Dubai montó el Belíén y dio un buen susto
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
El anunció del aplazamiento de la deuda se hace un día en el que Wall Street está ausente por festividad y sabiendo que la media jornada del viernes tendrá poco significado, por el largo puente que disfrutaron profesionales y particulares. Este hecho va a permitir tocar todas la teclas.
Llamar a todas las puertas y buscar los apoyos necesarios para que los mercados no se asusten. Nadie quiere, en estos momentos, una desbandada bursátil y, mucho menos, oir hablar de la posibilidad de un efecto dominó, que se convierte en frase maldita e impronunciable.
Con la mejor de las intenciones, los buenos datos se están magnificando. Se les quita hierro a los malos, y se comienza a pensar que estamos en el año uno de la recuperación. Hasta ahí, casi todos queremos creerlo. Podemos incluso comulgar con ruedas de molino pensando que los bancos nos han enseñado todos los baúles en los que guardaban los cadáveres, aunque en el fondo pensemos que hay cuartos trasteros que no han abierto.
Comienza a ponerse en duda la trasparencia de los bancos y toma cuerpo la sospecha de que existan trasteros llenos de cadáveres
Tenemos asimilado que en EEUU han quebrado este año 124 bancos y que hay 522 con serios problemas. Bien, mejor dicho, mal, pero estaban localizados los focos de infección. Con lo de Dubai, uno comienza a pensar que esto sí es una pandemia, no la de las vacas locas, la gripe aviar, o la del pato cojo.
La primera pregunta que surge es ¿quíé viene detrás, o quíé nos queda por saber? El miedo de algunos inversores a que se retiren los apoyos a la economía no debe de quitar el sueño. Ben Bernanke sabe las consecuencias que tuvo en el 29 retirar las ayudas antes de tiempo y no va a cometer el mismo error.
El enfermo seguirá con respiración asistida y no se le quitará hasta que estíé en condiciones de respirar sin ayuda. Pero que se muevan los cimientos en una zona en la que los petrodólares se gastan e invierten con la alegría del nuevo rico, invita a ponerse, como poco, a la defensiva.
La reacción de las bolsas en la sesión del viernes nos parece normal. La apertura bajista no fue a más porque los futuros sobre índices hablaban de retrocesos en Wall Street, pero sin síntomas de alarma. Fue suficiente que los índices bursátiles norteamericanos evolucionaran de mal, a menos mal, para que las bolsas de europeas abandonaran los números rojos y cerrasen la sesión con ganancias y en los máximos de la jornada.
¿Y el lunes quíé? Se le quitará hierro como si aquí no hubiese pasado nada y todo quedará en un traspiíé en el camino de la recuperación. Es probable que así sea. Pero la sensación de que nos están contando una milonga no nos la quitará nadie.
Como nadie va resarcir a los inversores de Mecalux, que tiene que vender, quieras que no, si se lleva a tíérmino la opa de exclusión en un momento en el que veían como había dibujado un soporte y comenzaba la recuperación. De esta tela ya hemos visto otros trajes y no debe sorprender que el inversor sea un novio infiel
