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Autor Tema: ¿Es posible un contacto con el más allá?  (Leído 1189 veces)

Scientia

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¿Es posible un contacto con el más allá?
« en: Septiembre 16, 2009, 09:59:00 pm »
¿Que sucede despuíés de la muerte? ¿hay otra vida mas allá de íésta? ¿Es posible un contacto con el más allá?
Estas y otras preguntas han sido formuladas desde el principio de los tiempos. Desde que el hombre reconoció su finitud y lloró por los seres queridos que habí­an partido de este mundo.

Se conocen rituales fúnebres en la antigí¼edad en los que se dedicaba especial atención al transito del ser humano a la hora de la llamada muerte.

Pero esta muerte según la entendieron no era mas que un momento de transición entre el estado material al otro mas inmaterial o invisible. Igualmente se tení­a en cuenta que el ser humano podí­a cambiar de estado, pero no morí­a su conciencia. En la actualidad, el materialismo y la confusión religiosa hace que el ser humano no se pueda apoyar en una creencia en particular y sostener su enfoque mental en posibilidades que trascienden el mundo material. Se ha llenado de dudas y miles de preguntas surgen en momentos de desasosiego en la perdida de un ser querido. Quizás haber puesto tanta esperanza en la ciencia positivista no ha hecho mas que despojar de las mismas esperanzas a la humanidad que no se resigna a ser solamente un organismo funcional mientras le dura la capacidad de organización corporal.

Todo en la naturaleza está animado por una energí­a que llamaremos espí­ritu, pero ese espí­ritu no tiene los mismos tiempos que el organismo que insufla, por lo tanto puede desaparecer la materia pero la energí­a podrí­a continuar con su existencia mas allá del sostíén fí­sico que ocupó.

¿Dónde van despuíés de partir del mundo? El universo es muy grande e imposible de captar su inmensidad fí­sica con nuestros sentidos, mas aún es imposible captar la energí­a que lo anima. No existe solo una dimensión en la que podemos movernos, tambien el universo esta compuesto de miles de dimensiones en las que se mueven entidades con conciencia. Entonces podemos decir que existe un sitio en el que van los seres desencarnados, aunque no siempre sea el mismo para todos. Hay que tener en cuenta que es la conciencia el punto de anclaje para todo el conjunto energíético que conforma el espí­ritu humano en el tiempo que dura su encarnación en la tierra.

En el momento de la muerte se producen ciertos fenómenos no observables por las personas, salvo algunas excepciones que sí­ presienten o ven los procesos imperceptibles.

Estos procesos comienzan con un repliegue de las energí­as corporales que se suman a los movimientos del alma que es arrastrada por la conciencia. La conciencia a su vez es jalonada hacia un nivel distinto al terrestre, es como si la fuerza que la animaba tira de un invisible cordón llevándola fuera del campo energíético humano. El suave tirón de la conciencia hacia un nivel superior se produce en lo interior de la columna vertebral que funciona como puente para que las energí­as lleguen a traves de los cordones nerviosos en su ultima función para retraer el anima y conducirla como por un túnel hacia una salida. Esa salida se encuentra en la coronilla de la cabeza y personas que han tenido experiencias de “muerte clí­nica” relatan haber visto una luz impresionante, cálida, que no encandila ni hiere la visión, sino que parece tener vida propia y es allí­ donde se producen las visiones según las creencias religiosas o espirituales de las personas, es posible ver a Dios, a Jesús, a la Virgen, a un íngel, todo depende de la conciencia que enfoca su atención sobre lo que en vida practicó y creyó, lo cual no nos debe sorprender ni tampoco tomarlo como una situación engañosa, es decir que no significa esto que sea como un placebo para el alma. El espí­ritu de Dios se muestra a travíés de sus entidades servidoras en el momento del cambio de estado. Entonces la conciencia de la persona pasa por esos diferentes niveles y la sensación es la de elevación hacia la luz. Esto significa que ya el mundo material carece de una referencia inmediata pues los sentidos ya no lo conectan a este mundo. La primer sensación es la de frí­o, pero no un frí­o como el percibido en el invierno, sino como un frí­o adormecedor y que a la vez sostiene a la nueva conciencia. Las energí­as que son arrastradas por la conciencia, luego son disgregadas y se diluyen como fibras de luz hacia el universo infinito, lo único que prevalece es la conciencia con su carga de experiencias, la que se dirige finalmente hacia la dimensión de donde salió, o sea a Dios.

Pero sucede muchas veces que la conciencia tiene en su carga o en su conformación, la idea presente de estar entre el mundo cotidiano conocido, o tal vez tenga aun la imagen firme de determinadas personas como asi tambien el pensamiento puesto en tareas que no ha terminado, entonces no se dirige hacia el núcleo que lo reclama, tampoco Dios fuerza a nadie a obrar en su propia contra, por esto es que la conciencia no lleva su carga energíética experimental hacia Dios, sino que busca la forma de concretar lo que tiene aún por hacer, además puede sentir la necesidad de descargarse de algo que no puede llevarse, pues tiene la sensación o la seguridad que no le es propio.

Como las entidades espirituales que lo rodean tambien perciben esta opción en la conciencia descarnada buscarán la forma de convencerla para que acceda a un nivel superior, pero si no lo logran, ya sea por rebeldí­a, firme propósito de la persona o pasado el lapso de adaptación a su nuevo estado continua con la idea de estar vivo, entonces ellos se retiran manteniíéndose cerca solicitándole cada tanto que parta con ellos.

Es ese el momento en que puede gestarse el fantasma, pues la conciencia no se ha elevado o salido totalmente de este mundo.Es cuando queda como entre dos mundos. Puede, entonces buscar nuevamente la forma de continuar con su vida normal en vida, pero tendrá la decepción de encontrarse que ya no percibe las cosas de la misma manera ni tampoco podrá asir al mundo tal como lo recuerda. Si sucede esto, sus energí­as emocionales no se hubieron disgregado totalmente tampoco, ya que de alguna manera continua en su inventario mental el poseer emociones. Al tener un resto de emoción, puede ir incrementándola en su nuevo estado y es asi que se convertirá en una entidad espiritual que ronda determinados lugares buscando “algo”, tratando de culminar una obra, o recordando siempre una situación o un deseo. Los designios del fantasma pueden ser múltiples o únicos, pero son tan personales como la persona que fue durante su estadí­a en la tierra.

Cuando uno ve o percibe un fantasma tenga cuidado de no insultarlo, pues recuerde que aún posee resto de emoción y lo herirá realmente. Tampoco se manifieste totalmente incríédulo ante esta posibilidad, pues puede desencadenar una serie de demostraciones fenomenales en el sitio, la entidad tratará de convencer al principio, si no lo logra y solo recibe burla o insultos, entonces la situación puede volverse inestable y agresiva, es cuando puede producirse lo que se llama infestacion, o sea que hará falta luego llevar a cabo los llamados exorcismos para sacar al fantasma que habrá traí­do a otros en su afán de luchar contra los que lo han mancillado.

Si esa pobre alma está aún entre los vivos debe uno compadecerse y tratar de ayudarlo, de la manera que uno pueda pero nunca burlarse o insultarlo, pues el dí­a de mañana cuando sea uno el que requiera de ayuda para pasar al otro estado allí­ se tomarán revancha. El dí­a que uno necesite de una ayuda del más allá debe tener buenos amigos, si no lo ha logrado en vida le costará mucho tambien en el mundo espiritual.

Cuando un fantasma aparece es por que necesita una ayuda de los vivos. ¿Por quíé negarle esa ayuda?. Si busca una ayuda de determinada persona es porque esa persona es bien vista ante Dios como para que interceda a traves de su oración y ayude a elevar el alma de esa pobre entidad espiritual. Por eso no debe tomárselo en broma ni tampoco ofenderlo, si no se sabe como comportarse ante una situación así­, es conveniente buscar el consejo y la opinión de personas acostumbradas a tratar con este tipo de situaciones.