Sálvese quien pueda! Sin liquidez no hay reajuste posible
í. Caballero / J. M. Barberá en EL ECONOMISTA
Cuando se escucha la frase "vamos a reestructurar la empresa", siempre se piensa en la inminencia de despidos masivos. Y nadie niega que muchas veces sea así, pero, afortunadamente, hay excepciones. Incluso hay quien consigue salvar la empresa sin tener que echar a nadie. Parte de la culpa de que el reajuste tome unos u otros derroteros la tienen las consultorías que aconsejan a los directivos de las compañías.
Algunas como Alvarez y Marsal son expertos no sólo en reestructuraciones, sino en la mejora del rendimiento empresarial. Como destaca Ramón Tisaire, responsable de consultoría de esta empresa, "uno de nuestros objetivos es enseñar a la empresa a optimizar sus recursos y a mejorar su rendimiento. De manera que tambiíén asesoramos a las empresas para hacer lo más conveniente para la compañía".
Aun así, es evidente que en una íépoca de debacle económica como la que estamos atravesando, el número de empresas con dificultades ha aumentado de forma notable y por esta razón muchas, aunque sea más caro que rescindir los contratos, apuestan por aplicar expedientes de regulación de empleo (ERE) a una parte importante de la plantilla.
Limpieza anunciada
Los expertos tambiíén creen que, aprovechando el momento, algunas empresas se escudan en la crisis para hacer una "limpia" de personal que ya tenían prevista. De hecho, Josíé Luis Villar, director general de Trabajo, advertía recientemente que "si las empresas se limitan a recortes de plantilla y no llevan a cabo otra serie de acciones no será suficiente. En todo caso, los ERE se deberían utilizar para reflotar una empresa que tiene viabilidad, y no se debería aprovechar la situación actual para reestructurar plantillas si no son estrictamente necesarias".
"En todo caso", como subraya Stefaan Vansteenkiste, experto en gestión de crisis, "el objetivo debe ser salvar a las compañías en dificultades y, por tanto, cuanto antes detectemos el problema, antes le pondremos remedio. Demorar las decisisones suele empeorar el escenario en el que nos movemos, lo que hace que en ocasiones no podamos (y no aceptamos el encargo) atender a la empresa que nos lo solicita".
En lo que sí coinciden todos nuestros consultados es en que, si se quiere reestructurar, hay que generar primero la sufiente caja o liquidez para acometer la reforma.
Como explica Tisaire, cuya compañía abrió recientemente sucursal en Madrid, "el secreto es trabajar codo con codo con el equipo directivo con el compromiso de hacer cosas y obtener resultados tangibles". A veces son los propios bancos quienes les contratan porque no se fían de sus financiados y necesitan informes sobre su solvencia o para que apliquen las soluciones necesarias que les haga volver a ser rentables. Como dice Stefaan Vansteenkiste, "cuando llegamos a las empresas están en un momento crítico y la solución, si existe, no admite demoras".
Fallos importantes
Algunas empresas optan por retraerse sobre si mismas, e "incluso hacen reestructuraciones de personal que no atienden a las necesidades estratíégicas de la empresa", como apunta Juan carlos Alcaide, experto en servicios de marketing y profesor del ESIC. "Pueden prescindir de una delegación, cuando lo que que necesitan es presencia externa", apunta. "A veces", añade Tesaire, "es muy importante que la empresa comunique bien quíé va a hacer, cómo lo va a hacer y por quíé. Si esto se hace bien se reduce mucho la conflictividad de los que se van y los que se quedan tras el reajuste".
En lo que a cifras se refiere, desde principios de año se han presentado a la Dirección General de Trabajo 136 ERE, un 166% más que el año anterior, que afectan a más de 40.000 trabajadores.
La secretaria de Estado de Empleo, Maravillas Rojo, piensa que las empresas que cuenten con más de 50 trabajadores deberían añadir al ERE un plan social. Y eso no siempre ocurre. ¿Quíé es más barato entonces, expulsar o recolocar?
Estas declaraciones tenían lugar en unas jornadas organizadas por la escuela de negocios Esade sobre las nuevas competencias laborales. En ellas Esther Sánchez, profesora de Derecho del Trabajo, comentó que "es demencial que las empresas acudan masivamente a un ERE sin justificarlo, todo lo hacen a travíés de ingeniería jurídica. Si las empresas de recolocación estuvieran más reguladas estarían mejor las cosas. La recolocación pública está en torno al 8%. Es una cifra ridícula, porque el resto se regula de manera informal".