PABLO PARDO
28 de abril de 2009.- EEUU, como toda gran potencia, tiene un amplio historial en materia de maltrato a gente de otras naciones y a la suya propia. Hace por ejemplo 41 años 'The Washington Post' podía publicar en primera página la foto de un grupo de soldados estadounidenses y sudvietnamitas sometiendo a un ahogamiento simulado a un preso del Vietcong (la guerrilla comunista de Vietnam) sin que pasara absolutamente nada. Pero ahora la tortura, incluso en el caso de la defensa nacional, es objeto de debate en EEUU.
¿Cómo justificar la tortura? El principal argumento es el de la eficiencia. í‰sa es la tesis de, por ejemplo, Mark Bowden, el autor del best-seller 'Black Hawk derribado', en el que se basa la película de Ridley Scott del mismo título.
Pero, aun considerando que la tortura funcione, hay un argumento de peso en su contra: la gente civilizada no tortura. í‰ste es un debate de valores contra eficiencia.
Es la misma controversia que, por ejemplo, rodeó a la esclavitud. La esclavitud en EEUU era muy eficiente. Y relativamente humanitaria. El Premio Nobel de Economía Robert Fogel lo demuestra en su clásico: 'Time on the Cross. The Economics of American Negro Slavery'. Fogel incluso sostiene que los esclavos vivían mejor que los trabajadores asalariados blancos.
La tesis de Fogel sentó como un tiro a la mayor parte de las íélites de EEUU. A la izquierda, porque atacaba el dogma marxista que consideraba la esclavitud como algo vinculado a un sistema de producción. Y a los liberales porque tambiíén cuestionaba que en una economía capitalista no hubiera espacio para la explotación del hombre por el hombre.
Para Fogel, la esclavitud desapareció por razones morales. Es lo mismo que con el tabaco. La industria del tabaco es muy rentable. Ayuda a las exportaciones de ciertos países en vías de desarrollo. Y tiene un efecto positivo, porque acorta la esperanza de vida y hace que los fumadores cobren menos tiempo la pensión, según el decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, Kenneth Warner.
Sin embargo, ese argumento —que podríamos denominar 'la tesis MAFO', en referencia a alguien muy preocupado por las pensiones— no ha evitado que la opinión pública se haya opuesto al tabaquismo y lentamente estíé en camino de erradicarlo, al menos en el mundo desarrollado.
Con la tortura pasa lo mismo. Es una cuestión moral, no de eficacia.