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Autor Tema: EL PLAN ILLUMINATI: HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL  (Leído 666 veces)

Scientia

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EL PLAN ILLUMINATI: HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL
« en: Junio 22, 2017, 08:41:19 pm »
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EL PLAN ILLUMINATI: HACIA UN NUEVO ORDEN MUNDIAL

Los Illuminati son prominentes intelectuales, dirigentes políticos o financieros que persiguen la gestación de un nuevo orden mundial. Por Enrique de Vicente.


No podía dar crédito a lo que veía. El 1º de junio de 2016 se inauguraba el macrotúnel de San Gotardo, que une Italia con Suiza salvando la imponente cordillera de los Alpes.  Tras las consagraciones de esta obra faraónica por clérigos de diversas religiones y los discursos de turno, tuvo lugar una extensa e incomprensible representación, en la que participaron 600 actores.

Los jefes de gobierno francés, suizo, alemán e italiano asistieron impávidos a esa insólita perfomance, repleta de simbolismo oculto y de tan escaso buen gusto como la cuantiosa inversión que supuso ponerla en escena…

 

Un triste aquelarre

En lo que más parece un triste  aquelarre que una celebración y homenaje, en el interior del túnel se suceden una marcha militar de trabajadores autómatas, extrañas procesiones durante las cuales hombres muestran cráneos cornudos como si fuesen objetos de culto, seguidos por mujeres que muestran cuernos en sus  cabezas. Afuera asistimos a otra marcha de obreros zombificados que se arrancan las camisas; tres de ellos cuelgan en el aire, inertes, pretendiendo representar a los trabajadores fallecidos en el túnel; en su lugar aparecen tres fantasmas tétricos que flotan ante un vórtice que, más que al túnel, parece representar a un «ojo que todo lo ve». Otros, cubiertos por velos blancos propios de una novia, preceden a un burdo macho cabrío, ante el que se postran los actores después de que éste corra por el escenario gritando como un poseso, mientras la pantalla muestra su rostro maléfico y luego un caos de ojos exaltados. Actores de ambos sexos, que representaban a quienes trabajaron en el túnel, se arrancan sus monos sin salir de un estado de trance hipnótico; sobre ellos desciende un ángel caído y semidesnudo, con enormes alas blancas y grotesco rostro infantil; después, simulan una orgía en la que se entremezclan todas las tendencias sexuales, con polvos arrojados al aire.

La BBC califica esta celebración de «cuanto menos, rocambolesca y estrafalaria». El Daily Mail como «una de las más extrañas ceremonias de apertura de la historia». Cientos de páginas web la acusan de satánica… o illuminati.

Recordemos que todo esto tenía lugar ante la atónita mirada de cuatro líderes europeos. Aunque, si observamos sus expresiones, vemos que mientras los rostros de la alemana Merkel y el italiano Renzi mostraban muecas de asombro en algunos momentos, el presidente suizo y el francés Hollande no parecían inmutarse ante lo que veían, tanto ellos como muchos telespectadores en todo el mundo.

¿Simplemente estaban informados de antemano o es que no eran tan ajenos a ese extraño simbolismo? Porque, si debemos creer a un prominente masón italiano, tanto  Merkel como buena parte de los dirigentes mundiales pertenecerían a ultrasecretas logias multinacionales, aunque confrontadas entre sí por sus concepciones y métodos.



Logias ultrasecretas y mudras insólitos

El politólogo Gioele Magaldi organizó un gran revuelo y atrajo toda clase de críticas cuando detalló en un voluminoso libro que, más allá de las obediencias masónicas que son tan conocidas como sus miembros, existían otras 36 super-logias supranacionales secretas.

En las que denomina logias-Ur, Magaldi, que fue Maestro Venerable de la prestigiosa logia Monte Sion, de Roma, se repartían dirigentes de primera línea. Algunos de ellos supuestamente pertenecerían a varias logias. Como Merkel, que además de ser miembro de algunas propiamente europeas como Valhalla o Parsifal, estaría hermanada con Putin en la Golden Eurasia. En la Pan Europa militarían Hollande, Christine Lagarde o Mario Draghi, quien también estaría ligado en la Logia Edmund Burke –entre otras– con Bush padre o Lagarde y en la Three Eyes con Brzezinski, Kissinger, Napolitano y, nuevamente, Lagarde…

A esto podríamos sumar muchas otras pistas que abundan en Internet; cierto es que algunas un tanto desquiciadas. La más  llamativa la descubrí observando en los diarios más importantes un gesto reiterado que hacían con sus  manos prominentes autoridades durante las fotos de familia en cumbres oficiales, desde la familia Bush hasta el matrimonio Clinton, pasando por Berlusconi, Tony Blair, Reagan, el exvicepresidente Dan Quayle, Obama, Sarkozy o Arafat. Todos ellos saludaban alegremente apuntando con los dedos índice y meñique, mientras replegaban los otros: un gesto conocido como «los cuernos» o el signo de «el Diablo».

Este gesto comenzó a extenderse en la cultura pop después de su reiterada utilización pública hace cuatro décadas por parte de Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán, y sus acólitos. A partir de ahí, su uso se popularizó entre los miembros de bandas de heavy metal y otras estrellas del rock y el pop, que no escondían su fascinación por las prácticas ocultas y el satanismo. Y ha acabado convirtiéndose en un gesto casi viral entre los jóvenes y muchos famosos, al tiempo que varias populares estrellas han venido haciendo declaraciones públicas sobre los Illuminati. Pero, el que lo hayan hecho públicamente Benedicto XVI y después el papa Francisco a dúo con el arzobispo de Manila, lógicamente ha reactivado las acusaciones de integristas y amigos de las conspiraciones.

666, 616 y la ciudad de la Iluminación

Precisamente fue el papa Francisco quien echó leña al fuego de la conspiranoia más extrema, inmediatamente después de la ceremonia de San Gotardo. Lo hizo cuando la prensa internacional explicó que, por orden expresa suya, no se aceptó una donación del presidente argentino Macri. Éste  había decidido donar la extravagante cantidad de 16.666.000 pesos a una fundación educativa que apoya el Sumo Pontífice. El papa escribió una carta a esa fundación pidiéndole que devolviese el donativo, con esta posdata: «No me gusta el número 666». La prestigiosa publicación Vatican insider explica que «esos tres dígitos le parecieron una broma  de mal gusto a Francisco, que tiene  una afición casi desconocida por los acrósticos y la numerología». ¿Es posible que alguien con semejantes aficiones ignorase las connotaciones que tiene el signo que hacía con su mano?

Pero, volviendo a la inauguración del supertúnel, lo cierto es que dicho ritual estaba repleto de un simbolismo similar al que podemos ver en infinidad de edificios oficiales y de otros tantos privados, pertenecientes a los más prominentes miembros de las élites financieras. Los escépticos replican que ese ritual evoca el antiguo folklore de Suiza, aunque resulta inconcebible una ceremonia donde se mezclan escenas chamánicas y demoníacas con una orgia colectiva, pagada con dinero público y escenificada ante  tan altos mandatarios. Por ello, es normal que desatase interpretaciones aparentemente disparatadas.

Muchos conspiranoicos están convencidos de que era la ceremonia de inauguración del Nuevo Orden Mundial, que algunos identifican con el reinado del Anticristo. Y añaden que semejante ritual sería propio de los modernos Illuminati que, siempre según ellos, llevarían a cabo ese plan con el apoyo de operaciones de magia planetaria. En éstas –según han detallado autores como David Icke o P. Levenda– se ofrecerían sacrificios humanos cargados de simbolismo, como lo habrían sido los asesinatos de Kennedy y Lady Di o el 11-S. Nos recuerdan que la ceremonia de Suiza se llevó a cabo en una fecha que en inglés se escribe 6-1-16, de lo cual deducen su coincidencia con el 616. Recordemos que, aunque generalmente se traduce como 666 el Número de la Bestia anunciada en el capítulo 13 del Apocalipsis, en otro manuscrito griego de ese libro encontrado más recientemente ese número es 616…



Algo que pasó inadvertido para todos es que el túnel de San Gotardo apunta a la ciudad suiza de Lucerna, cuyo significado etimológico es «la que ilumina», elegida por el otrora todopoderoso Gran Maestre masónico italiano Giuliano Di Bernardo para la fundación de la nueva Asamblea de los Illuminati, luego refundada como Logia Dignidad, uno de cuyos fundadores legales fue Mario Conde, junto al emir de Dubai y otros destacados personajes. Más tarde, Di Bernardo anunció una guerra mundial para antes de 2020, a raíz de la cual surgiría un «Tirano Iluminado» que acabaría con la falsa democracia y traería la paz y un Nuevo Orden Planetario.