Trichet y Bernanke: una de cal y otra de arena en política monetaria
Publicado een Expansión por Carmen Ramos
Los mensajes de los presidentes del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal de EEUU reflejan las distintas percepciones que las entidades tienen sobre el contexto económico en el que se mueven. Durante meses Trichet se obcecó en el control de la inflación y se negó a bajar los tipos de interíés para combatir la crisis, incluso llegó a subirlos.
La presión de los bancos centrales de los países de la eurozona y el galopante deterioro de las economías le hizo ceder y desde octubre los tipos han bajado del 4,25% al 1%. Ahora, y a la vista de que las economías de la zona euro van a peor y pueden quedarse rezagadas en una futura recuperación ha tomado medidas adicionales.
Siguiendo el ejemplo de la Fed y del Banco de Inglaterra, intenta mejorar la liquidez de los mercados y fomentar el críédito con la adquisición de cíédulas hipotecarias y ampliando el plazo de príéstamo a los bancos. Unas medidas que, como es lógico, celebraron las entidades y los índices bursátiles.
Sin embargo, poco despuíés, su homólogo norteamericano, Ben Bernanke, echó un jarro de agua fría para frenar la euforia. Faltaban unas horas para que se hiciera público el resultado del test de estríés a los 19 grandes bancos estadounidenses, y los rumores sobre las necesidades de capital habían obligado al Tesoro a salir al quite y garantizar la solvencia de las entidades.
Sin embargo, la Fed quiso evitar falsas ilusiones y no dudó en afirmar que la primera medida será exigir mayor regulación para las entidades financieras. Se estima que, para superar la crisis, necesitan en torno a 75.000 millones de euros, es decir que no están exultantes, y una recaída de la situación financiera supondría que la incipiente recuperación económica se frenaría. Ante estas palabras, Wall Street se vino atrás y arrastró al resto de índices.
Ambos dirigentes están jugando sus cartas, ya que la economía europea no reacciona. Que las cotizaciones de sus entidades financieras hayan repuntado gracias a Wall Street, y se hayan animado las bolsas no tendrá continuidad si la economía no mejora.
Por su parte, Bernanke, no quiere que se venda la piel antes de cazar el oso. En los peores momentos ha salido a la palestra a dar un mensaje esperanzador, pero si se desmadran las bolsas, no vacilará en pararlas en seco.