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Autor Tema: El PSOE choca con Bruselas: 5 problemas de su plan anticrisis  (Leído 135 veces)

Eguzki

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Igualito que en el cuento de la lechera. No habí­a pasado ni un dí­a desde que el PSOE habí­a publicado su propuesta para luchar contra el paro, cuando la Comisión Europea le rompí­a el cántaro a Alfredo Píérez Rubalcaba, secretario general del PSOE.

El relato del PSOE empieza con 30.000 millones de euros del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que saldrí­an de la lí­nea de críédito de 100.000 millones que el fondo de rescate prestó a España para recapitalizar el sistema financiero (de los que solo se han usado 40.000 millones). Esos 30.000 millones se dividirí­an en dos partes. Una de 20.000 millones de euros para crear un Fondo que financie empresas que se comprometan a mantener empleos y otra de 10.000 millones que servirí­a para financiar la reestructuración de la deuda de los hogares. Esta última, en palabras de un indignado Rubalcaba, serí­a una especie de "recapitalización preventiva" de la banca. Con ello, el PSOE pretenderí­a reactivar el críédito y evitar que las familias corran riesgo de exclusión social (evitando, entre otras cosas, los desahucios).

Pero igual que a la lechera se le cayó el cántaro y sus sueños se quebraron antes de poder tan siquiera empezar a poner en marcha el plan, la Comisión Europea se encargó de truncar el relato del PSOE en el primer capí­tulo de la historia: el MEDE no va a financiar este tipo de aventuras. Cinco son los obstáculos con los que choca el plan de Rubalcaba:

1. 100.000 millones solo para bancos. El príéstamo de 100.000 millones solo puede usarse para recapitalizar entidades financieras. Aunque el acuerdo marco menciona la posibilidad de utilizar los fondos no gastados (unos 60.000 millones en estos momentos) con otros fines, esto no quiere decir que el proceso sea rápido, fácil y, ni mucho menos automático. Fuentes comunitarias aseguran que, con las aprobaciones que España ha recibido hasta el momento, esos 100.000 millones solo pueden usarse para recapitalizar bancos y sanear el sistema financiero.

2. El MEDE no está para esto. ¿Pero podrí­a España pedir una nueva lí­nea de críédito al fondo de rescate para crear estos dos fondos? De nuevo las fuentes comunitarias se muestran tajantes: la función del MEDE no es financiar instrumentos concretos para apoyar a empresas, mantener puestos de trabajo o evitar desahucios.

3. Nuevas condiciones y posible rescate total. El uso alternativo o adicional de los 60.000 millones que España todaví­a no ha utilizado, requerirí­a de un cambio del actual Memorando de Entendimiento (MoU), el documento en el que se detalla las condiciones macroeconómicas y de reforma financiera que España debe cumplir a cambio de la ayuda. Además, si España quiere más flexibilidad a la hora de disponer de los fondos del MEDE, esto podrí­a hacer que los socios europeos instaran al Gobierno a pedir un rescate total.

4. Aprobación del núcleo duro del euro. El desembolso de los 30.000 millones requiere tambiíén la modificación del contrato financiero marco que España firmó con el MEDE. Esto hace que sea necesaria la aprobación del Consejo de Gobernadores del MEDE y del Consejo de Directores, formados por los ministros y secretarios de Estado de Economí­a y Finanzas de la zona euro, respectivamente. Y, además, tanto la amplicación del MoU como la modificación del contrato macro, deben ser aprobadas por algunos parlamentos nacionales (como el alemán, el finlandíés o el holandíés).

5. La Deuda/PIB. España siempre ha presumido de que su ratio deuda pública / PIB estaba por debajo de la media europea, pero la diferencia se ha ido estrechando a velocidad de víértigo desde el inicio de la crisis y el año que viene, si se cumplen las previsiones del FMI, la ratio deuda / PIB española superará a la europea (97,6% vs 95,3%). Es decir, pedir 30.000 millones más al MEDE supondrí­a aumentar de golpe otros tres puntos de deuda / PIB, lo que empeorarí­a la posición de España dentro del programa de reducción de desequilibrios macroeconómicos y podrí­a ser usado como excusa por los socios del euro para exigir más ajustes.