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Autor Tema: Pobres, pero más felices que Alemania: España saca un notable en calidad de vida  (Leído 103 veces)

Eguzki

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¿Quíé es la felicidad? Freud sostení­a que hay dos maneras de ser feliz: una, hacerse el idiota; y otra, serlo. Y aunque Eurostat –la agencia estadí­stica de la Unión Europea– no entra en esas disquisiciones, lo que sí­ tiene claro es lo que casi todo el mundo intuye: que el dinero ayuda (y mucho) a la felicidad.

O mejor dicho, el nivel de renta determina de forma fundamental la calidad de vida. Pero no tanto como habitualmente se cree. Factores como la esperanza de vida o el medio ambiente influyen de forma decisiva en la felicidad. Y eso explica que España –con un nivel de renta que se sitúa en decimotercera posición entre los 28 paí­ses de la Unión Europea– sea, sin embargo, uno de los paí­ses (el síéptimo) con los ciudadanos más felices.


Para llegar a sus conclusiones, Eurostat utiliza tanto datos objetivos como subjetivos. Sin que en muchas ocasiones haya coherencia entre unos y otros.

Un ciudadano no es más feliz por ser más rico, según se deriva de la Encuesta Europea sobre Calidad de Vida 2011-2012, elaborada en plena crisis económica. Y así­, por ejemplo, la media de bienestar general se sitúa en la UE en 7,1 puntos (escala de 1 a 10), mientras que en España asciende a 7,5.

Los paí­ses nórdicos –Suecia, Finlandia y Dinamarca– son claramente los más felices (y los más ricos junto a Luxemburgo), mientras que, en sentido contrario, Bulgaria y Hungrí­a son los más infelices. Si bien lo más sorprendente es que España sea, incluso, un paí­s con mayor felicidad que Alemania (7,2 puntos). O que Francia o Italia.

En general, como recuerda Eurostat, y pese a la crisis, Europa es un continente feliz (grado de satisfacción superior a seis puntos), salvo Bulgaria y Hungrí­a, donde sus ciudadanos no están nada contentos con su bienestar general.

Loa datos objetivos que maneja Eurostat están construidos a partir de ocho grandes indicadores: PIB per cápita, salud, educación, ingresos en función del gíénero, paro de larga duración, grado de desigualdad económica o medio ambiente. No se trata, por lo tanto, de una comparación exclusivamente subjetiva basada en respuestas individuales, sino de referencias objetivas que sirven para establecer una escala.

La agencia estadí­stica de la UE ha presentado estos datos con ocasión del Dí­a Mundial de la Felicidad, que se celebra hoy. Y su conclusión general es casi obvia: existe una gran dispersión por paí­ses en función de los criterios utilizados. Europa no es nada homogíénea.

Y España destaca –en cuanto a datos negativos– en tres aspectos: desigualdad en el reparto de la renta, paro de larga duración y abandono a temprana edad del sistema educativo. Por el contrario, obtiene buenos datos en esperanza de vida (82,5 años), seguridad psí­quica (tasa de suicidios muy baja) y medio ambiente.
Enorme desigualdad

Aunque lo más relevante sea el hecho de que España sea el paí­s de la Unión Europea con mayor desigualdad económica. O expresado en otros tíérminos, el 20% más rico (los de la parte superior de la escala de ingresos) gana, en promedio, 7,2 veces más que el 20% más pobre, cuando la media de la UE a 28 es de 5,1 veces. En paí­ses como Finlandia o Suecia –los más igualitarios– apenas se llega a 3,7 veces. Ningún paí­s alcanza los niveles de desigualdad de España.

Aunque tampoco deja de ser preocupante otro dato revelador que, sin duda, explica los problemas económicos del paí­s y la persistencia de altos niveles de desempleo. El abandono escolar se sitúa en España en el 24,9%, prácticamente el doble que en la media de la Unión Europea (12,7%). Ningún paí­s obtiene tan malos resultados (sólo Malta y Portugal están cerca), lo que refleja la dimensión del problema. Sobre todo cuando ocurre algo contradictorio y escasamente eficiente que destacan los redactores del informe. España es la que tiene mayor tasa de abandono escolar, pero, al mismo tiempo, se sitúa a la cabeza en cuanto a universitarios o estudiantes de posgrado.

Esta aparente incongruencia puede explicar los altos niveles de paro. Como recuerda Eurostat, en Europa, en 2011, las personas con baja formación educativa tení­an tres veces más probabilidades de estar desempleadas que las personas con estudios. La consecuencia de esta dicotomí­a es que Europa (sobre todo algunos paí­ses como España) se enfrenta a un grave problema: la estratificación social y el riego de ensanchamiento de las desigualdades. Es decir, al debilitamiento de las clases medias.

¿Y quíé relación existe entre esperanza de vida y PIB per cápita? Los datos de Eurostat muestran que los paí­ses europeos se pueden dividir en tres grupos: los de Europa central y oriental, con relativamente baja esperanza de vida y riqueza relativa; los del Mediterráneo, con alta esperanza de vida y PIB per cápita medio, y los de Europa occidental y el norte, con un PIB per cápita más alto, pero menor esperanza de vida. En todo caso, como sostiene Eurostat, el avance de la ciencia y la prestación casi universal de servicios de salud a la población europea parecen estar ayudando a cerrar la brecha en la esperanza de vida entre los paí­ses.

Eurostat apunta una última conclusión. Los ricos son más felices que los pobres, pero los pobres (los segmentos de menor renta), tambiíén se muestran felices (salvo en dos de los 28 paí­ses), algo que, sin duda, explica los flujos de inmigración.