabajadores migrantes han perdido sus empleos, el crecimiento económico chino podría moderarse en la primera mitad del año, según los economistas.
"En la primera mitad no será de 8% (el crecimiento), pero en la segunda mitad este podría estar por encima del 8 por ciento", dijo el director de investigación para Asia de Standard Chartered Bank, Nicholas Kwan, al panel.
Un crecimiento anual de 8% es considerado como el mínimo requerido para crear suficientes empleos para paliar la tensión social, y sería la menor cifra para China en una díécada.
Los economistas se mostraron confiados de que en la segunda mitad del año, el estímulo fiscal de 4 billones de yuanes (US$585 mil millones) comenzará a tener efecto. De cualquier forma, dijeron que el estímulo estaba demasiado enfocado en proyectos de infraestructura en lugar de alentar el consumo.
Para los economistas, una reforma rural es clave para la capacidad a largo plazo de China de hacer que su economía dependa menos de las exportaciones y evitar que la brecha de riqueza entre los habitantes de las ciudades y los 900 millones de chinos que viven en el campo empeore.
La decisión adoptada por Pekín en octubre para permitir a los campesinos transferir y arrendar los derechos de uso de la tierra fue un paso en la dirección correcta, consideraron.
Sin embargo, durante los próximos años los inversionistas en China buscarán evidencias tangibles de políticas para elevar los estándares de vida de las áreas rurales, señaló el panel.
"Una reforma rural es (la política correcta)", dijo Rob Subbaraman, director de investigaciones económicas para Asia y Japón de Nomura. "Permitirle a los campesinos, por ejemplo, usar su tierra como una garantía para príéstamos podría ser muy beneficioso para el avance de China", declaró. Reuters.