El número de bancos que han quebrado en lo que va de año superó el viernes la cifra de 100 — llegando a los 106 al concluir la jornada mercantil— la mayor cifra en casi dos díécadas.
Sin embargo, los problemas de la banca debido a los críéditos morosos y la recesión son más profundos de lo que se piensa.
Decenas, y quizá centenares, de bancos siguen abiertos aunque tíécnicamente están en quiebra. Los reguladores los intervienen poco a poco y de forma selectiva, en parte para evitar una ola de pánico y en parte porque los compradores de bancos con tales balances son pocos y esporádicos.
Con esa lenta cadencia, el gobierno gana tiempo. Una recuperación económica podría salvar a algunos bancos que de otra forma acabarán quebrando.
Si la recuperación es lenta y empeoran las finanzas de los bancos más pequeños, podrían costar al erario incluso más.
La cifra de 106 quiebras es la mayor desde los 181 en 1992, al finalizar la crisis de las cajas de ahorro. El viernes, los reguladores intervinieron tres bancos pequeños de Florida —Partners Bank y Hillcrest Bank Florida, ambos de Naples, y Flagship National Bank en Bradenton— junto con American United Bank, de Lawrenceville, Georgia; Bank of Elmwood en Racine, Wisconsin; Riverview Community Bank en Otsego, Minnesota, y First Dupage Bank en Westmont, Illinois.
Cuando los bancos quiebran, la Corporación Federal de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglíés) interviene, generalmente los viernes por la tarde.