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Autor Tema: El auge y caí­da del trader español que ganaba más que Sáenz y Alierta  (Leído 190 veces)

Scientia

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El auge y caí­da del trader español que ganaba más que Sáenz y Alierta

por Roberto Casado en Expansión

Javier Martí­n-Artajo pasó de tener un sueldo anual de 10 millones de euros anuales con JP Morgan en Londres a ser despedido tras provocar e intentar ocultar píérdidas de 6.200 millones de dólares, según la entidad estadounidense.

“Durante marzo y abril de 2012, cuando el libro de operaciones empezó a mostrar píérdidas significativas, usted ordenó a Bruno Iksil y/o Julien Grout que mostraran modestas píérdidas diarias, de un modo inconsistente con las polí­ticas y procedimientos de JP Morgan Chase….. [Tambiíén ordenó] proporcionar informes de resultados diarios que mostraran una tendencia a largo plazo en el valor de las posiciones que no reflejaban necesariamente el precio de salida de esas posiciones bajo las polí­ticas y procedimientos de la firma”.

í‰sta es una parte del texto de la carta de despido que JP Morgan entregó a Javier Martí­n-Artajo el 12 de julio de 2012. En ella, para justificar su destitución, el banco estadounidense acusaba al trader español de intentar ocultar las píérdidas en el departamento que dirigí­a en Londres, y que finalmente ascendieron a unos 6.200 millones de dólares (4.800 millones de euros), provocando un duro golpe a la reputación de la entidad y el final de la meteórica carrera de Martí­n-Artajo.

Con apenas 40 años, este ingeniero por el Icai madrileño y MBA por Columbia (Nueva York) ganaba un sueldo anual de unos 10 millones de euros en JP Morgan, tras haber pasado antes por Lehman Brothers y Dresdner Kleinwort.

Martí­n-Artajo era desde 2007 el director de trading (compraventa) de renta variable y críédito en Europa de la oficina principal de inversiones de JP Morgan. Este departamento se encarga de manejar la tesorerí­a del banco estadounidense, que asciende a unos 350.000 millones de dólares. Parte de esta liquidez era gestionada por Martí­n Artajo desde su puesto en Londres, junto a Achilles Macris, director internacional de la oficina de inversiones. Ambos habí­an trabajado juntos en Dresdner Kleinwort antes de pasar a JP Morgan en 2005. Entre los traders a sus órdenes figuraba Bruno Iksil, quien pasó a ser conocido como la ballena de Londres por las enormes posiciones que tomó en 2012 y que originaron las citadas píérdidas.

Una investigación del Senado estadounidense acaba de arrojar luz sobre el turbulento periodo en la oficina de JP Morgan en Londres que desembocó en las píérdidas multimillonarias. Según ese informe, Martí­n-Artajo estuvo en el epicentro del terremoto. No sólo trató de minimizar las píérdidas cuando surgieron, como afirma la carta de despido del banco. Además, fue uno de los principales inductores de la estrategia de inversión de la ballena que generó los abultados números rojos.

El directivo español tení­a entre sus principales obligaciones la gestión de una cartera de productos de críédito sintíético. Se trata de derivados financieros que replican la evolución de la solvencia de determinados emisores de bonos u otros instrumentos de deuda. Esa cartera, inicialmente creada para compensar riesgos en otras áreas del banco, llegó a generar beneficios de mil millones de dólares en 2009. Al final de 2011, ganó 400 millones de dólares al apostar de forma correcta que American Airlines irí­a a la bancarrota. Gracias a esos resultados, los bonus de Martí­n-Artajo se dispararon hasta convertirse en uno de los empleados mejor pagados del banco.

Pero a comienzos de 2012, las cosas se torcieron. La bancarrota de Eastman Kodak en enero hizo perder 50 millones de dólares a la oficina de inversión porque habí­a vendido derivados que protegí­an de la insolvencia de esa empresa. Otras posiciones en el área de Martí­n-Artajo empezaron a perder valor. En esas fechas, la dirección de JP Morgan pidió una reducción de los activos de riesgo de la cartera de productos sintíéticos, que entonces ya tení­a un volumen de 51.000 millones de dólares.

Al recibir esa orden, Martí­n-Artajo calculó que vender de forma súbita parte de la cartera, unos 20.000 millones de dólares, crearí­a píérdidas de unos 590 millones de dólares al tratarse de mercados poco lí­quidos. En un mensaje del trader español a la directora global de la oficina de inversiones de JP Morgan, Ina Drew, le propuso varias soluciones alternativas. Su opción favorita era compensar el riesgo de las posiciones existentes en la cartera con la compra de otros instrumentos que apostaran en la dirección opuesta.

Según el informe del Senado, “Drew y Macris tení­an una alta consideración por Martí­n-Artajo y confiaban en su análisis”, por lo que aceptaron su estrategia. “El personal de riesgos de la oficina de inversión principal no expresó una visión contraria”.

Así­ que Martí­n-Artajo ordenó a Bruno Iksil y a otros operadores como Julien Grout que se lanzaran a comprar más derivados de críédito sintíético, sobre todo í­ndices relacionados con la solvencia de un grupo de empresas en Europa y Estados Unidos. Entre enero y marzo, la cartera se triplicó, hasta 157.000 millones de dólares. Esta enorme apuesta no pasó desapercibida a otros inversores ni a los periodistas financieros, que a comienzos de abril empezaron a hablar de las enormes posiciones de la ballena de Londres.

Antes del estallido público del caso, las alarmas habí­an empezado a sonar en JP Morgan. Al final de marzo, Drew pidió explicaciones por el gran incremento de las posiciones de críédito y el goteo inicial de píérdidas a Macris y Martí­n-Artajo. Supuestamente, íéste reclamó entonces a Iksil que escondiera las píérdidas reales para evitar la ira de sus superiores. No convencida con la situación, Drew exigió a la unidad que detuviera las operaciones de trading. En los meses siguientes, el banco se dedicó a deshacer posiciones, aflorando las grandes píérdidas.

En mayo, Ina Drew dimitió como responsable máxima de la oficina de inversión principal. En julio, fueron despedidos Martí­n-Artajo, Macris e Iksil, tras ayudar a la clarificación de las inversiones.

En el caso del español, así­ acabó lo que habí­a sido un millonario empleo en JP Morgan. En 2010 y 2011, Martí­n-Artajo cobró 12,75 y 10,98 millones de dólares, respectivamente. Son cifras superiores a los salarios obtenidos el año pasado por Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander, y Cíésar Alierta, presidente ejecutivo de Telefónica.

Según el Senado estadounidense, “el sistema de compensación de JP Morgan sugiere que el banco premiaba a sus empleados claves [en la unidad de inversiones] por la obtención de beneficios y la toma de riesgos, más que por una gestión efectiva del riesgo….La compensación de Martí­n-Artajo, que recibí­a incentivos de varios millones de dólares cada año, se moví­a al uní­sono con los beneficios que generaba la cartera de productos de críédito sintíético”.

JP Morgan, que llegó a denunciar a Martí­n-Artajo ante los tribunales británicos, retiró esta demanda a comienzos de 2013 tras lograr que el trader devolviera una cantidad equivalente a dos años de su salario. Martí­n-Artajo no quiso comparecer en el Senado para dar su versión de los hechos.

Pero la salida de Martí­n-Artajo y otros no ha cerrado la crisis en JP Morgan. El Senado estadounidense considera que, además de la actuación de los traders, hubo errores de gestión de riesgos del propio banco, que además no informó de manera adecuada a reguladores e inversores. Algunos accionistas quieren incluso que Jamie Dimon, presidente ejecutivo, asuma su responsabilidad y ceda parte de sus funciones ejecutivas.