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Autor Tema: Algo está pasando en el mercado japoníés  (Leído 161 veces)

Eguzki

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Algo está pasando en el mercado japoníés
« en: Marzo 22, 2013, 08:34:06 am »
Cuando se disparó la crisis de deuda en Europa en 2010 y, a raí­z de la imposición de polí­ticas de austeridad en la Eurozona, se extendió el miedo a una "japonización" de la región, entendiendo como tal la evolución hacia un escenario prolongado de tipos bajos y crecimiento nulo. Pues bien, si los malos augurios están resultando más o menos acertados hasta ahora, el tíérmino puede que deje pronto de ser el más pertinente. O eso es, al menos, lo que se ha propuesto el nuevo primer ministro de Japón, Shinzo Abe quien, desde que ganó las elecciones en diciembre del año pasado, ha puesto sobre la mesa una terapia de choque para el estí­mulo de su economí­a.


La receta de Abe consiste, fundamentalmente, en acabar con los 15 años de deflación que persiguen al paí­s. Para ello, necesita de la implicación inequí­voca del Banco de Japón y no ha dejado de ejercer presiones sobre sus dirigentes en ese sentido desde que llegó al poder. Presiones que han dado sus frutos.

El gobernador saliente de la entidad, Masaaki Shirakawa, dobló el objetivo de inflación al 2% en enero, antes de anunciar que abandonarí­a el cargo tres semanas antes de lo previsto. El candidato propuesto por el gobierno para reemplazarle, Haruhiko Kuroda, cuyo nombramiento acaba de ser aprobado por el parlamento, tiene un perfil marcadamente agresivo y ya ha declarado que hará todo lo necesario para acabar con la deflación en cuanto tome posesión del cargo. No cabe duda de que dispone del arsenal necesario para ello.

La reacción de los mercados
Ante este escenario, el mercado no ha tardado en responder. Como casi siempre, de forma dispar y, en algún caso, desconcertante. El movimiento quizá más obvio y predecible ha sido el de los mercados de divisas. Los inversores han anticipado rápidamente el efecto que pueden tener las nuevas polí­ticas expansivas del Banco Central y han llevado al yen a desplomarse, despertando con ello el recelo de otros paí­ses en el marco de la llamada guerra de divisas.

La renta variable, por su parte, tambiíén se ha visto contagiada por el optimismo. Muchos inversores parecen convencidos de que -esta vez sí­- la economí­a puede salir de su letargo y los principales í­ndices de bolsa japonesa acumulan ganancias importantes en lo que va de año. Además, estas subidas han ido acompañadas por un aumento espectacular del volumen de contratación que probablemente díé mayor credibilidad al movimiento.

¿Quíé pasa con los bonos?
La nota discordante -a mi entender- la da la deuda pública. Como hemos apuntado, el Banco de Japón ha fijado un objetivo de inflación del 2% y parece que se ha propuesto que íéste se alcance a toda costa y en el plazo más rápido posible -se habla de un objetivo de 2 años-.

Mientras, los bonos a largo plazo han seguido su recorrido alcista (en precio) y cotizan actualmente a rentabilidades implí­citas muy inferiores a la inflación objetivo. Se podrí­a argumentar que algunos inversores esperan compras masivas y sostenidas de deuda a largo plazo por parte del Banco de Japón y están posicionándose de acuerdo con la tendencia del movimiento a más corto plazo.

Podrí­a tambiíén decirse que los mercados de renta fija cuestionan la eficacia de las medidas que se puedan tomar, en cuyo caso hablarí­amos de una asimetrí­a manifiesta entre lo que se descuenta en renta fija y en renta variable. En cualquier caso, parece que nos encontramos, de nuevo, con ineficiencias en el mercado .

Nadie tiene una bola de cristal. No podemos predecir el efecto y el calado de las medidas. O si quiera cuáles se llegarán a tomar. Lo que sí­ podemos hacer es evaluar el margen de seguridad de nuestras posiciones y decisiones de inversión. Y, si pensamos en el largo plazo, es bastante obvio que las rentabilidades anuales implí­citas del 0,6% ó 0,7% que ofrece a dí­a de hoy el bono a 10 años del gobierno japoníés , son incongruentes con un entorno de subidas de precios del 2% al año, en el caso en que íéste se consiga manufacturar.

Japón es un mercado peculiar, muchas veces capaz de desafiar las leyes de la lógica hasta la desesperación, pero si Mario Draghi, presidente del BCE, marcó un punto de inflexión en la crisis del euro con su famoso whatever it takes, los inversores deberí­an tomar buena nota de las intenciones del gobernador Kuroda si no quieren acabar haciíéndose un hara-kiri financiero.