Las provisiones comunicadas llevarán a varios grupos a presentar píérdidas.
Las nuevas integraciones de las entidades de tamaño medio podrían requerir de mayores ayudas por parte del FROB .
Las exigencias del Gobierno para que las entidades provisionen el críédito sano a promotores de la construcción constituye un elemento de reflexión de cara a las fusiones todavía por fraguar, opinan fuentes del sector. Según datos proporcionados por las entidades, las mayores cantidades corresponden, en tíérminos brutos -es decir, antes de impuestos- a BFA-Bankia (4.813 millones) y Santander (2.700 millones). Al segundo puesto podría alzarse Caixabank (aislada precisa 2.102 millones) si se le suma Banca Cívica (1.287 millones) a quien se propone integrar. Popular, incluido Banco Pastor, necesitará 2.314 millones netos, y el BBVA, una vez añadido Unnim, habrá de provisionar 1.848 millones.
Santander y BBVA generan beneficios suficientes para cubrir este año las exigencias netas, y el primero ya ha anunciado que venderá con plusvalías algún activo como su filial colombiana. Caixabank cuenta con sus ganancias y con los ajustes de fusión. Tambiíén Popular confía en su generación de resultados. El problema se planteará con grupos de cajas de tamaño medio. De ahí la urgencia que el Gobierno tiene para que se produzcan nuevas integraciones que den lugar a bancos más grandes.
Pero las cifras de las nuevas provisiones inducen a replantearse los impactos en los procesos de integración. Es el caso de las que tienen como protagonistas a cuatro grupos de cajas que aglutinan, a su vez, a decena y media de entidades. El secretario de Estado de Economía, Fernando Jimíénez Latorre, había instado días atrás a Liberbank, BMN, Ibercaja y Unicaja-CEISS a explorar las posibilidades de una fusión global o, al menos, de dos en dos. Una nueva cita prevista para ayer, en la que se pensaba abordar la repercusión de las provisiones que ahora se han impuesto, fue aplazada.
Entidades sistíémicas
Estos grupos de cajas medianas van a tener que detraer de sus cuentas de resultados un total de 6.700 millones de euros, sumadas las provisiones correspondientes al ladrillo problemático, que aún no han llevado a cabo, y las del críédito promotor sano que ahora se les impone. Restar una cantidad tan abultada llevaría a píérdidas a las entidades y, si el capital básico o los recursos propios cayeran por debajo de los niveles exigidos habrían de pedir prestado dinero adicional al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Como la situación de los distintos bancos de cajas es muy diferente, y los procesos de integración no están ni mucho menos concluidos, una megafusión tendrá enorme complejidad. La entidad resultante, con 270.000 millones de activos, alcanzaría la consideración de sistíémica -es decir, con potencial para contagiar y arrastrar en su caída a buena parte del sistema financiero- lo que supondría no tanto mayor capacidad de resistencia como unas exigencias más elevadas de solvencia en el entorno internacional. Fuentes del sector llegan a equiparar un proceso de este tipo al que generó en su día la reciíén nacionalizada BFA-Bankia, resultante de la fusión de siete cajas de condiciones dispares. El Gobierno ha prolongado el plazo hasta el 30 de junio para adoptar este tipo de decisiones.
Proceso Bankia
Prosigue, por otra parte, el proceso de nacionalización de Bankia. La comisión rectora del FROB aprobó ayer la petición del grupo BFA-Bankia de convertir en capital los 4.465 millones de euros de participaciones preferentes, que el fondo inyectó a la entidad mediante un príéstamo al 8% de interíés, al cierre del ejercicio 2010. El FROB atiende esa demanda ante la improbabilidad de que la entidad pueda hacer frente a la amortización o recompra de esas participaciones preferentes.
Un organismo independiente debe determinar ahora cuántas acciones de BFA corresponden a la cantidad inyectada, pero desde el Gobierno se ha dado por hecho que representan una mayoría de control sobre el grupo. De la valoración depende, no obstante, la proporción de capital de Bankia -filial del grupo que desarrolla el negocio bancario- que pasará a manos del Estado. De partida, BFA posee el 45%.
Finalmente, el 98,99% de los accionistas de Banco de Valencia han aprobado la entrada del FROB en el capital de la entidad mediante un aumento de hasta un máximo de mil millones de euros, lo que supondría alrededor del 91% de la participación. La propuesta incluye una reducción del capital de 123 a 98 millones y la ampliación posterior, en la que Bancaja Inversiones ha renunciado al derecho de suscripción preferente.
El FROB ha anunciado que está revisando las actuaciones de los anteriores gestores del Banco de Valencia y que iniciará en fechas próximas «alguna acción legal significativa» si detecta irregularidades
