Por... Alberto Salazar Gutierrez
La inflación mayorista en la India tocó en septiembre su máximo en siete meses, mientras la minorista vio quebrado un bimestre de tendencia a la baja, principalmente debido al encarecimiento de las hortalizas.
En ese mes, el índice de precios mayoristas creció 6,46 por ciento desde un 6,1 por ciento en agosto, en tanto el índice de precios al consumidor llegó a 9,84 por ciento, desde 9,52 por ciento, indicó hoy el vicepresidente de la Comisión de Planificación, Montek Singh Ahluwalia.
Los precios mayoristas de las hortalizas aumentaron 89,37 por ciento, impulsado por la cuadruplicación del costo de la cebolla, mientras los de las verduras se incrementaron 34,93 por ciento.
Los de los alimentos en general se dispararon al 11,44 por ciento en septiembre, desde un 10,95 por ciento en agosto.
Al sufrimiento de los consumidores tambiíén contribuyó el encarecimiento de la gasolina (9,64 por ciento) y el de los artículos no alimentarios (5,17).
El Banco Central de la Reserva de la India (RBI) tiene previsto anunciar el 29 de octubre su política monetaria para el resto del año.
Expertos del mundo financiero esperan que incluso en un contexto de díébil crecimiento económico, el RBI eleve la tasa "repo" (velocidad con que hace príéstamos a los bancos), en un intento por frenar la inflación.
La producción fabril nacional se desaceleró a un 0,6 por ciento en agosto luego de expandirse 2,7 por ciento en el mes anterior, lo que sugiere que la recuperación económica sigue siendo frágil.
En los dos últimos años fiscales la economía india registró a duras penas un crecimiento del seis y el cinco por cientos, una cota de ensueño para otros países, pero considerada pobre en la emergente nación surasiática.
Las autoridades atribuyen esos desempeños a una combinación de factores internacionales y domíésticos.
Entre los primeros se cuentan la crisis económica y financiera en Occidente, donde la India tiene a sus principales clientes, y el constante encarecimiento del petróleo, del que importa alrededor del 80 por ciento de los volúmenes que consume.
En el plano interno, los principales frenos son el abultado díéficit fiscal y la inflación, que en los tres últimos años ha estado rozando los dos dígitos.
