Por... Veronique DuPont
Nueva York -- La batalla sobre el etiquetado de alimentos transgíénicos está generando cada vez más ruido en Estados Unidos enfrentando a quienes demandan que se explicite este tipo de alimentos con las transnacionales que los producen y se oponen a ello.
Aunque algunos gigantes como General Mills han dado tímidos pasos para ser más sinceros con los consumidores, Estados Unidos, al contrario de lo que ocurre en otros 60 países, carece del requisito legal de hacer que se muestre de forma obligatoria esta información en el etiquetado.
En la mayor economía del mundo, donde casi todas las cepas de soja, maíz, remolacha y colza están modificadas geníéticamente, se introdujeron el año pasado en 26 estados propuestas de ley para solicitar que se muestre en el etiquetado cuando un alimento es trangíénico.
Sin embargo, por el momento sólo Maine y Connecticut aprobaron esta legislación y aún tienen que ponerla en marcha.
Alaska adoptó en 2005 una ley que obliga a marcar el salmón que ha sido modificado geníéticamente y cuya seguridad para el consumo humano todavía está siendo estudiada por la Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense, la FDA.
En el resto del país las medidas no fueron aprobadas, especialmente en el estado de Washington, donde los votantes rechazaron por poco el etiquetado de la comida transgíénica. Otras propuestas están casi descartadas o languidecen en comitíés legislativos.
Pero los partidarios del etiquetado de estos productos no se rinden y están decididos a lograr más apoyos.
“Esperamos que más estados este año†se sumen a la batalla, particularmente Oregon y Colorado, afirmó, Colin O'Neil, del Centro de Seguridad Alimentaria (Center for Food Safety), una organización sin fines de lucro que se opone a los productos modificados geníéticamente.
Se espera que una legislación se apruebe en Vermont este mes, mientras que dos senadores trabajan en una ley federal, afirmó.
El etiquetado de este tipo de alimentos es algo “que explotó el año pasado a nivel estatalâ€, debido a presiones de los consumidores, afirma O'Neil.
Una encuesta reciente del diario The New York Times señaló que el 93% de los estadounidenses quieren que las etiquetas muestren claramente cuando se trata de alimentos transgíénicos.
Para O'Neil “el punto de inflexión se produjo con la iniciativa electoral de California†en etiquetado de productos modificados geníéticamente que fue rechazado por poco en el 2012 debido a una costosa campaña en contra financiada por firmas transnacionales.
Grandes grupos agroquímicos como DuPont, Monsanto, Syngenta, y BASF, junto a gigantes de la industra alimentaria como Coca-Cola, PepsiCo y Kraft Foods se aliaron para sumar un total de $46 millones invertidos en publicidad y otros medios con el fin de convencer a los votantes de rechazar la propuesta.
Del otro lado, el frente antitransgíénicos logró juntar $9 millones.
“Esto envía una gigantesca señal a los consumidoresâ€, afirma O'Neil. “Muchos de ellos no eran conscientes de que las compañías gastarían tanto dinero para mantenerlos en la oscuridadâ€, apuntó.
La Asociación de Fabricantes de Comestibles (Grocery Manufacturers Association, GMA) que representa a las principales compañías de alimentos, bebidas y compañías de productos comestibles afirma que la organización ha logrado “un fuerte apoyo hacia una solución federal†en relación a los estándares sobre la seguridad y el etiquetado de las comidas y bebidas transgíénicas.
“La seguridad de la comida y las leyes del etiquetado de la nación no deberían estar determinadas por campañas políticas o a travíés de retazos de leyes estatalesâ€, dijo a la AFP su portavoz, Brian Kennedy.
La GMA argumenta que está de acuerdo con la FDA y otras agencias, como la Organización para el la Cooperación y el Desarrollo Económico, en que los alimentos y bebidas que contienen ingredientes modificados geníéticamente son seguros y que etiquetarlos sería costoso para los pequeños empresarios, así como para las agencias que los verifican.
Pero hay pequeñas señales que muestran que algo está empezando a cambiar.
General Mills anunció el jueves que fabricará sus populares cerales de desayuno Original Cheerios sin elementos modificados geníéticamente y que los consumidores de Estados Unidos verán el producto etiquetado como tal.
“Lo hicimos porque pensamos que los consumidores lo aceptaríanâ€, afirmó la compañía. “Pero no se trata de seguridadâ€.
Sin embargo, la compañía, entre cuyas marcas estrella se encuentran los helados Haagen-Dazs y los yogures Yoplait, afirma que para otras variedades de Cheerios no podrán eliminar los elementos transgíénicos.
“El uso generalizado de semillas modificadas geníéticamente en cepas de maíz, soja, o remolacha haría difícil, si no imposible, cambiar a ingredientes no transgíénicos de forma fiableâ€.
Otras compañías han tratado la cuestión últimamente.
Así la cadena de supermercados Trader Joe's afirma que sólo vende productos no modificados geníéticamente.
Mientras que el exclusivo supermercado Whole Foods, que vende una gran variedad y cantidad de productos orgánicos, planea etiquetar los productos transgíénicos, pero sólo a partir de 2018.
Hasta cadenas de comida rápida como Chipotle Mexican Grill ha comenzado a enumerar en su web los ingredientes geníéticamente modificados.
“Nuestro objetivo es eliminarlos de los ingredientes de Chipotle y estamos trabajando duro para lograrloâ€, afirma.
Sin embargo, “no hay en la actualidad un suministrador viable de alimentos lácteos o carne procedentes de animales criados sin piensos modificados geníéticamenteâ€, admitió.