La economía de Asia crecerá tres díécimas menos este año que el pasado, un 6,9%, pero el año que viene acelerará su crecimiento hasta el 7,3%.
Los países asiáticos seguirán afectados por la díébil demanda de exportaciones en economías como la UE o EEUU, pero "las tasas de crecimiento seguirán robustas en la mayoría de sus economías", predice la institución en su informe, que como es habitual en el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), no incluye a Japón.
El BAD prevíé que China, la mayor economía regional, crezca un 8,5% en 2012 frente al 9,2% del año pasado, y que este porcentaje aumente al 8,7% el próximo ejercicio.
En la India, la otra gran potencia emergente de Asia, el BAD no espera una desaceleración (7% en 2012, frente al 6,9% de 2011), mientras que las economías del sureste asiático tendrán un crecimiento conjunto del 5,2% este año, seis díécimas más que el pasado año, siendo la región que crezca a menor nivel.
El país estudiado por el BAD que tendrá un crecimiento relativo más alto en su PIB será, si se cumplen sus previsiones, Mongolia, con un aumento interanual del 15% este año y del 17,5% el próximo.
El BAD observa como posibles riesgos para el desarrollo económico de Asia factores como la creciente desigualdad de rentas en grandes economías como China, India o Indonesia, o la inflación, que "aunque se está relajando gradualmente, sigue siendo una amenaza potencial, por la volatilidad de los precios de alimentos y los combustibles".
En este indicador, el banco asiático prevíé altas subidas de precios especialmente en el sur de Asia, caso de India (7%), Pakistán (12%) o Bangladesh (11%), mientras que para China se prevíé una moderación del 4% tanto para 2012 como para 2013, despuíés de que el año pasado fuera del 5,4%.
El BAD espera que las economías asiáticas no sean en 2012 especialmente vulnerables a la crisis de la Eurozona, aunque confía en que íésta no empeore para que no afecte más a las exportaciones de los países del continente más poblado del mundo.
Tambiíén confía en que las economías de Asia diversifiquen sus exportaciones para paliar la baja demanda de los desarrollados, y que promuevan políticas de estímulo del consumo interno para robustecer su modelo de desarrollo y hacerlo menos vulnerable a crisis exteriores como la actual.