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Autor Tema: CRECER PRIMERO... LIMPIAR DESPUí‰S  (Leído 141 veces)

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CRECER PRIMERO... LIMPIAR DESPUí‰S
« en: Diciembre 11, 2013, 08:39:58 pm »
Por…   BEATRIZ DE MAJO C.



Los ambientalistas tuvieron buenas razones para regocijarse en este año 2013. En junio Beijing dio a conocer formalmente el gigantesco esfuerzo que será acometido por empresas, particulares y el Estado de manera de limpiar el aire de la potencia asiática. Cifras nunca vistas fueron anunciadas. Aun para los estándares chinos tales números eran gigantescos: 275.000 millones de dólares serán invertidos en los próximos 5 años de parte de todos los actores para alcanzar la meta de un aire respirable.

Tal cifra es equivalente al valor de un año del Producto Interno Bruto de Hong Kong, pero el gozo experimentado por el anuncio de las medidas nuevas no duró demasiado. Al analizar en detalle las tareas por desarrollar, ha resultado obvio que las medidas son pocas además de tardí­as. Los hallazgos encontrados en la segunda mitad de este año por la Academia Nacional de la Ciencia en los Estados Unidos revelan que es mucho el daño causado ya, y difí­cilmente reversible: la expectativa de vida en el norte del paí­s se ha reducido 5 años como consecuencia de envenenamiento ambiental, los rí­os están seriamente contaminados al igual que las tierras arables. Eso en cuanto a China en su interior.

En lo que atañe al mundo, a esta fecha ese paí­s aún aporta un tercio de los gases de efecto invernadero del planeta y dos tercios del dióxido de carbono que envenena el aire global se origina dentro de su geografí­a.

Oficialmente China se escuda tras el mismo argumento que ha inspirado la polí­tica ambiental de paí­ses lí­deres como Estados Unidos, Inglaterra y Japón. El patrón adecuado para estos ha sido "crecer primero y limpiar despuíés" los desechos ocasionales por la expansión. Solo que la gigantesca dimensión de China, geográfica y humana, la velocidad y lo abultado de su expansión, les han jugado a propios y extraños una mala pasada.

La moneda, pues, tiene dos caras. Por mucho que China haya hecho de la conservación del ambiente un muy serio compromiso de Estado, el haber llegado tarde a la fiesta mundial de los verdes -al menos una díécada- le está causando una subvaluación de su esfuerzo. Tambiíén el secretismo y la arrogancia propia de los regí­menes comunistas no les ayuda a crear un buen ambiente ni a concitar ayuda e inteligencias externa. Los íéxitos -que sin duda existen- se cacarean en demasí­a. China constantemente busca aplausos por sus enormes inversiones en energí­a solar y en energí­a eólica, en donde es cierto que aventajan al resto del planeta. Pero barren hacia debajo de la alfombra el exabrupto monumental que consiste en que la ví­a fluvial madre de China, el rí­o Amarillo, no sea utilizable en un tercio de su extensión para la agricultura por el altí­simo nivel de contaminación de sus aguas. Tambiíén el gobierno guarda silencio sobre el drama que constituye que solo la mitad de las fuentes de agua de las grandes ciudades sea potable, pero vociferan a los cuatro vientos que China será la primera en eliminar al carbón como fuente de energí­a.

Un poco más de transparencia y de información del lado oficial contribuirí­an al montaje de un plan global que sirva a colaborar desde afuera con el legí­timo propósito de hacerse más ecológicos. Mientras ello no ocurra y el dragón asiático paí­s continúe en solitario su ciclópea tarea en pro de un mejor ambiente, el mundo continuará sufriendo las consecuencias indetenibles del avance de este gigante. Hoy por hoy, China continúa siendo el paí­s que más aporta a la degradación del clima del resto de las naciones.


Suerte en sus vidas…


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...