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El Banco de Inglaterra decidió hoy mantener su principal tasa de interíés en un mínimo de 0,5 por ciento, medida adoptada desde marzo de 2009 en pleno auge de la crisis económica.
Pese a la subida de la inflación en 2011, la entidad ha dejado el precio del dinero en el nivel más bajo de su historia.
Analistas remarcaron que aunque la inflación se ubicó en febrero en 3,4 por ciento interanual, está por encima del dos por ciento fijado.
Añadieron que ante los elevados precios del petróleo existe más incertidumbre sobre cuánto y cuán rápido caerán los precios.
En los últimos años los británicos han reducido fuertemente su consumo, ya que el encarecimiento de la vida supera el díébil crecimiento de los salarios al tiempo que el alza de los impuestos golpea los presupuestos de los hogares.
Datos recientes datos justifican las preocupaciones, pues el gasto de las personas es una forma de incentivar el avance de la economía.
Por ello, expertos consideraron probable que se reabra el debate sobre si el Banco de Inglaterra necesitará inyectar más estímulo para impulsar el crecimiento.