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Autor Tema: Primera evidencia de que los humanos detectan el magnetismo terrestre  (Leído 507 veces)

Scientia

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Artí­culo publicado en MysteryPlanet.com.ar:

 Primera evidencia de que los humanos detectan el magnetismo terrestre http://mysteryplanet.com.ar/site/primera-evidencia-de-que-los-humanos-detectan-el-magnetismo-terrestre/

Un cientí­fico dedicado a probar o refutar la idea de que los seres humanos tienen capacidad para detectar y responder al campo magníético de la Tierra, dice que ha encontrado pruebas de que es cierto.



En una charla en la reunión del Royal Institute of Navigation en la Universidad de Londres de este año, Joe Kirschvink describió experimentos realizados con sus colegas del Instituto de Tecnologí­a de California, que han reflejado cambios reproducibles en las ondas cerebrales de voluntarios que se sentaron en una cámara magníéticamente controlable. Durante el siglo pasado los cientí­ficos han encontrado que otros animales tienen sensores magníéticos y que responden a ellos. Así­, las aves en vuelo utilizan el campo magníético de la Tierra, al menos en parte, como una brújula, los perros se orientan al norte o al sur para orinar. La lista de ejemplos ha crecido pero un problema se mantiene: nadie ha sido capaz de explicar cómo sucede. Cientí­ficos han reducido a dos las posibilidades. Eric Hand escribe al respecto en dos artí­culos extensos sobre el tema en el último número de la revista Science. Uno es el Modelo de Magnetita, que se basa en la idea de que la magnetita existente en los cuerpos de los seres vivos se ve atraí­da por el campo magníético de la Tierra, controlando los circuitos neuronales. El otro es el Modelo Criptocromo y se basa en la idea que los campos magníéticos desatan reacciones cuánticas quí­micas en proteí­nas llamadas criptocromos —halladas en la retina—, sin embargo, nadie ha sido capaz de determinar cómo influirí­an en la red neuronal. Kirschvink cree que la primera es la posibilidad más probable, aunque su misión no ha sido averiguar cómo podrí­a funcionar, sino demostrar que lo hace en los seres humanos. Para lograr alcanzar ese objetivo, Kirschvink y su equipo construyeron una jaula de Faraday, una caja lo suficientemente grande para albergar a una persona sentada, con bobinas colocadas alrededor de las paredes que impiden la influencia del campo magníético de la Tierra y cualquier otro campo magníético, ya sean naturales o de origen humano. La jaula permite la generación de un campo magníético y la imitación del campo magníético de la Tierra. Los voluntarios sentados en la silla de la jaula estuvieron unidos a una máquina que midió las ondas cerebrales alfa.

La jaula permite la eliminación de todas las fuentes de estí­mulos que impactan en la actividad de las ondas cerebrales humanas. La persona se sienta sola en la oscuridad, mientras que los investigadores manipulan el campo magníético a su alrededor. Kirschvink informó de que fue capaz de medir y reproducir un cambio en la actividad de las ondas alfa del cerebro en humanos, basada en el intercambio realizado con el campo magníético alrededor de ellos, informa Science. Y lo hizo usando la jaula en dos lugares diferentes, uno en California, y otro en un laboratorio en Japón. Reconoció que el tamaño de la muestra es pequeño, pero es optimista respecto a que finalmente ha demostrado que los seres humanos tienen verdaderamente sensores magníéticos.