Ya sí que no da para más: el aeropuerto de Ciudad Real no sólo está cerrado desde abril de 2012, sino que ya no hay posibilidad de que pueda volver a abrir ni de que sea mantenido por los propios acreedores. El puñal definitivo se clavará en Madrid el próximo lunes, cuando el Consejo de Administración de CR Aeropuertos, empresa promotora de la infraestructura, inicie el proceso de liquidación de esta sociedad.
La decisión viene marcada especialmente por los administradores concursales, que argumentan que la empresa no dispone de dinero para conservar el mantenimiento de las instalaciones ni los sueldos de los 12 trabajadores encargados del mismo.
529 millones de euros de deuda
Con su liquidación definitiva, este proyecto cerraría definitivamente sus puertas con una deuda cercana a los 529 millones de euros. Y es que, a los 319 millones que el aeropuerto debía en el momento de publicación del informe concursal, hay que añadir otros 210 que debe a los 57 propietarios de los terrenos que fueron expropiados para su construcción.
Así lo decidía el mes pasado el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM), que sentenció que el justiprecio pagado por los terrenos fue muy inferior al que tenía que haberse establecido.
En 2004, el Jurado de Valoraciones de Castilla-La Mancha fijó un precio de pago de 0,5 euros por metro cuadrado en terrenos de secano y 1,2 euros en los terrenos de regadío. Sin embargo, tratándose de un proyecto privado cuyos terrenos además fueron recalificados (la Junta de C-LM modificó en 2009 la Ley de Ordenación del Territorio y la Actividad Urbanística para convertir el suelo rústico en industrial), el TSJCM ha decidido fijar el justiprecio en 2,79 euros por metro cuadrado.
Punto y final a un proyecto ruinoso
Así, el aeropuerto quema una de sus últimas etapas, tras decir adiós a todas las aerolíneas y cerrar sus puertas al tráfico aíéreo en abril de 2012. Un cierre promovido despuíés de que en junio de 2010 entrase en suspensión de pagos y concurso de acreedores.
Tras de sí, el aeropuerto de Ciudad Real deja un reguero de dinero tanto público como privado, quedando la intervenida Caja Castilla-La Mancha como una de las grandes accionistas de un aeropuerto aparentemente privado.
Además, la trayectoria de esta infraestructura deja una serie de actuaciones que dan buena cuenta de la estrecha relación que en su momento existió entre los poderes políticos y empresariales de Castilla-La Mancha, con directivos que se autoconcedieron gratificaciones millonarias o propietarios que contrataron a sus propias empresas para construir el aeropuerto, entre otras idiosincrasias.