Cuidado con la moda de los estructurados
Patricia Vegas
Las entidades están lanzando nuevas campañas sobre estos productos, que tienen su truco. No es buena idea abrir un depósito de este tipo sin saber valorar si el activo de referencia (acción o índice) se encuentra barato o caro, o sus posibilidades de subir en el plazo establecido.
Gran oportunidad. Le garantizamos el cien por cien de su capital y le ofrecemos el 70 por ciento de la rentabilidad del Ibex 35 durante dos años". í‰sta es una de las típicas publicidades que ahora llenan los buzones de correos de muchos clientes de la banca española. Sin embargo, antes de invertir en ellos resulta preciso conocerlos y saber en quíé se deposita el dinero. Esta alternativa de inversión se conoce como depósito estructurado y, como bien dice su nombre, es una estructura que fabrican las entidades financieras. Es necesario conocer cómo se crea y quíé hay detrás, para no llevarse sustos inesperados.
Aunque la gama de productos estructurados es extraordinariamente variada y heterogíénea, ya que la innovación financiera genera nuevas variedades de dichos productos, normalmente suelen invertir renta fija y en derivados. Es decir, una parte del producto estructurado se mete en obligaciones o bonos estatales, con los que se protege total o parcialmente el capital. El resto del dinero se destina a la compra de derivados -generalmente opciones-, con lo que se intenta incrementar la rentabilidad. Aunque le ofrezcan el rendimiento de una cesta de acciones, la entidad no invierte directamente en esos títulos, sino que lo que adquiere son opciones.
Aunque íésta puede ser la parte que aporte valor al producto, tambiíén es la que puede dar más disgustos al inversor. Y es que, de forma sencilla, una opción es un activo en el que el inversor tiene la posibilidad, pero no la obligación, de comprar en el futuro un activo financiero o de llevarse su rentabilidad. El problema es que en los depósitos estructurados, los derivados que se compran normalmente se negocian en mercados no regulados, por lo que además del riesgo del parquíé de liquidez, existe el riesgo de contrapartida, que puede tener realmente incidencia si se repitiese durante la vida del producto otra quiebra como la de Lehman Brothers.
Además, hay que conocer y entender las condiciones bajo las cuales se obtendrá la rentabilidad final. No sólo eso, sino que el inversor debería ser capaz de analizar las probabilidades de que se cumplan las condiciones para que se obtenga la rentabilidad máxima establecida. No es buena idea abrir un depósito de este tipo sin saber valorar si el activo de referencia (acción o índice) se encuentra barato o caro, o si tiene muchas o pocas posibilidades de subir en el plazo establecido por el producto.