La búsqueda de financiación se ha convertido en una prioridad de urgencia para la familia Ruiz-Mateos. La difícil situación de tesorería por la que atraviesa el imperio de Nueva Rumasa, ante el cierre del críédito por parte de la banca y los aplazamientos de la distribución, ha provocado retrasos de hasta cinco meses en el pago a sus acreedores. Una situación que ha obligado a la familia a inventar nuevas soluciones de liquidez. Editorial: Rumasa paga cara su estrategia
Tras acometer diversos lanzamientos de pagaríés a un interíés de entre el 8 y 10 por ciento, no sin políémica por las críticas y advertencias de la CNMV, el holding de la abeja ha decidido ahora vender participaciones de una de las joyas de su corona, la empresa láctea Clesa.
La idea es abrir el capital a nuevos inversores mediante una ampliación de 13,2 millones de euros con un valor de 3,30 euros por cada participación.
Actualmente, el capital social de la compañía se eleva a 12,7 millones, pero, según explican fuentes próximas a la empresa, sólo se amplía en un 24 por ciento porque el resto será prima de emisión. No obstante, se están estudiando ya nuevas operaciones similares para seguir reforzando la estructura financiera.
De esta forma, Nueva Rumasa espera hacer frente a los pagos con sus diferentes acreedores, que llevan varios meses reclamando su parte.
Al cierre del último ejercicio, Clesa tenía una deuda de 103,8 millones de euros y unos fondos propios de 41 millones.
Problemas financieros
La situación financiera que reflejan las últimas cuentas de Clesa publicadas en el Registro Mercantil, a 30 de noviembre de 2009, reflejan una situación de total tranquilidad.
La compañía sigue teniendo beneficios -ese año ganó 5,2 millones de euros- y un fuerte crecimiento de las ventas, de hasta un 15 por ciento más. Todo indica, sin embargo, que la situación ahora se ha complicado porque, según denuncian distintos proveedores, el grupo está afrontando sus deudas con pagaríés.
Prolec, la asociación que defiende los intereses de los ganaderos españoles, asegura que "aunque hay abierto un proceso de negociación, el plazo medio de pago está superando los 90 días y en algunos casos hay retrasos incluso de más de cinco meses".
Hace unos días, UGT y CCOO advirtieron ya que se estaban produciendo retrasos no sólo en el pago a los proveedores, sino tambiíén en las nóminas de sus trabajadores.
Nueva Rumasa reconoce que tiene problemas puntuales, pero asegura tambiíén que está trabajando para resolverlos e insiste en que todo se debe al cierre del críédito por parte de la banca. En este sentido, la familia Ruiz-Mateos está buscando la ayuda de fondos de inversiones internacionales, al tiempo que ha emprendido un plan de desinversiones.
Durante la última semana anunció tambiíén que cesará de forma anticipada la actividad en su fábrica de Sevilla, que tenía arrendada a Central Lechera Asturiana hasta 2012 -una decisión que mantiene en vilo a cerca de 160 trabajadores-.
Búsqueda de soluciones
Pero no es el único intento para lograr financiación puesto en marcha por Rumasa en los últimos meses.
Despuíés de tantear la posible salida a bolsa de su marca de batidos Cacaolat, que mantiene una importante presencia en el mercado catalán, losRuiz-Mateos se han decidido por la venta de una parte de esta filial.
Por el momento ya han vendido un 5 por ciento al empresario Manuel Esteve por un importe de 9 millones de euros, aunque la intención del grupo es poner en el mercado hasta el 25 por ciento de Cacaolat en los próximos meses. De hecho, Nueva Rumasa ha diseñado un plan estratíégico para la marca a cinco años que incluye la construcción de una nueva fábrica en Barcelona, la extensión de su gama de productos y su expansión internacional.
Con una facturación próxima a los 100 millones de euros, el objetivo es convertirse en el líder delmercado a escala nacional, según el grupo.
Desde la compañía que controla la familia Ruiz-Mateos no se descartan nuevas actuaciones que faciliten el acceso al críédito, de las que se irán perfilando los detalles en los próximos meses