Familias y empresas todavía tienen que digerir su deuda
La euforia de la última díécada ha dejado una dolorosa resaca en el balance de empresas y familias. Ahora, en un entorno de paro, incertidumbre sobre el futuro y desconfianza hacia el consumo y la inversión, los agentes privados apenas han comenzado a reorganizar sus cuentas.