FRANCISCO PASCUAL
5 de noviembre.- Por boca de un gran banquero español sabemos que Josíé Luis Rodríguez Zapatero está convencido de que ganará las elecciones de 2012, porque la superación de la crisis económica estará aderezada con los titánicos problemas de Mariano Rajoy para domesticar a sus huestes. Dos datos aparecidos esta semana cuestionan hasta los tuíétanos esta estrategia: el de la encuesta del CIS y el de las previsiones de Bruselas. Y ambos evidencian que el Gobierno está entrando en tiempo de descuento dos años antes de que empiece el partido electoral.
La encuesta del CIS, con más de tres puntos de ventaja para el PP sobre el PSOE en pleno bochorno Gí¼rtel, revela que el electorado ha interiorizado el engaño de la negación de la crisis como traición a su confianza (o, lo que es peor, como injuria a su inteligencia). Las previsiones de Bruselas, que condenan a España al decrecimiento durante 2010, denotan otra nueva verdad que el Gobierno ha insistido en negar: que la recesión española tiene denominación de origen propia y no será fácil sacudírsela. Todo un contratiempo para la estrategia final del audaz táctico que es Zapatero y que le obliga a plantear tres contrarrelojes:
1. La del díéficit: la vicepresidenta Salgado pidió la semana pasada a Bruselas que dilate a 2013 el plazo para que rebaje los números rojos del Estado hasta el 3% del PIB o menos. Y al día siguiente salió Zapatero prometiendo lo contrario: que tendrá sus cuentas cuadradas en 2012. El díéficit se nutre del enorme gasto que está teniendo que afrontar el Gobierno por la crisis. Y buena parte de íél procede del paro. Hoy se ha conocido que las prestaciones por desempleo cuestan ya 2.610 millones de euros y seguirán creciendo. Con semejante lastre, la Comisión Europea ha previsto que alcance un 11,2% del PIB. Ergo, ¿cómo lo hará Zapatero para cumplir su promesa sin que le saquen los colores en Bíélgica?
2. La del Euribor. España, envidia ultrapirenaica por sus crecimientos económicos sostenidos, compartirá durante otro año con Irlanda el furgón de cola de la economía europea. Esto, aparte del problema autóctono, plantea otro exterior: el resto de los países sí que se recuperan de verdad, lo que implicará, más pronto que tarde, que el Banco Central Europeo suba los tipos de interíés. Cuando España intente desperezarse, recibirá el pegajoso lastre del encarecimiento del precio del dinero con un petróleo más alto.
3. La de las elecciones. 1. + 2. será igual a crecimiento en 2011 del 1%, según las previsiones de Bruselas, es decir, el tan temido crecimiento casi plano o en ele, del que tanto saben italianos y portugueses. Y así llegará 2012, año electoral, para más señas. Todo un contratiempo para el Gobierno, toda una tragedia para los parados.
