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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, criticó hoy aquí las políticas de austeridad impulsadas por muchos países europeos para enfrentar la crisis, las cuales empeoran las condiciones de vida de los ciudadanos.
Ante los participantes en la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, la mandataria defendió la adopción de medidas para estimular el crecimiento y la inclusión social, como forma de incidir en el mejoramiento del bienestar de la población.
Sabemos que los impactos de la crisis y las respuestas a ella son diferentes entre los países, lo que lleva a consecuencias distintas, pero el equívoco es pensar que la consolidación fiscal colectiva, simultánea y acelerada sea beníéfica y resulte en una solución efectiva, consideró.
Al evaluar las políticas de austeridad, manifestó que aunque alejan el quiste de una quiebra financiera, no alejan la desconfianza de los mercados, y aún más importante, no alejan la desconfianza de las poblaciones.
Según la dignataria sudamericana, para hacer frente a la creciente insatisfacción social es necesaria la adopción de una estrategia que obtenga resultados concretos para las personas y presente un horizonte de esperanza, no apenas la perspectiva de más años de sufrimiento.
En ese sentido, recordó que la austeridad siquiera ha sido capaz de consolidar su objetivo principal, el equilibrio fiscal, pues en virtud del bajo crecimiento y del austero corte de gastos, se asiste ahora al crecimiento de los díéficits fiscales y no su reducción.
Rousseff remarcó que es momento de que los países de la zona euro que tienen superávit ayuden a los que están en recesión mediante estrategias de inversión y mayor relación comercial.
Visiones de ese tipo permitieron a Brasil superar los efectos de la crisis a partir de 2008 y nuestros esfuerzos solo se convirtieron en una solución cuando volvimos a crecer, dijo en un mensaje directo a los dirigentes españoles y portugueses.
Mencionó algunas medidas que se aplican en su país que podrían ser consideradas por los países europeos en crisis, como la expansión de la inversión pública y privada, el desarrollo de las infraestructuras, programas sociales y medidas fiscales diversas.
Con esa receta, expresó, no solo Brasil sino toda Amíérica Latina ofrece ahora dinamismo económico, vigor democrático y mayor igualdad gracias a políticas que dieron prioridad al crecimiento económico y a la inclusión social.
El impacto social de la crisis de la deuda europea se convirtió en el tema central en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, en la que numerosos participantes cuestionaron las medidas de austeridad como forma prioritaria para superar la actual coyuntura económica.
