Isolux sigue buscando fórmulas para acomodar su elevada deuda a su generación de caja. La compañía controlada por Luis Delso ha movido ficha para renegociar con los tres principales bancos del país los algo más de 1.000 millones de pasivo que arrastra T-Solar, su filial de energías renovables. Unos príéstamos a los que no puede hacer frente por el impacto de la nueva normativa elíéctrica.
Fuentes financieras han confirmado la apertura de conversaciones entre Isolux y BBVA, Santander y CaixaBank, además de Abanca, acreedor y accionista de la matriz. Las negociaciones las está llevando a cabo Rothschild, el banco de inversión que ha contratado la compañía para intentar llegar a un acuerdo con sus acreedores.
Desde la compañía han declinado responder a las preguntas concretas de este medio sobre esta información, si bien han admitido que se han puesto en manos de Rothschild y de otros asesores legales para que le ayuden a encontrar una solución positiva para T-Solar, una filial afectada por el recorte de las primas a las energías renovables que desde 2013 tiene problemas para atender a la deuda de cada una de las plantas que tiene en funcionamiento.
bancos acreedores al incumplir parte de los tíérminos de los príéstamos sindicados que había pedido a BBVA, Santander y CaixaBank, principalmente, para financiar sus parques eólicos y fotovoltaicos. Dichos críéditos obligaban a la compañía a mantener unos ratios de ebitda sobre la deuda que, de no cumplirse, podría activar la ejecución de las garantías. La banca le dio la moratoria con carácter excepcional.
“El grupo ha estimado que los cambios legislativos podrían reducir su capacidad para atender los pagos de deuda bancaria futuros, relativa a las instalaciones fotovoltaicas en España, por lo que ha procedido a la obtención con anterioridad al 31 de diciembre de waivers en relación con el cumplimiento de las cláusulas sobre ratios financieros incluidos en los distintos contratos de financiación de las instalaciones en Españaâ€, indica T-Solar en su informe de auditoría.
Las pegas del auditor
La incertidumbre sobre la compañía es tal que Isolux reconocía en dicho informe que, en función del impacto final de la nueva regulación en las cuentas, la continuidad de la actividad quedaría condicionada “al apoyo de los accionistas y al resultado del proceso de refinanciación que se llevará a caboâ€. Es decir, que T-Solar necesitaría nuevas aportaciones de fondos, amíén de un plazo mayor para devolver los cerca de 1.000 millones de deuda.
Pricewaterhouse, el auditor de la matriz y de la filial, advierte de esta incertidumbre en su último informe, en el que aprueba las cuentas con esta salvedad, al tratarse de “una incertidumbre significativa sobre la capacidad del Grupo para continuar su negocio, de forma que pueda realizar sus activos y pasivos por los importes y con la clasificación con la que figuran en las cuentas anuales consolidadasâ€. Pricewaterhouse ha declinado hacer ningún comentario sobre esta información.
El problema de T-Solar sólo es uno de los que Isolux debe afrontar en el corto plazo despuíés de que a finales de enero suspendiera la salida a bolsa con la que pretendía mejorar su situación financiera. La operación fue parada por falta de demanda a los precios a los que el equipo de Luis Delso quería vender las acciones. Recientemente, Moody´s ha puesto en perspectiva negativa la solvencia de la compañía, que en breve será sometida a un nuevo test por parte de sus bancos acreedores.
Agustín Marco