Las cuentas públicas para 2011, cuyo proyecto aprueba hoy el Consejo de Ministros, pueden contener otra sorpresa fiscal: la subida de algunos impuestos especiales.
En concreto, el alza puede afectar a tres de ellos, el que grava el alcohol y bebidas derivadas, el de la cerveza y el de las labores del tabaco.
En Hacienda son partidarios de esta subida, la segunda en materia tributaria que pueden incluir los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene junto con el nuevo tipo en el Impuesto sobre la Renta para las rentas más altas. El aumento de estos tres impuestos especiales ayudaría, y en mayor medida que el alza del IRPF, a dar un empujón a la recaudación tributaria.
Ingresos
Mientras que el nuevo tipo en el Impuesto sobre la Renta representará unos ingresos de apenas 200 millones de euros, la subida de estos tres tributos superaría los 15.000 millones de euros. Como se trata de impuestos cedidos a las comunidades autónomas (el 58 por ciento en el caso del alcohol y bebidas derivadas y tabaco y el 50 por ciento, en el caso de la cerveza), más de 9.500 millones las recaudan los respectivos gobiernos regionales.
Con esta otra subida, el Gobierno mata dos pájaros de un tiro: agrupa las subidas de impuestos para que el efecto en la opinión pública se produzca de una sola vez y da imagen de que toma medidas para reducir el díéficit.
Un impuesto especial de envergadura como es el de hidrocarburos no se tocaría en esta ocasión. El alza del mismo sería tremendamente impopular, teniendo en cuenta además que ya se aumentó en junio de 2009, al igual que el del tabaco. Por otra parte, el alza del IVA que entró en vigor el pasado 1 de julio tambiíén ha influido en el precio de los carburantes, con lo que una nueva subida del impuesto sobre hidrocarburos sería muy gravosa.
Frenar la bajada del tabaco
Los principales fabricantes de cigarrillos llevan pidiendo desde hace tiempo al Gobierno que suba el impuesto mínimo a los cigarrillos, que está ahora en 91,3 euros por cada mil unidades, hasta un mínimo de 100, con el objetivo de eliminar las enseñas más baratos. Eso, al margen de subir tambiíén, la carga fiscal de la picadura, que representa actualmente la mitad que la de los cigarrillos tradicionales, cuando la recomendación de Bruselas es que se eleve hasta los dos tercios.