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Autor Tema: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS  (Leído 3932 veces)

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"LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« en: Febrero 06, 2009, 08:25:13 pm »

UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS Y CONSPIRACION DEL SILENCIO



Brad Steiger

¡Atlántida! ¿Quiíén en su alma ancestral, en la más honda capa de la geologí­a de su inconsciente, no sintió, al oí­rla pronunciar por primera vez, el mágico efecto evocador de tal palabra? (Cíésar Luis de Montalbán)

EL primer testimonio de este continente mí­tico, que aparece perdido en el tiempo y la historia, lo encontramos en los cíélebres diálogos de Platón "Critias" y "Timeo” donde el fil6sofo griego escribe y en parte fábula sobre la realidad de la Atlántida, cuyo conocimiento fue un secreto celosamente custodiado por los altos sacerdotes de Sais, en Egipto. Resulta sorprendente esta predisposición a revelar tan despreocupadamente detalles sobre la existencia de Atlántida, ya que la herencia de su historia, y muy especialmente de su ciencia, era y continúa siendo en la actualidad uno de los conocimientos más secretos de todas las autíénticas hermandades iniciáticas. Tan extraña actitud, que suele pasar inadvertida, pudiera estar ofreciíéndonos una valiosa clave sobre el autíéntico motivo que llevó a Platón a dejar constancia de esta civilización y su posterior desaparición, así­ como de la gran advertencia que íésta encierra para la Humanidad.

Leyendo el "Critias" y "Timeo" despacio y entre lí­neas, tal vez descubramos otras lecturas cifradas que nos ayudarán a rasgar ese velo misterioso que todaví­a hoy envuelve a este continente sumergido.

Teniendo en cuenta esto último, resulta interesante comprobar cómo algunos iniciados destacaron y tuvieron en significativa consideración ciertas revelaciones de estos diálogos, como don Benito Arias Montano, el ilustre polí­glota y heterodoxo extremeño, considerado y definido tantas veces como el Salomón de España, quien, como veremos a lo largo de este trabajo, tení­a verdadero conocimiento de la Atlántida. Arias Montano legó a sus discí­pulos unos rollos de pergamino escritos de su puño y letra que recogen varios fragmentos, cuidadosamente seleccionados, del Crí­tias" y del "Timeo"; con ello, sin duda, el maestro les estarí­a transmitiendo, en el más puro estilo iniciático, las importantes claves que íéstos encierran. Los fragmentos en cuestión, que reproducimos í­ntegramente para quienes deseen descifrarlos, son los siguientes:




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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #1 en: Febrero 06, 2009, 08:26:41 pm »
"En el Delta de Egipto, con todo el panorama de los brazos del Nilo a los pies, existe un nomo llamado saí­tico y una ciudad principal, la de Sais, de donde el mismo rey Amais era oriundo. Los habitantes de dicho nomo, o Estado, tienen por divinidad fundadora de íél a la diosa NEITH, que en griego, según ellos, quiere decir ATENEA. Por eso, ellos quieren de todo corazón a los atenienses, considerándolos como de su propia raza. Así­ Solón decí­a que, llegado cierta vez a aquel paí­s, habí­a recibido en íél las mayores atenciones, y despuíés de las preguntas que habí­a hecho acerca de la antigí¼edad a los sacerdotes más ancianos y que mejor la conocí­an, se habí­a convencido de que ni íél, ni ningún otro griego, sabí­a nada de ella, por decirlo así­. Y añadió Solón que, deseando cierto dí­a que le informasen acerca de los tiempos antiguos, se habí­a puesto a hablar de Phoronso, a quien, por su remota antigí¼edad, se le llamaba el primero, despuíés de Ní­obe y, en fin, del famoso diluvio de Deucalión y Pirra, con todo cuanto de ellos se cuenta haciendo la genealogí­a de los descendientes de íéstos y fijando sus íépocas respectivas. Entonces un anciano sacerdote le dijo: "¡Oh, Solón, Solón, vosotros los griegos no sois sino unos niños! ¡No hay en Grecia un anciano tan sólo!"; y como yo me mostrase maravillado de semejantes frases, el venerable sacerdote replicó: "Sí­, vosotros sois todos unos jóvenes de alma, por cuanto no atesoráis ninguna opinión verdaderamente antigua y de antigua tradición venida. No poseíéis, no, ningún conocimiento blanqueado por el tiempo, y he aquí­ por quíé. A lo largo de los siglos las destrucciones de hombres y pueblos enteros se han sucedido en gran número, las mayores de ellas por el fuego y por el agua; las menores, por otras mil causas diversas. Así­, existe entre vosotros la vieja tradición de que antaño Phaetón, el hijo del Sol, al empeñarse en dirigir el carro de su padre, habí­a incendiado la Tierra y, herido por el rayo, habí­a íél mismo perecido. Semejante relato es de carácter fabuloso, y la verdad que tamaña fábula oculta bajo su sí­mbolo es la de que todos cuantos cuerpos celestes se mueven en sus órbitas sufren perturbaciones que determinan en el tiempo una destrucción periódica de las cosas terrestres por un gran fuego. En tales catástrofes los que habitan en las montañas y parajes elevados y áridos perecen más pronto que los moradores de las orillas del mar y de los rí­os. A nosotros el Nilo, a quien por tantos modos debemos nuestra vida, nos salvó entonces de tamaño desastre, y cuando los dioses purificaron la tierra sumergiíéndola, si bien no todos los boyeros y pastores perecieron sobre las montañas, al menos los habitantes de vuestras ciudades fueron poco a poco llevados hasta el mar siguiendo la corriente de los rí­os. Sin embargo, en nuestro paí­s, ni entonces ni en otra íépoca alguna, las lluvias han fecundado nuestras campiñas como otras, sino que la Naturaleza ha dispuesto que el agua nos viniese de la tierra misma, por el rí­o. Esta es la causa de que nuestro paí­s pueda con¬servar las tradiciones más antiguas, porque ni calores extremados ni lluvias excesivas le han despojado de sus habitantes, además de que si bien la raza humana puede aumentar o disminuir en número de individuos, jamás llega a desaparecer por completo de la faz de la Tierra. De este modo y por esta razón, todo cuanto se ha hecho de hermoso, de grande o de memorable en un aspecto cualquiera, sea en vuestro paí­s, sea en el nuestro, o en otro, está escrito desde hace muchos siglos y conservado en nuestros templos, pero entre vosotros y entre los demás pueblos el uso de la escritura y de cuanto es necesario a un Estado civilizado no data sino de una íépoca muy reciente y, súbitamente, con determinados intervalos, vienen a caer sobre vosotros, como una peste cruel, torrentes que se precipitan del cielo y no dejan subsistir sino hombres extraños a las letras y a las musas, de suerte que recomenzáis, por así­ decirlo, vuestra infancia e ignoráis todo acontecimiento de vuestro paí­s o del nuestro que remonta al tiempo viejo. Así­, Solón, todos estos detalles genealógicos que nos has dado relativos a vuestra patria se parecen a meros cuentos infantiles. Desde luego vosotros nos habláis de un diluvio, cuando se han verificado muchos otros anteriores. Además ignoráis que en vuestro paí­s ha existido la raza de hombres más excelente y perfecta, de la que tú y toda la nación descendíéis, despuíés que toda ella pereció, a excepción de un pequeño número. Vosotros no lo sabíéis, porque los primeros descendientes de aquíélla murieron sin transmitir nada por escrito durante muchas generaciones, porque antaño, Solón, antes de la última gran destrucción por las aguas, esta misma república de Atenas, que a la sazón ya existí­a, era admirable en la guerra y se distinguí­a en todo por la prudencia y sabidurí­a de sus leyes cuanto por sus generosas acciones, y contaba, en fin, con las instituciones más hermosas de que jamás se ha oí­do hablar bajo los cielos".



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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #2 en: Febrero 06, 2009, 08:28:05 pm »
"Solón quedó pasmado ante semejante relato y, lleno de noble curiosidad, rogó a los sacerdotes que le diesen cuantos detalles pudieran relativos a los primitivos moradores de su patria, a lo que aquel augusto anciano respondió: "Te diremos con gusto, ¡oh Solón!, lo que deseas, por afecto hacia ti y hacia tu patria, y más aún por veneración hacia la diosa a quien pertenece vuestra ciudad y la nuestra, diosa que ha velado siempre por la vida y la educación de las dos. Ella, la diosa Neith, comenzó su obra por vuestra ciudad, tomando de la Tierra y de Vulcano, la semilla de la que os formó, fundando mil años más tarde íésta nuestra ciudad del Delta, pues que el gobierno establecido entre nosotros data, según nuestros libros sagrados, de ocho mil años fecha. Debo, pues, hablar ante todo de tus conciudadanos que allí­ viví­an hace nueve mil años, y hacerte conocer en pocas palabras sus instituciones y lo más glorioso de sus obras. En cuanto a los detalles, otra vez los veremos, si lo deseas, leyíéndolos en nuestros mismos libros. Por la dicha comunidad de nuestro origen, verás que muchas de las antiguas leyes de la Atenas primitiva se encuentra aquí­ ahora. Desde luego, los sacerdotes formaban una clase separada de las demás. La casta guerrera era la segunda, según las leyes, y no se ocupaban sino de los problemas guerreros, y asimismo permanecí­an sin mezclarse las otras castas de artesanos, pastores y labradores. Las costumbres vuestras respecto al uso de los cascos y lanzas son las mismas que las nuestras, y de ellos nos hemos servido antes que todos los pueblos de Asia, porque los habí­amos recibido de la diosa. En lo que respecta al desarrollo de la inteligencia, no ignoras, Solón, la atención que desde el principio vienen concediendo nuestras leyes al descubrimiento de las normas que al mundo rigen, al arte de la adivinación del porvenir y al de la medicina, sacando así­ partido de tan divinos conocimientos para las necesidades de los hombres. Todo este orden admirable, repito, antes de ser establecido aquí­, fue implantado entre vosotros por la diosa, quien escogió vuestro suelo porque juzgó que la deliciosa templanza de vuestras estaciones facilitarí­a el desarrollo de hombres dotados de la mayor sabidurí­a.

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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #3 en: Febrero 06, 2009, 08:29:03 pm »
"Viví­ais, pues, bajo el imperio de tales leyes con las instituciones más prodigiosas que darse pueda, y así­ alcanzasteis a sobrepujar a los demás hombres en toda clase de míéritos, como corresponde a un pueblo engendrado e instruido por los mismos dioses, y de aquí­ las múltiples y grandiosas empresas a que dio cima vuestra república y que escritas quedan en nuestros libros para eterna admiración de las edades. Nuestros libros dicen, en efecto, que vuestra república, en un gran dí­a, mostró brillantemente su valor y poderí­o. Arrostrando los mayores peligros triunfó de sus invasores atlantes y preservó de la esclavitud a pueblos que todaví­a eran libres, y a otros pueblos que estaban próximos a las llamadas columnas de Híércules les restituyó su libertad. Mas, en los tiempos que despuíés siguieron, hubo grandes terremotos e inundaciones. En el espacio de un dí­a y de una noche terribles, todos los guerreros que tení­an proyectado otra vez llegar a las puertas de vuestros muros fueron abismados en lo profundo.

La isla Atlántida entonces desapareció bajo las aguas del mar, y por eso no se puede recorrer ni explorar hoy el mar que la cubre. Los navegantes encuentran insuperables obstáculos en gran cantidad de escollos que la isla dejó al sumergirse debajo de las aguas".

El sabio polí­glota Arias Montano supo descubrir, sin duda, esa gran realidad que siempre permanece oculta en el fondo de los mitos. De hecho, la veracidad de esta narración sobre la Atlántida podrí­a haber sido aceptada en su mayor parte si Platón citase una fecha sobre su hundimiento mucho más conveniente para la ciencia oficial y los esquemas establecidos. Aceptar que nueve mil años antes de la visita de Solón a Egipto existió en el Atlántico una isla-continente, donde se desarrolló una fabulosa cultura que llegarí­a a dominar una gran parte de la Europa actual, aparentemente no resulta muy aceptable; sin embargo, en la mayorí­a de los sótanos de los más importantes museos del mundo existen, como me confesara en cierta ocasión el Director de uno de ellos, numerosas piezas tan inexplicables y asombrosas que de exhibirse públicamente exigirí­an tal reconstrucción de la Historia que anularí­an algunas de nuestras más sólidas creencias.

Otro punto que tampoco favoreció la credibilidad de estos diálogos, que dieron origen a uno de los mitos más fascinantes de la Historia, es la posibilidad, como sugiere el Dr. Jimíénez del Oso en un magní­fico artí­culo, de que Platón "se sirviera del tema para recrear su concepto de ciudad ideal. Realmente no seria la primera ni la última vez que se manipulasen o fabulasen de alguna forma unos hechos históricos, adaptándolos a determinadas conveniencias o ideales.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #4 en: Febrero 06, 2009, 08:30:16 pm »
Por el contrario, los datos que revelan la ubicación del continente sumergido "más allá de las columnas de Híércules" (Estrecho de Gibraltar) han sido plenamente aceptados por algunos de los geólogos de más alto prestigio. En su narración Platón se muestra así­ de explí­cito: "En aquel tiempo era posible atravesar el Atlántico. Habí­a una isla delante de lo que vosotros llamáis "Columnas de Híércules" (Gibraltar) mayor en tamaño que el Egipto y el Asia Menor juntos. Y los viajeros de aquellos tiempos podí­an pasar de esta isla a las demás islas y desde estas islas podí­an ganar todo el continente, en la costa opuesta de este mar que merecí­a realmente su nombre. Pues en uno de los lados, dentro de este estrecho de que hablamos, parece que no habí­a más que un puerto de boca muy cerrada y que, del otro lado, hacia afuera, existe este verdadero mar y la tierra que lo rodea, a la que se puede llamar realmente continente, en el sentido propio del tíérmino. Ahora bien, en esta isla Atlántida unos reyes habí­an formado un imperio grande y maravilloso. Este imperio era señor de la isla entera y tambiíén de muchas otras islas y de partes del continente. Por lo demás, en la parte vecina a nosotros, poseí­an el ífrica hasta Egipto y Europa hasta Etruria".

Igualmente interesante para aquellos que desean profundizar en el gran enigma de la Atlántida, resulta esta otra narración que nos habla de dioses que bajan a la Tierra dando origen a ciudades y razas. El diálogo en cuestión, que perte¬nece al "Critias", dice textualmente:

"Según se ha dicho ya anteriormente, al hablar de cómo los dioses habí­an recurrido a echar a suertes la tierra entre ellos, dividieron toda la tierra en partes, mayores en unas partes, menores en otras. Y ellos instituyeron allí­ en su propio honor cultos y sacrificios. Según esto, Poseidón, habiendo recibido como heredad la isla Atlántida, instaló en cierto lugar de dicha isla a los hijos que habí­a engendrado íél de una mujer mortal. Cerca del mar, pero a la altura del centro de toda la isla, habí­a una llanura, la más bella según se dice de todas las llanuras y la más fíértil. Y cercana a la llanura, distante de su centro como unos diez kilómetros, habí­a una montaña que tení­a en todas sus partes una altura mediana. En esta montaña habitaba entonces un hombre de los que originariamente habí­an nacido en la tierra. Se llamaba Evenor y viví­a con una mujer, Leucippa. Tuvieron una hija única: Clito. La muchacha tení­a ya la edad núbil cuando murieron su padre y su madre. Poseidón la deseó y se unió a ella. Entonces el dios fortificó y aisló circularmente la altura en que ella viví­a. Con este fin hizo recintos de mar y de tierra, grandes y pequeños, unos en torno a los otros. Hizo dos de tierra, tres de mar y, por así­ decirlo, los rodeó, comenzando por el centro de la isla, del que esos recintos distaban por todas partes una distancia igual. De esta manera resultaban Infranqueables para los hombres, pues en aquíél entonces no habí­a aún naví­os ni se conocí­a el arte de la navegación. El mismo Poseidón embelleció la isla central, cosa que no le costó nada, siendo como era un dios. Hizo brotar de bajo tierra dos fuentes de agua, una caliente y otra frí­a, e hizo nacer sobre la tierra plantas nutritivas de toda clase en cantidad suficiente".

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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #5 en: Febrero 06, 2009, 08:31:15 pm »
En este mismo relato es donde Critias las describe parte de la fauna y la flora de la Atlántida y nos informa de la existencia de un misterioso metal, llamado Oricalco, en los siguientes tíérminos:

"En primer lugar todos los metales duros y maleables que se pueden extraer de las minas. Primero aquíél del que tan sólo conocemos el nombre, pero del que entonces existí­a, además del nombre, la sustancia misma: el Oricalco. Era extraí­do de la tierra en diversos lugares; era, despuíés del oro, el más precioso de los metales que existí­a en aquel tiempo. Análogamente, todo lo que el bosque puede dar en materiales adecuados para el trabajo de carpinteros y ebanistas, la isla lo proveí­a con prodigalidad. Asimismo, ella nutrí­a con abundancia a todos los animales domíésticos y salvajes. Incluso la especie misma de los elefantes se hallaba allí­ ampliamente representada. En efecto, no solamente abundaba el pasto para todas las demás especies, las que viven en los lagos, los pantanos y los rí­os, las que pacen en las montañas y en las llanuras, sino que rebosaba de alimentos para todas, incluso para el elefante, el mayor y más voraz de los animales. Por lo demás, todas las esencias aromáticas que aún ahora nutren el suelo en cualquier lugar, raí­ces, brotes y maderas de los árboles, resinas que destilan de las flores y los frutos, las producí­a entonces la tierra y las hací­a prosperar. Daba tambiíén los frutos cultivados y las semillas que han sido hechas para alimentarnos y de las que nosotros sacamos las harinas sus diversas variedades las llamamos cereales Ella producí­a ese fruto leñoso que nos provee a la vez de bebidas, de alimentos y de perfumes; ese fruto escamoso y de difí­cil conservación hecho para instruir y para entretenernos, el que nosotros ofrecemos luego de la comida de la tarde, para disipar la pesadez del estómago y solazar al invitado cansado. Sí­, todos esos frutos, la isla que estaba entonces iluminada por el Sol, los daba vigorosos soberbios, magní­ficos, en cantidades inagotables”.

No deja de ser llamativa la insistencia de Platón en desarrollar el relato de la Atlántida como autíéntico, teniendo en cuenta que el filósofo griego suele aclarar siempre en sus obras cuándo trata de algo mitológico o real, con lo cual parece confirmar su convencimiento sobre la existencia del continente desaparecido. Si bien algunos de los datos de estos diálogos tal vez no sean del todo exactos, como el tiempo que señala su existencia y posterior desaparición, es evidente que la base de su información sí­ lo es.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #6 en: Febrero 06, 2009, 08:32:31 pm »
La Atlántida no desapareció totalmente

En la actualidad existen demasiadas huellas y evidencias que ponen de manifiesto la veracidad de los relatos sobre la existencia de la Atlántida; sin embargo, como a lo largo de la Historia, tambiíén hoy en dí­a parece fraguarse toda una conspiración de silencio y un nada claro y sospechoso empeño por evitar que pierda su condición mí­tica.

El desconcertante final de "Critias" no es una excepción. De esta forma tan extremadamente cortante y misteriosa termina el políémico diálogo:

Pero cuando comenzó a disminuir en ellos ese principio divino, como consecuencia del cruce repetido por numerosos elementos mortales, es decir, cuando comenzó a dominar en ellos el carácter humano, entonces, incapaces ya de soportar su prosperidad presente, cayeron en la indecencia. Se mostraron repugnantes a los hombres clarividentes, porque habí­an dejado perder los más bellos de entre los bienes más estimables. Por el contrario, para quien no es capaz de discernir bien quíé clase de vida contribuye verdaderamente a la felicidad, fue entonces precisamente cuando parecieron ser realmente bellos y dichosos, poseí­dos como estaban de una avidez injusta y de un poder sin lí­mites. Y el dios de los dioses, Zeus, que reina con las leyes y que, ciertamente, tení­a poder para conocer todos estos hechos, comprendió quíé disposiciones y actitudes despreciables tomaba esa raza, que habí­a tenido un carácter primitivo tan excelente. Y quiso aplicar un castigo para hacerles reflexionar y llevarlos a una mayor moderación. Con este fin, reunió íél a todos los dioses en su mansión más noble y bella; íésta se halla situada en el centro del Universo y se puede ver desde lo alto todo aquello que participa del devenir. Y habiíéndolos reunido, les dijo..."

Enigmático final que invita tanto a la reflexión como a la sospecha, muy especialmente si tenemos en cuenta que estos fragmentos tambiíén fueron premeditadamente destacados y transmitidos a sus discí­pulos por distintos iniciados conocedores de la lectura oculta que íéstos encierran, lectura que estarí­a relacionada con un tercer diálogo que Platón escribió sobre la Atlántida. Este discutido e intrigante diálogo, al igual que el verdadero final del Critias, desapareció sin que nadie haya logrado ofrecer una explicación razonable. Pero ¿nos encontramos realmente ante una misteriosa mano invisible que sistemáticamente veta y condena todo aquello que pudiera aportar alguna prueba sobre la Atlántida? ¿O tal vez, como sucede con las grandes enseñanzas ocultas, ciertos conocimientos sólo salen a la luz y son plenamente aceptados cuando verdaderamente nos encontramos preparados para asimilarlos y la Humanidad los necesita? Por ello deberí­amos tener muy presente, sobre todo en estos momentos tan decisivos para determinar su futuro, el testimonio de esta supuestamente mí­tica Historia, más no como ejemplo de lo que podrí­a volver a suceder, ya que el nada casual resurgimiento de su alquimia mineral, hasta ahora perdida (sobre esta alquimia trata mi libro "Los minerales mágicos", que pertenece igualmente a la "Biblioteca Básica de E.T., dirigida por el Dr. Jimíénez del Oso) nos enseña que ese futuro puede y debe ser altamente esperanzador.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #7 en: Febrero 06, 2009, 08:33:33 pm »
La Atlántida sólo podrá ser descubierta cuando aprendamos a reconocer sus huellas, pues existen fundadas sospechas de que no todo el colosal continente fue sepultado bajo las aguas del Atlántico. íšltimamente están apareciendo importantí­simos descubrimientos que evidencian la realidad de la Atlántida (algunos de los más interesantes se irán comentando a lo largo de estas páginas) gracias a las nuevas y avanzadas tíécnicas de prospección marina, las cuales, además, han demostrado que la antigua teorí­a de los sedimentos, que imposibilitaba su existencia, sólo fue un error geológico. Pero mientras se continúa la exploración de los complejí­simos fondos marinos, que tanto recelo muestran en descubrir sus secretos a quienes ignoran su lenguaje oculto, centraremos el presente trabajo en rastrear esas sorprendentes huellas, que aún perduran desafiantes al paso de los siglos, sobre las que en un remoto pasado fueran tierras atlantes. Ellas son el testimonio de una parte de nuestra Historia que es necesario recobrar, para que al fin podamos reencontrarnos con nuestros verdaderos orí­genes.

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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #8 en: Febrero 06, 2009, 08:34:31 pm »
ULTIMOS Y SORPRENDENTES DESCUBRIMIENTOS SOBRE LA ATLíNTIDA

Seguramente, el mito que más intensamente ha pervivido a lo largo de siglos y milenios es el que se refiere a la Atlántida, cuna de toda civilización, que fue tragada por las aguas nadie sabe cuándo ni dónde.

Ahora, recientes revisiones de documentos antiguos y nuevas investigaciones nos sitúan en el trance de aventurar que tal vez no se trate de un mito, sino de una realidad capaz de cambiar el concepto que tenemos de la Historia.

Desde que Platón se refiriera al "continente perdido" en sus diálogos Critias y Timeo, la Atlántida atrapó a los investigadores y curiosos del pasado en la fascinación de su enigma. Entre el mito y la leyenda, su realidad ha dejado huellas en lugares muy distantes del planeta, y recuerdos legendarios en todas las civilizaciones.
Su mí­tico rastro marca caminos, a travíés de la Historia, que se dirigen hacia las costas y al fondo del ocíéano Atlántico, caminos que tal vez cono¬cieron los sacerdotes egipcios y "pistacos", como se revela al romper las densas nieblas que envuel¬ven sus cultos ancestrales; caminos que pertenecen a las sendas rectas de los grandes iniciados que levantaron los vestigios megalí­ticos, las pirámides y las enigmáticas esferas, ya que todos ellos encierran y custodian las claves secretas y el lenguaje del antiguo conocimiento perdido.

Sin duda, los megalitos constituyen uno de los enigmas más desafiantes del pasado. Algunos investigadores opinan que posiblemente fueron erigidos por los supervivientes de la Atlántida. Y, desde luego, el interrogante no deja de ser complejo, porque si no fueron los atlantes, ¿quiíénes los erigieron? No importa conocer la respuesta con exactitud; pero sí­ es importante reconocer que sus constructores poseí­an unos conocimientos cientí­ficos sumamente avanzados. A este respecto, Alexander Thom, profesor de Ingenierí­a en Oxford, comprobó que, efectivamente, en los conjuntos megalí­ticos, las grandes piedras estaban alineadas astronómicamente con asombrosa precisión. Fruto de sus estudios fue tambiíén el descubrimiento de la que íél denominó "yarda megalí­tica" de 83 centí­metros de longitud. Ello demuestra que los constructores de estos monumentos protohistóricos poseí­an tambiíén altos conocimientos de matemáticas.

Sin embargo, lo más extraordinario de este tipo de construcciones es que todos los megalitos que las conforman suponen y revelan el ejercicio de una energí­a poderosí­sima, que podrí­amos comparar a nuestra quinta fuerza. Los megalitos son catalizadores controladores transmisores de esta energí­a desconocida; distribuidos sin excepción en las lí­neas de fuerza cosmotelúrica, están orientados en relación a ciertas estrellas, el Sol o la Luna, manifestando en cada caso un poder y una finalidad diferentes, dependiendo ello del astro a que se refieran y de sus propias caracterí­sticas estructurales. En algunos casos seguí­an la lí­nea equinoccial, señalando las entradas y salidas de los solsticios y muy especialmente el pronóstico de los eclipses lunares, así­ como las revoluciones magníéticas de las manchas solares.

Pero, ¿cómo pudieron ser trasladados esos enormes bloques de piedra desde canteras que se hallaban, en muchos casos, a gran distancia, incluso a decenas de kilómetros? Tal vez emplearon la misteriosa energí­a a la que antes nos hemos referido. Algunos datos hay que podrí­an confirmarlo; por ejemplo, en los escritos "coptos" se lee que las piedras de la Gran Pirámide fueron elevadas mediante cantos frecuencias de sonido y varas vibratorias.

Como es lógico, los cientí­ficos no aceptan esta posibilidad, porque ello supondria un nuevo enfoque de la Historia. Y, sin embargo, los herederos del antiguo conocimiento poseí­an algunas de aquellas varas o bastones de poder: con ellas, y con unos mí­ticos transductores que eran conocidos como "huevos de serpiente", lograban controlar esa fuerza poderosa e inagotable a travíés de los megalitos, seguramente con ayuda de la cualidad conductora del cuarzo; de ahí­ el interíés especial por determinadas canteras. La energí­a así­ obtenida y controlada hací­a más fíértiles los campos, más propicio el clima y más estable el equilibrio ecológico y telúrico, evitándose a la vez posibles desastres capaces de alterar las condiciones de vida del planeta.


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« Respuesta #9 en: Febrero 06, 2009, 08:35:24 pm »
Sacerdotes egipcios y "pistacos" supieron de la Atlántida


Cíésar Luis de Montalbán, explorador y viajero incansable el Livingston español, como alguien lo ha llamado , profundizó como pocos en la historia y leyendas de Asia y Amíérica, así­ como en los conocimientos más secretos de sus sacerdotes y magos. Producto de todo ello fue su convencimiento absoluto acerca de la existencia del mí­tico continente.

Durante uno de sus viajes a Egipto, Montalbán convivió con sacerdotes del alto Nilo, quienes le confesaron ser descendientes de los atlantes, ya que íéstos llevaron a Egipto todos los conocimientos y logros de su civilización. Por cierto, tal afirmación coincide con el texto de un rollo de papiro que se conserva en el Museo de San Petersburgo, escrito durante el reinado del faraón Sent, de la II dinastí­a, donde se explican las investigaciones ordenadas por el monarca y llevadas a cabo por una expedición en busca de la Atlántida, por considerarla la tierra de sus antepasados.




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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #10 en: Febrero 06, 2009, 08:36:18 pm »
Jesús de Nazaret, dios de los atlantes

En otra ocasión, encontrándose en los Andes Orientales, Montalbán entró en contacto con el más alto sacerdote de aquellos territorios, ¡el “Pistaco”, perteneciente a una dinastí­a inmemorial que aún conservaba la historia de su estirpe y las más ocultas tradiciones de su pueblo.

El 'Pistaco" reconoció a Jesús como el dios de los atlantes

El enigmático personaje, al escuchar del viajero una alusión a Jesús, replicó: "Es mi dios; el dios de mis padres encarnado en el culto atlante de los habitantes del templo transparente".

Profundamente impresionado Montalbán por las palabras del "pistaco" insistió para que le contase cuanto supiera de la Atlántida; pero en aquel momento fue inútil, pues el sacerdote se encerró en el mutismo total que tan bien saben guardar los indios.

Hubo de transcurrir mucho tiempo hasta que, con ocasión de encontrarse ambos a la vista de La Guaria (puerto de Venezuela), sin solicitarlo pregunta alguna, el "pistaco" dijo con tristeza, mirando las olas espumosas del Atlántico: “Estas aguas cubren la sepultura de mis mayores, que vivieron en la hundida tierra, la que está en el fondo del mar. Sus habitantes fueron muy felices al principio; eran justos y sus ciencias alcanzaron un progreso grande, pero luego llegaron el vicio y la maldad. Entonces, un dí­a, la tierra osciló, los picos fueron cubiertos por penachos de fuego y el mar furioso dejó sepultada para siempre la Atlántida, la tierra de las artes y las ciencias, de las grandes ciudades con pirámides y obeliscos, de los bellos templos transparentes de Io, la tierra de los sabios que conocieron la verdad única".


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #11 en: Febrero 06, 2009, 08:37:05 pm »
Felipe II compartió el secreto

No fue Cíésar Luis de Montalbán el primero en obtener en Amíérica testimonios del continente sumergido: ya Orellana, en el curso de sus conquistas y descubrimientos en tierras de Venezuela, contempló en manos de los aborí­genes unos mapas donde aparecí­a, perfectamente situado, el continente de la Atlántida, de donde aseguraron provenir.

Por otra parte, en la "Historia Universal" de Dextro, libro famoso entre todos los libros perdidos, prohibidos y condenados, que pocos tuvieron el privilegio de leer, se encontraba al parecer la relación completa de todos los monarcas atlantes que hubo en España, quienes dieron pobladores a Irlanda, Escocia, Inglaterra y Amíérica, los mismos que enviaron colonias a Asia y poseyeron parte de ífrica, proporcionando tambiíén reyes a los celtas y troyanos. España, en definitiva, aparecí­a en aquellos tiempos corno la cabeza de todo Occidente. Desgraciadamente, esta joya bibliográfica desapareció misteriosamente, siendo sustituida por la más conveniente "Historia" de Flavio Lucio, la cual, desde entonces, se tuvo por la autíéntica historia de Dextro.

Don Benito Arias Montano, polí­glota y heterodoxo extremeño, maestro y sabio, fue uno de los pocos privilegiados que tuvo en sus manos la obra; y no sólo íéste, sino tambiíén otro libro de similar contenido e igualmente prohibido y condenado: "El Cronicón" de Pedro Orador, de Zaragoza. Arias Montano hizo participe de su sorpresa y emoción a Felipe II, y íéste le encargó escribir para la naciente biblioteca de El Escorial unos pliegos sobre ambas obras, así­ como un epí­tome de los reyes hispano atlantes, lo cual resulta tan significativo como revelador. Una copia de estos escritos fue llevada por Montano a su "Peña", sumándose así­ a los muchos secretos que el gran maestro dejó sepultados para siempre en su querida y enigmática Peña de Alájar.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #12 en: Febrero 06, 2009, 08:37:52 pm »
Huellas atlantes en Extremadura

Tambiíén dejó constancia de la realidad de la Atlántida otro ilustre extremeño, astrónomo, escritor y heterodoxo, por supuesto: Mario Roso de Luna.

Destacaremos unos comentarios que realizó tras estudiar el códice "CORTESIANO" (en el cual descubrirí­a la clave del sistema maya de numeración por puntos y barras, así­ como el signo que representaba al cero): "En el curso de nuestras investigaciones en los códices afirma el escritor extremeño , nos vamos viendo sorprendidos por numerosí­simas conexiones prehistóricas entre el nuevo y el viejo mundo, que elevan la hipótesis del continente conector de la sumergida Atlántida a un grado de probabilidad que raya en la certeza absoluta".

En 1904, Roso de Luna publicó un primer estudio sobre la escritura ógmica en Extremadura, defendiendo la hipótesis de la existencia de atlantes en esta tierra. En sus páginas aparecieron tambiíén algunas fotografí­as de extraños caracteres, un buen número de los cuales tení­a forma de cazuelas, lo que indujo a Roso a referirse a "una escritura de cazoletas", asegurando que la misma correspondí­a a un enigmático pueblo de astrónomos muy anterior a iberos y celtas, un pueblo misterioso que, según las deducciones de Roso, sólo podí­a provenir de la legendaria Atlántida.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #13 en: Febrero 06, 2009, 08:38:38 pm »
Los atlantes y las ví­rgenes negras

Para la mayorí­a de los investigadores de la realidad de la Atlántida, Canarias es la única porción de tierra que se salvó del terrible cataclismo. Muchos son los indicios que así­ parecen demostrarlo; entre los más recientes se hallan las estructuras piramidales de El Paso, Icod y Gí¼imar, muy similares a las de Míéxico, que se cree pueden ser huecas y estar surcadas por pasadizos. Y resulta además significativo que la piedra empleada para su construcción sea lava volcánica, de la que sólo los iniciados conocen sus poderes secretos.


Es en Gí¼imar donde de manera muy especial las pirámides adquieren todo su relieve. Este enclave mágico está repleto de misterio y de secretas revelaciones, tras las que llegaron sin duda los templarios y muchos seguidores del rastro de la Atlántida. Un secreto cuyas claves pueden estar en la enigmática virgen negra de la Candelaria y en sus cuevas, en una de las cuales en 1910 unos obreros que estaban abriendo una galerí­a de agua encontraron unas escaleras por las que ascendieron unos hombres vestidos con túnicas blancas. Los operarios, atemorizados, denunciaron el suceso a las autoridades.


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Re: "LA ATLíNTIDA" UN CONTINENTE SUMERGIDO BAJO LAS AGUAS
« Respuesta #14 en: Febrero 06, 2009, 08:39:38 pm »
Schliemann en Troya: pruebas de la Atlántida

Uno de los testimonios más importantes acerca de la existencia de la Atlántida se debe a Heinrich Schliemann, el cíélebre arqueólogo des¬cubridor de Troya. Por cierto, precisamente hasta ese momento, esa ciudad estaba considerada sim¬plemente como un mito: en su existencia real no creí­a nadie.

Un nieto de Heinrich, Paul Schliemann, publicó un artí­culo que causó escándalo en los medios cientí­ficos e intelectuales de la íépoca; y no era para menos. Su mismo tí­tulo "Cómo encontríé la perdida Atlántida, fuente de toda civilización" era ya suficiente para alborotar a los arqueólogos. Contaba el autor del mismo que dí­as antes de morir su abuelo en Nápoles, en 1890, dejó un sobre lacrado con la siguiente inscripción: "Este sobre sólo podrá ser abierto por un miembro de mi familia que jure dedicar su vida a las investiga¬ciones que están bosquejadas y contenidas en íél. Y en una nota confidencial añadida al sobre lacrado agregaba: "Rómpase el recipiente con cabeza de lechuza. Examí­nese el contenido. Concierne a la Atlántida. Háganse investigaciones en el este de las ruinas del templo de Sais y el cementerio del valle Chacuna".

El doctor Paul Schliemann efectuó en 1906 el juramento requerido y rompió los sellos, encontrando en el interior del sobre varias fotografí­as y documentos. En uno de ellos leyó: "He llegado a la conclusión de que la Atlántida no era meramente un gran territorio entre Amíérica y las costas occidentales de ífrica y Europa, sino tambiíén la cuna de nuestra civilización. En las compilaciones adjuntas se encontrarán las notas y explicaciones, las pruebas que de este asunto existen en mi mente".