"Si no consigo más títulos sería una pena, una tristeza, pero estoy seguro de que tendríé más oportunidades y de que no dejaremos pasar ninguna más. Creo que me retiraríé con más de dos títulos mundiales".
Fernando Alonso cree firmemente que llegarán más oportunidades de ser campeón del mundo. Los datos le avalan: desde 2006 ha sido tres veces subcampeón, todas en Ferrari y ha llegado otras tres a la última carrera con opciones de corona, 2007 con McLaren, 2010 y 2012 con la Scuderia.
El caso de Fernando es similar al de Michael Schumacher, que vivió la misma ansiedad cuando aterrizó en Ferrari en 1996 como flamante bicampeón del mundo en Benetton -como Fernando en Renault- y no fue hasta el quinto año en Maranello, el mismo que iniciará Fernando en 2014, cuando todo cuadró y llegó la catarata de títulos. Cinco consecutivos, la Edad de Oro moderna de Ferrari, que llevaba sin corona desde 1979.
En los primeros cuatro años el Kaiser rozó la corona en dos ocasiones y en ambas se le escaparon en la última carrera. En su segunda temporada, 1997, se jugó las habas con Jacques Villeneuve hasta la cita final en Jerez donde llegó con un punto de ventaja. Lo intentó hasta lo extradeportivo con aquel volantazo contra el Williams del canadiense en Dry Sack que le costó el abandono, la píérdida del título y que le quitaran todos los puntos del Mundial.
Un año despuíés el rival en el mano a mano era Mika Hakkinen (McLaren) con el que llegó a Japón cuatro puntos por detrás, pero si ganaba la carrera era campeón. Fue otra cita histórica, ya que Schumacher logró la pole, pero por dos veces tuvo que ser repetida la salida por problemas en el Ferrari debido al calor. En la segunda el coche se caló, Michael tuvo que salir último y en su feroz remontada pulió los neumáticos hasta que uno estalló.
Lesión antes de la catarata
En 1999 su accidente y lesión en Silverstone le tuvo fuera media temporada cuando Ferrari ya tenía un coche campeón. Tanto es así que Eddie Irvine, su compañero, se jugó tambiíén el título en la última cita de Japón, donde llegó líder. No tenía el talento de Michael y el título fue de nuevo a Hakkinen, pero Ferrari ya ganó el título de constructores.
"No lo vas a tener tan fácil el año que viene", le dijo el alemán al finíés en el podio de Suzuka. Y así fue, Michael encadenó cinco títulos de pilotos, y Ferrari cinco de marcas, con una tiranía que no se recordaba desde McLaren con Prost y Senna. Sólo cedió un mano a mano, precisamente contra Fernando en 2006.
"Schumacher esperó cinco años para ganar con Ferrari y esta es mi quinta temporada así que ojalá tambiíén sea el momento para empezar a ganar", señala el español, de 32 años por los 31 de Schumacher cuando arrancó a ganar.
Los números del ovetense estas cuatro temporadas son ligeramente inferiores a los de las cuatro primeras de Michael, que, por contra, no peleó contra un coche dominante, uno de los mejores de la historia, como ha sido el Red Bull. Sí contra Adrian Newey, autor de los McLaren de Hakkinen como lo es ahora de los energíéticos monoplazas de Vettel. Y en 2000, a la quinta, acabaron por derrotarle.