No hay dinero: las aportaciones a planes de pensiones caen un 50%
por Ana Palomares en El Economista
Con una tasa de paro superior al 20 por ciento, un salario congelado, una crisis de críédito que no termina de poner su punto final y un contexto de decrecimiento económico, se antoja muy complicado pensar en un futuro. Y mucho más contar con dinero para invertir en íél.
Los últimos datos de planes de pensiones dan buena prueba de ello. Según Inverco, las aportaciones netas que recibieron los fondos de pensiones en el tercer trimestre del año ascendieron a 132 millones de euros.
Si bien la cifra fue positiva (se registraron más aportaciones que prestaciones), es un 50 por ciento inferior a la registrada en el mismo periodo del año pasado. Esto provoca que el balance acumulado del año deje unas aportaciones netas negativas de 61 millones de euros, frente a los 37 millones del mismo periodo de 2009. Cifras que podrían mejorar en el cuarto trimestre, que es cuando se realiza la mayoría de las aportaciones, al calor de las campañas de captación que llevan a cabo las entidades.
A priori, uno podría pensar que el mensaje de que el sistema público de pensiones en insostenible que tanto repiten los expertos no ha calado en la sociedad. Pero el problema es que esa sociedad no puede permitirse el lujo de ahorrar pensando en el futuro.
De hecho, aunque la tasa de ahorro estíé en el 16 por ciento de la renta disponible, uno de sus niveles más altos, la tasa de ahorro financiero (el dinero que se invierte) ha caído un 3 por ciento este año, según los últimos datos publicados por Inverco, hasta los 1,71 billones de euros. Y el flujo de ahorro (el dinero nuevo que entra en activos financieros) ha experimentado un retroceso del 17 por ciento este semestre con respecto al mismo periodo de 2009.
"La gente entiende la necesidad de ahorrar pero no tiene dinero para invertir. Para ahorrar te tiene que sobrar dinero y la coyuntura actual no es la más adecuada", afirma Juan Luis Alonso, abogado de Mercer.
Pero no sólo la falta de dinero explica la caída que se ha producido en las aportaciones a planes de pensiones. Tambiíén influye el hecho de que desde agosto de 2009 los inversores pueden rescatar dinero de sus planes de pensiones en casos de desempleo y cuando ya no se cobre la prestación por paro (anteriormente se permitía sólo cuando esta situación se produjera como mínimo durante un año).
"Sí se está recurriendo al plan de pensiones debido a la crisis que hay; la esperanza es que esta gente vuelva a recurrir al plan de pensiones cuando la situación mejore", afirma Alonso. En la actualidad, según los datos de la Secretaría de Empleo, uno de cada cuatro parados no recibe ya prestación alguna por desempleo.
Por tipo de productos, los planes de pensiones individuales, aquellos que el cliente contrata directamente con la entidad, son los que acumulan las peores cifras. De enero a septiembre del año pasado las prestaciones netas se quedaron en los 99 millones de euros, mientras que en el mismo periodo de este año, la cifra supera los 247 millones, un 149 por ciento más. La explicación no se debe tanto a una caída del dinero nuevo que entra en pensiones como a un aumento del capital que se rescata vía prestaciones.
Por tipo de productos han sido los más ligados a la crisis de la deuda de la Eurozona, es decir los planes de pensiones de renta fija a corto plazo, los que más prestaciones netas han soportado. Tanto es así que uno de cada cuatro planes pensiones con más prestaciones que aportaciones forma parte de esta categoría.
Ante esta situación, los expertos no se cansan de incidir en la necesidad de concienciar al ciudadano sobre la capacidad de ahorrar pensando en la jubilación, pero el inversor tambiíén requiere de una serie de incentivos externos.
¿Cómo fomentar el ahorro?
Es una reclamación que realizan todos los expertos. Si bien a partir de 2011 serán el único activo financiero que contará con deducciones fiscales (se elimina a partir del año que viene la desgravación por la compra de vivienda), los analistas siguen pidiendo más ventajas.
Una de las más demandadas es que se diferencie, en el momento del rescate, la tributación que viene de capital y la que se obtiene de rendimientos -ahora ambas tributan en función de las rentas del trabajo-. Otra solución pasa por incrementar el límite de las aportaciones, ya que hasta ahora sólo los 10.000 primeros euros anuales disfrutan de deducciones.