El 22 de septiembre de 2017 era una fecha esperada para los fans de Lady Gaga, y por partida doble para los españoles. Por una parte se estrenaba en todo el mundo el documental Gaga: Five Foot Two y por otra, llegaba su segundo concierto en Barcelona.Sin embargo, solamente pudimos ver a la artista a través de la pantalla. Pocos días antes de aterrizar en la Ciudad Condal, la Mother Monster anunciaba que se veía obligada a posponer su gira europea a causa de unos fuertes dolores.Ante la incertidumbre de no saber más noticias de Joanne World Tour, el mejor plan era darle al play al documental en Netflix, donde durante más de una hora y media, la Mother Monster nos permite adentrarnos en su mundo, en lo que podría ser su día a día durante el proceso de creación de un álbum.Asimismo, Lady Gaga se sincera con la cámara, y evidentemente, con sus fans; expresa pensamientos personales, como sus relaciones amorosas, su ruptura con Taylor Kinney o su opinión sobre la supuesta rivalidad entre ella y Madonna.A través de la pequeña pantalla, la artista neoyorkina consigue transmitirnos muchas sensaciones. Nos hace reír con su humor y con sus seres queridos, no obstante también nos emociona con momentos más íntimos, como por ejemplo, cuando le enseña a su abuela la canción de Joanne, dedicada a su difunta tía, o la dura conversación telefónica con su amiga Sonja Durham, víctima de un cáncer. De esta manera, la diva tampoco oculta su angustia producida por la presión de la fama o los dolores causados por la fibromialgia.Pero no nos olvidemos de que Lady Gaga es famosa por su música y era evidente que su lado artístico no podía faltar en un documental sobre su vida. La Germanota nos revela el proceso de creación de su último trabajo discográfico, escribiendo y grabando canciones, junto al productor Mark Ronson. Pero si hay un momento importante en su carrera es su actuación en la Super Bowl. La artista nos ofrece imágenes inéditas de todo el trabajo que conlleva preparar una actuación que llegan a ver más de 117,5 millones de personas.Con Gaga: Five Foot Two, podemos confirmar que Lady Gaga es una de las artistas más cercanas y humanas del panorama musical actual, que cuida de su imagen pero también lucha por mostrar su lado más sencillo y natural.
Aunque hace apenas un año que Lady Gaga rompió su compromiso con Taylor Kinney, parece que la artista está decidida a casarse, esta vez con su chico y representante Christian Carino. La pareja comenzó hace su relación hace nueve meses. Christian Carino es un conocido representante musical. De hecho, ha llevado a artistas de la talla de Miley Cyrus, Jennifer Lopez o Justin Bieber.Los últimos meses han sido difíciles para la cantante. Los fuertes dolores que le provoca la fibromialgia obligaron a la intérprete de Bad Romance a posponer su gira Joanne World Tour. Sin embargo, Gaga ya ha retomado su agenda y pasará por Barcelona el próximo 14 y 16 de enero.La noticia de su enlace no había trascendido a los medios para que la artista se centrase en su recuperación. En el documental de Netflix 'Gaga: Five Foot Two' la cantante desnuda sus sentimientos y nos acerca a su realidad más cercana, su día a día, sus amigos.
Tras unas semanas complicadas, donde se vio obligada a posponer su gira europea, Lady Gaga ha vuelto con energía a los escenarios.Sin embargo, no todo ha sido calma y tranquilidad, ya que se vio obligada a detener su concierto en Uncasville, en Montville (Estados Unidos) al ver a una joven sangrando tras golpearse la cara.Como puede verse en el vídeo, grabado por un asistente, la Monther Monster le preguntó a la fan si está bien y, antes de continuar con el show, se aseguró que la estaban atendiendo los servicios de emergencias.Tras el percance, Lady Gaga le dedicó a la seguidora uno de sus primeros éxitos, Paparazzi.
Lady Gaga es una de las cantantes más estrafalarias del mundo. Pero la artista, además de por sus anodinos estilismos, no triunfa solo por eso: su potente chorro de voz la ha catapultado como una de las artistas más talentosas de la última década.Eso sí, a la 'mother of monsters' le encanta llamar la atención allá por donde pisa. Ya la hemos visto con estética fantasma, con rastas en el pelo, al estilo cowboy... Lo último ha sido un "sencillo" posado en la playa... ¡con tacones!. El bikini de brillantes tiene un pase, vale... pero caminar por la arena con esos zapatos de tacón debe ser una odisea.
Lady Gaga ha anunciado mediante un comunicado que tendrá una residencia en Las Vegas durante dos años. Será a finales de 2018 en el teatro Park del hotel Park MGM y la artista se ha mostrado muy ilusionada con este nuevo proyecto: "Es la tierra de Elvis, Tony Bennett y Frank Sinatra, el Rat Pack, Elton John, Judy Garland y Liza Minnelli. Ha sido un sueño de por vida para mí actuar en Las Vegas".Además, promete un espectáculo "como nada de lo que Las Vegas haya visto antes" y promete que se "dejará el corazón sobre el escenario cada noche". Lady Gaga continúa así su exitosa carrera tras Joanne, su último disco que publicó en 2016 y del que todavía se encuentra en plena gira mundial, que la traerá a Barcelona el próximo mes de enero tras haber cancelado sus fechas anteriores en nuestro país debido a su enfermedad.Pero no todo fueron malas noticias para Lady Gaga este año, de hecho ha conseguido uno de los hitos en la carrera de cualquier artista internacional; actuar en el intermedio de la Super Bowl con un show que dejó con la boca abierta a medio mundo.El Park MGM tiene una capacidad para 5.300 personas y en su programación para 2018 podremos encontrar las residencias de Bruno Mars y Cher además del de la intérprete de John Wayne. La fechas y la venta de entradas se anunciarán próximamente.
La cantante Lady Gaga y los responsables del grupo hotelero Park MGM, el antiguo Monte Carlo, anunciaron esta semana un acuerdo para que la diva celebre una serie de conciertos durante un periodo de dos años. «Es la tierra de Elvis, Tony Bennett y Frank Sinatra, el Rat Pack, Elton John, Judy Garland y Liza Minnelli. Ha sido un sueño de por vida para mí actuar en Las Vegas», afirmó la cantante pop.La cantante msotró su entusiasmo por formar parte de una histórica relación de cantantes que han actuado en la ciudad que nunca duerme, y por tener el honor de crear un nuevo show «como nada de lo que Las Vegas haya visto antes», ha adelantado. «Pueden contar con esta artista siempre para una cosa: dejaré mi corazón sobre el escenario cada noche. Gracias a mis fans por creer siempre en mí. Nos vemos en Las Vegas, ‘baby’. ¡Lo conseguimos!», finalizó.«Las Vegas, prepárate para convertirte en la capital universal del entretenimiento», anunció a su vez el presidente del hotel, Bill Hornbuckle, quien destacó la pasión y la creatividad que Lady Gaga ha mostrado para preparar este espectáculo que promete que será uno de los más visitados en la ciudad del juego. Todavía se desconocen las fechas y la venta de entradas para estos conciertos, pero la organización ha asegurado que se anunciarán próximamente.
El espectáculo, dicen, debe continuar, y eso es precisamente lo que ha hecho Stefani Joanne Angelina Germanotta: volver a ponerse la careta de Lady Gaga y retomarlo justo donde lo dejó el pasado mes de septiembre, cuando tuvo que suspender toda su gira europea debido a un brote de fibromialgia. Un punto y seguido que se hará carne y baile en cuanto la neoyorquina pise mañana el escenario del Palau Sant Jordi de Barcelona y active los engranajes europeos del «Joanne World Tour», nuevo derroche de tecnología, ensalmo multimedia y pop coreografiado con el que tiene previsto recuperar la veintena de fechas que se vio obligada a cancelar entre finales de septiembre y mediados de octubre, incluida una segunda noche en Barcelona recolocada finalmente el próximo martes, 16 de enero.Más madera, pues, para una gira que en su primer tramo, el estadounidense, generó más de 60 millones de dólares y que tuvo en el parón europeo poco más que un ligero contratiempo; una piedra en el camino que la cantante neoyorquina no tardó en sortear: el 3 de noviembre, menos de dos meses después de desvelar que sufría dolor crónico y seis semanas después de aplazar todas las fechas europeas, Lady Gaga reaparecía en Montreal para enfundarse de nuevo el traje de estrella internacional y volver a meterse al público en el bolsillo al ritmo de «Poker Face», «Bad Romance», «Born This Way» y «Aplause».Una aparente vuelta a la normalidad que, sin embargo, no lo es tanto, ya que una vez finalice la gira la cantante tiene planeado dejar temporalmente la música. «Me voy a dar un descanso», aseguró en septiembre durante la presentación de «Gaga: Five Foot Two», un documental que, además de poner el foco en esos dolores que la persiguen -«es como si una cuerda me tirase de un dedo del pie por toda la pierna, y luego por la primera costilla hasta el hombro, y luego por el cuello, y la cabeza, y la mandíbula», detalla en una de las escenas de la cinta-, abona ese cambio de rumbo artístico (y se diría que también emocional) que ha supuesto la grabación de «Joanne», su último trabajo.Cicatrices y doloresUna vuelta de tuerca con la que la autora de «Million Reasons» se aleja de las estridencias estilísticas, los vestidos hechos de jirones de carne y la rareza porque sí para ganarse incluso a quienes la ven como una freak recién aterrizada de una galaxia muy muy lejana. «He querido extraer una parte más profunda de mi rabia y de mi corazón. Quiero emocionar a los que nunca tuvieron el mínimo interés es mí», aseguró al poco de publicar su quinto álbum de estudio.El disco, de hecho, no es sólo un inventario de dolores y cicatrices, sino que también quiere ser un homenaje a su tía Joanne Germanotta, que falleció a los 19 años de lupus. La cantante no llegó a conocerla (murió en 1974), pero la herida familiar seguía abierta y acabó funcionando como catalizador de un disco que, a pesar del ritmo trotón y pegadizo de «Dancin’ In Circles» o de la base juguetona de «A-YO», la neoyorquina quiso alumbrar desde la oscuridad. «Lo que quiero para mis fans y para el mundo, cualquiera que sienta dolor, es que se apoyen en ese dolor y lo abracen tanto como puedan y empiecen con su proceso de curación», aseguraba en una entrevista reciente.Cambio de pielAsí, casi una década después de sus primeras actuaciones ibicencas, de los himnos contrahechos y de empezar a construir un armazón de estrella con el que conquistaría listas de ventas, pistas de baile e intermedios de la Super Bowl, la neoyorquina rompe la dinámica de trabajos de impacto como «The Fame», «Born This Way» y «Artpop» para, asegura, desnudar su alma. «Me gustaría que la gente se identifique con sensaciones como las que me inspiraron las canciones», aventuraba.La cantante, que llegó ayer a Barcelona y se dejó ver en el aeropuerto fotografiándose junto a algunos de sus seguidores, ya ha tanteado el cambio de registro refugiándose en los clásicos del jazz junto a Tony Bennet o metiéndose en el pellejo de Judy Garland y Barbra Streisand para protagonizar un remake de «Ha nacido una estrella», cuyo estreno está previsto para el próximo mes de mayo, pero es su último trabajo el que ha conseguido arrancar un par de capas de maquillaje. «Estoy sola cada noche. Todas esas personas que me rodean desaparecen. Se van y entonces yo me quedo sola. Y paso de tener gente tocándome y hablándome todo el día al silencio más absoluto», revela en «Gaga: Five Foot Two», documental que apuesta por mostrar su lado más humano fiándolo todo a la persona y no al personaje. De ahí ese título que, además de al estribillo de «Has anybody seen my gal?», hace referencia a la estatura de la cantante: cinco pies y dos pulgadas. Un metro y 57 centímetros de artista en conflicto permanente consigo misma y con el universo en el que le ha tocado habitar. «No se me ocurre ninguna otra cosa que aísle más que ser famoso», aseguró durante una conversación radiofónica con la actriz Jamie Lee Curtis.Ahí siguen, es cierto, los himnos recreativos, los estribillos hábilmente diseñados con la ayuda de Mark Ronson, lo más parecido a un rey Midas que tiene el pop contemporáneo, y lo éxitos bendecidos por la industria con nominaciones a los Grammy y cifras astronómicas. Tampoco faltan en esta gira pantallas gigantes, pasarelas y los siempre socorridos cambios de vestuario, pero si algo queda claro es que, después de una década siendo Lady Gaga, la cantante quiere cederle un poco de terreno a Stefani Joanne Angelina Germanotta.
La Germanotta, al fin y al cabo, ha hecho lo que mejor sabe hacer: dar espectáculo. Sus giras son, en la actualidad, unas de las que más show regalan al público. Si a ello le sumamos el impecable directo que tiene la cantante, el resultado es brutal.Lady Gaga ha presentado casi todos los temas incluidos en Joanne, su último disco, pero no se ha olvidado de los éxitos que la encumbraron a lo más alto de la fama.Tampoco se ha deshecho de sus extravagantes vestuarios, de sus coreografías rompedoras o de una puesta en escena cuidada hasta el más mínimo detalle.La cantante ha escogido un setlist compueto por sus nuevos temas y sus éxitos de siempre / GettyY sí, también ha habido espacio para sus discursos acerca de la igualdad, la libertad sexual de cada uno y el respeto.Al final, eso es lo que merecen los Little Monsters. Se trata de uno de los públicos más fieles y entregados del mundo de la música. Para esta cita, como siempre, había miles de fans esperando desde hacía varios días. Muchos de ellos también esperaron en septiembre a su ídolo, aunque esta vez con más suerte.Joanne, John Wayne, Applause, Bad Romance, Alejandro, The Cure, Million Reasons o la súper esperada Scheiiße han sonado en un Palau Sant Jordi que ha vivido durante más de dos horas el que se ha convertido ya en uno de los grandes conciertos de este año 2018.Nuevos temas que Lady Gaga ha interpretado con sus hits más conocidos, contentando así a todos sus seguidores y dando un espectáculo sin un momento de descanso.Además, Mother Montster sigue siendo una de las reinas a la hora de escoger las proyecciones y los audiovisuales que separan un acto de otro en el concierto. Visualmente, el concierto ha sido impresionante.No sería justo pasar por alto el despliegue de escenario que Gaga ha regalado a todos sus fans en esta gira. Tres puentes colgantes que se convierten en pantallas, tres escenarios repartidos por todo el foso y un escenario principal con varias plataformas que dan todo el juego del mundo. Ahí es nada.Sin embargo, y si hay que poner un pero al concierto, podríamos decir que se han echado de menos más temas de Artpop, disco del que parece que Gaga se quiere alejar.A pesar de ello, el concierto en sí mismo y su correspondiente setlist han cumplido con el cometido de la gira: mostrar a una Lady Gaga más personal, sincera, familiar, humana y libre de artificio.Hasta estaba allí su madre, entre el público, para escuchar a su hija en varias ocasiones eso de... "mis pequeños monstruos".SETLIST DEL CONCIERTODiamond HeartA-YoPoker FacePerfect IllusionJohn WayneScheißeAlejandroJust DanceLoveGameTelephoneApplauseCome to MamaThe Edge of GloryBorn This WayBloody MaryDancin' In CirclesPaparazziAngel DownJoanneBad RomanceThe CureMillion Reasons
Llegó la noche más esperada para los Little Monsters españoles. Tras posponer sus conciertos programados en septiembre, Lady Gaga regresó con fuerza al escenario del Palau Sant Jordi de Barcelona, el primer concierto de la gira europea de Joanne World Tour.Derrochando energía, empatía y carisma ante 15.000 personas, la diva del pop llegó dispuesta a conjurar el dolor con grandes dosis de espectáculo, tras verse obligada a anular los conciertos europeos por un brote de fibromialgia. Y lo consiguió desde el primer minuto, cuando salió al escenario como una apisonadora, rebosante de energía y subida a una plataforma desde la que interpretó el primer tema de la noche: Diamond Heart, de su último álbum, Joanne.En la segunda canción, A-Yo, también de su nuevo disco, aparecieron sus esforzados bailarines que la acompañaron durante todo el espectáculo, dejándose la piel, mientras ella, que también se entregó en cuerpo y alma, se quitó el sombrero dorado y la cazadora de cuero para coger la guitarra y hacerlo todo a la vez: cantar, bailar y tocar.El público del Palau Sant Jordi saltó con Poker Face, y siguió haciéndolo, pero de alegría al ver que la diva está en buena forma. Durante casi más de dos horas, Lady Gaga presentó un espectáculo sin tregua, en el que alternó temas de su último disco con algunos de sus hits, como Alejandro o Telephone. Todo ello adornado con continuos cambios de vestuarios y movimientos escénicos, que llegaron a su punto álgido cuando descendieron dos pasarelas del techo, que conectaban el escenario principal con los tres anexos. Un show con una impresionante pantalla gigante, tres ovaladas, varias plataformas con posibilidad de inclinarse, fuego real sobre el escenario principal y luces en todas las direcciones y de todos los colores.En siete ocasiones, Lady Gaga abandonó el escenario para cambiarse de ropa, pero el ritmo del concierto no decayó en ningún momento, porque los interludios, con vídeos y efectos visuales, mantenían hipnotizados a los seguidores.La emoción y la empatía también estuvieron muy presentes, especialmente cuando la diva recordó a las víctimas de los atentados terroristas del pasado mes de agosto en Barcelona. "Os amo y dedico esta canción a Barcelona, a su tragedia y a todos los que sufren" dijo antes de sentarse al piano e iluminar el Sant Jordi con The Edge Of Glory.En ningún momento hizo referencias directas a su enfermedad, pero sí muchas indirectas y dejándose querer cuando explicó el origen de su nuevo disco, Joanne, dedicado a su tía, que falleció de lupus a los 19 años. Y, aunque Gaga no llegó a conocerla, porque murió antes de que ella naciera, Joanne Germanotta marcó a su familia y a ella misma, ya que la herida estuvo abierta muchos años. Lady Gaga recordó este capítulo de su vida familiar durante la segunda parte del concierto, la que aprovechó para defender la igualdad y repetir muchas veces que ama a todo el mundo, seamos del color que seamos y de la orientación sexual que elijamos.Después de conquistar al público con sus palabras, se desmelenó con Paparazzi y Bad Romance, tema con el que dejó claro que, aunque últimamente está concediendo más terreno a la persona que al personaje y a la sofisticación de Lady Gaga, los vestidos imposibles siguen formando parte de ambas.Tras el festival de luz y color de Bad Romance, la cantante volvió al piano para despedirse de su público con Million Reasons; y así cerrar un concierto en el que montó una fiesta pero mostró su lado más íntimo, algo que define a la perfección a Lady Gaga.
Hubo un tiempo en que la rareza cotizaba al alza en el universo estético y estilístico de Lady Gaga y la neoyorquina lo mismo sacaba a pasear por el escenario una suerte de cefalópodo mutante que transformaba el desmadre de «The Rocky Horror Picture Show» en un delirio repleto de sangre de mentirijilla y reverencias al feísmo extremo. Eran tiempos, decíamos, de óperas-rock conceptuales, vestidos de bistec y reñidas pugnas por intentar hacerle sombra a Madonna a la hora de convertir pabellones deportivos en despendolados y ruidosos bailes de disfraces.Las cosas, sin embargo, han empezado a cambiar para Stefani Joanne Angelina Germanotta: desgastada por los flashes de la fama (no así por los de los fotógrafos profesionales, vetados una vez más a la hora de cubrir el concierto) y dispuesta a exhibir su perfil más humano, la cantante ha diseñado este «Joanne World Tour»» como una suerte monumento a su transformación.Un cambio que la propia artista se encargó de anunciar en cuanto se apagaron las luces del Palau Sant Jordi -«no me llames Gaga, llámame Joanne», pudo oírse mientras una gigantesca cuenta atrás apuraba segundos- y que, además de para estrenar la gira europea y recuperar las fechas que suspendió en otoño por un brote de fibromialgia, sirvió para reencontrarse en Barcelona con una Lady Gaga con unas cuantas capas de maquillaje de menos.Así, sin estridencias y con buena parte del protagonismo concentrado en un espectacular escenario repleto de pantallas flotantes, plataformas móviles, podios retráctiles y rayos cegadores, la estadounidense se arrancó con «Diamond Heart», se colgó la guitarra para subirle la temperatura al funk embrutecido de «A-YO» y despachó a las primeras de cambió una «Poker Face» de cuerpo robusto y coreografía gimnástica. Un arranque con las revoluciones al máximo para meterse al público en el bolsillo y tomar impulso para medir por enésimo vez el índice de pegajosidad de «Alejandro», recuperar su teclado portátil en la expansiva «Just Dance» y aligerar los cambios de acto (y también de vestuario) con vídeos autorreferenciales.El menú, un parcheado de pop sintético, electrónica ácida y rock endurecido al servicio de himnos de acción directa como «Telephone», «Born This Way» y «Paparazzi», apenas presentaba novedades, pero sí que cambió la manera de servirlo. Y es que, como si hubiera enviado al banquillo su catálogo de excentricidades, la cantante se reivindicó como diva total capaz de conquistar al público sin necesidad de sacar a pasear su orgullo freak.En lugar de eso, se trajo una elegante escenografía salpicada de neones, perfumes jamaicanos para envolver «Dancin’ In Circles», tres puentes flotantes que conectaban el escenario principal con otras tres tarimas secundarias, y exhibiciones de voz y piano como la cabaretera «Come To Mamma» o esa «The Edge Of Glory» que quiso dedicar a las víctimas del atentado de Barcelona y quienes han vivido alguna tragedia.Se podría pensar que ha sacrificado parte de su singularidad para acercarse a una dimensión más homologable del pop de estadios, pero bastaba con verla flotando sobre la pista al ritmo de «Angel Down», exprimiendo toda la emotividad de «Joanne», parloteando sin parar con el público o alternando el baile dislocado de «Bad Romance» con la delicadeza de «Million Reasons», con la que se despidió, para convencerse de que, en efecto, tiene recursos suficientes como para quitarse cuantas máscaras quiera. En Barcelona, sin ir más lejos, triunfó como siempre, sí, pero conquistó a la audiencia como nunca.
Tras posponer sus dos fechas en España el pasado mes de septiembre, por fin Lady Gaga visitaba la ciudad condal para ofrecer dos conciertos en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Debo confesar que no era especialmente fan de ella hasta que la vi en directo anoche, en la que descubrí que todo lo que la rodea va más allá de coreografías, estilismos extravagantes y canciones pop.Con una mastodóntica escenografía digna de un espectáculo de la Super Bowl, Lady Gaga se movía por toda la pista del Palau Sant Jordi desde el escenario principal con un espectacular escenario que se elevaba en distintos niveles, escupía columnas de fuego y con pantallas móviles, como buena diva del pop; para pasar por las dos plataformas unidas con pasarelas que cruzaban la pista hasta llegar a un segundo escenario donde le esperaba su inseparable piano rodeado de luces de neón. Espacio donde demostró que su parte más intimista y su derroche de voz.Los diez minutos de la cuenta atrás inicial se hicieron eternos para los Little Monsters que esperaban desde hacía horas para dar paso a Diamond Heart, donde apareció con un look country acompañada de sus bailarines. Le siguió otros dos temas de Joanne, A-Yo y Perfect Illusion, esta última precedida por un clásico, Pokerface.En total 7 actos divididos por unos cuidadísimos visuales que muestran la parte más artística de la cantante; donde pudimos verla desde derrapando humo rosa con un coche, convertida en rinoceronte, luchando contra su dualidad en una angustiosa escena o cubriendo su rostro con un extraño líquido morado.No faltaron los temazos que la lanzaron a la fama como Just Dance, Bad Romance, Telephone, Paparazzi; así como hits tan icónicos como Born This Way o Alejandro; con sus famosas coreografías y estilismos que iban desde los más extravagantes como el modelito blanco con antifaz alado hasta su look country con el famoso sombrero rosa de la etapa Joanne.Al igual que hizo en su primer concierto el pasado domingo, dedicó a piano el tema The Edge Of Glory a las víctimas de los atentados de Barcelona ocurridos en agosto del año pasado, uno de los momentos más emotivos de la noche junto a Angel Down o la propia Joanne, para la que explicó la historia de su tía.Una noche tan mágica no podía despedirse de otra manera que volviendo al piano para interpretar Million Reasons, probablemente la canción más exitosa de su último trabajo, cerrando dos horas de directo en las que Lady Gaga demostró que puede emocionar por igual tanto canciones bailables con un despliegue de bailarines como ella sola sobre el escenario acompañada únicamente de su voz y su piano.
Si por algo se caracteriza Lady Gaga es por sus atrevidos y extravagantes looks. Vamos, por ponerse lo que nadie más sería capaz de llevar. La hemos visto llevando un vestido de carne cruda, un nido de aves en la cabeza y hasta un vestido de burbujas.Allá donde va, la estadounidense siempre ha marcado la diferencia y ha estado en boca de todo el mundo, algo que también ha provocado que acumule miles y miles de fans.Pero en esta ocasión, Lady Gaga no nos ha mostrado su sorprendente outfit sobre un escenario o una alfombra roja, sino en la montaña. Sí, habéis leído bien, Lady Gaga ha sido pillada en plena excursión por la montaña con su chico Christian Carino con un outfit un tanto curioso.La artista optó por un look bastante acorde a su estilo, pero digamos que quizá no demasiado adecuado para caminar por el campo. Para la ocasión, Lady Gaga se puso una ajustada falda negra larga con una abertura lateral y un top negro con un hombro al aire. Pero lo que resulta aún más sorprendente es que la cantante llevaba tacones. En definitiva, ¡antes muerta que sencilla!El look ha generado muchos comentarios en las redes sociales al considerar bastante desacertada la elección para el plan. Algunos usuarios, incluso,han llegado a asegurar que la cantante únicamente trataba de llamar la atención.
Cuando todos creíamos que Lady Gaga estaba a puntito de anunciar la grabación de un nuevo álbum, la cantante nos sorprende con una increíble e íntima versión de ‘Joanne’ interpretada con el piano.En el videoclip que ha lanzado para acompañar esta nueva versión imita a las grabaciones caseras de la década de los 70, así como la estética que luce la artista; con un vaporoso vestido rosa con gafas a juego típicos de la época, o completamente vestida de negro con un sombrero estilo cowboy.Un precioso vídeo en el que vemos a Lady Gaga caminando por un bosque, por las vías del tren, recogiendo un diente de león o dando vueltas sobre sí misma; así como interpretando el tema a piano y a guitarra con un aire melancólico.Recordemos que esta canción, como todo su último trabajo que lleva el mismo nombre, va dedicado a su tía Joanne, que murió a causa del lupus. Es por ello que junto con este lanzamiento la artista neoyorquina ha hecho pública su donación a una asociación para la investigación contra el lupus y anima a sus seguidores a que hagan lo mismo.
La cantante estadounidense Lady Gaga ha anunciado la cancelación de los últimos diez conciertos de su gira por varios países de Europa que inició el pasado 14 de enero en Barcelona, debido a una «grave dolencia», anunció hoy la artista en las redes sociales.«Desafortunadamente Lady Gaga sufre una grave dolencia que le impide poder actuar en directo», asegura la compañía promotora de la gira «Live Nation» en un comunicado colgado en el perfil de twitter de la diva, sin especificar ese padecimiento. «Como resultado de esta situación, Live Nation y Lady Gaga anuncian la cancelación de los diez conciertos del final de la gira europea» denominada «Joanne World Tour», añade.La nota explica que la artista decidió interrumpir «inmediatamente» el final de la gira con el apoyo de su equipo médico el pasado viernes por la noche. «Ella está apenada y muy triste al no poder actuar para sus fans europeos que la han esperado tan pacientemente», describe la nota. Profesionales expertos trabajan para que la diva pueda volver a los escenarios, concluye el texto.Comunicado de la artista en FacebookEn otra nota, que aparece en su página de Facebook, la cantante de «Poker face» o «Telephone», explica que se siente devastada por la situación y que no sabe como describirla.«Amo esta gira, amo esta gira más que nada, os amo a vosotros, pero esto está fuera de mi control. Londres, Manchester, Zurich, Colonia, Estocolmo, Copenhague, París, Berlín. Y Río. Prometo que volveré a vuestra ciudad, pero por ahora, primero tengo que reponerme. Os amaré siempre. XX Gaga», escribe en ese mensaje.