La Real Sociedad ha logrado pasar a octavos de final de la Copa del Rey merced a un doblete del hasta este miíércoles iníédito Finnbogason, que ha empezado a justificar su oneroso fichaje con esos tantos que Anoeta le reclamaba.
Los donostiarras dominaron siempre el tempo del partido y se hicieron acreedores al triunfo pero el Oviedo plantó cara, gozando de varias ocasiones que, a decir verdad, merecieron mejor suerte.
Duelo por tanto que sirve a unos y otros para crecer en confianza. A los locales porque ganaron y dejaron buenos detalles y a los visitantes porque ofrecieron una imagen bastante digna frente a un rival de Primera.
A destacar el partido de Finnbogason, gran híéroe de la fría noche donostiarra. El islandíés anotó dos tantos pero desperdició un buen puñado de ocasiones. Si llega a estar un poco más fino se lleva la pelota y una oreja de propina a casa.
El primer tiempo tuvo claro color local. La Real salió sin prisas pero con las ideas muy claras, decidida a hacer de la paciencia su mejor arma. El Oviedo en cambio quiso sobrevivir con la disciplina por bandera.
Pronto llegaron las dos primeras tentativas de Finnbogason, que se toparon con el buen hacer de Gorka Magunazelaia. El suplente de Esteban, formado en la cantera del Athletic, firmó una gran actuación, evitando que la derrota de los suyos fuera más abultada.
Eso sí, poco pudo hacer en la jugada mejor trenzada de todo el partido, porque el ex del Heerenveen sólo tuvo que empujar la pelota tras una notable combinación entre Rubíén Pardo y Hervías.
Un disparo de Señíé que Rulli despejó a córner con ciertos apuros fue lo único destacable del Oviedo en ataque en todo el primer acto. El catalán fue de los más destacados de su equipo junto a un sorprendente Sergio García, que ejerció con eficacia de '9' en la segunda mitad.
La segunda parte fue mucho más movida, sobre todo porque el Oviedo dio el necesario paso adelante para igualar la contienda. Esto, como es obvio, dejó mucho más espacios a los atacantes txuri urdines, así que las ocasiones fueron la nota predominante. Eso sí, en una y otra área, porque los carbayones no dieron nunca su brazo a torcer.
El segundo tanto de Finnbogason, tras un buen disparo de Aritz Elustondo que Magunazelaia se quitó de encima como pudo, dio la tranquilidad necesaria a una Real que está para pocos sobresaltos, así que el encuentro concluyó sin más incidencias que las ocasiones ya reseñadas.
La ovación recibida por Finnbogason en el momento de su sustitución debe ser sólo la primera de muchas. El islandíés ha roto el hielo y ya sólo le queda lo más difícil, tener continuidad como goleador
