¿Quíé hará el Ibex en verano? De momento se pone las chanclas y el bañador
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
Tirar de estadísticas para ver el número de años en los que julio y agosto han sido alcistas es una de las múltiples formas de perder el tiempo. Lo único que se detecta son síntomas de cansancio. Que se tome un descanso estival o no es otra historia.
Intentar pronosticar cómo se comportará la bolsa en julio y agosto es jugar a ser adivino, una profesión antaño respetada y hoy muy mal remunerada. Nunca he visto en Expansión y Empleo un anuncio en el que se solicite un adivino para gestionar un fondo de pensiones. Y si alguien se atreve a decir, como hemos escuchado, que el 7 de junio el Ibex estaría por debajo de los mínimos de marzo es porque a la hora de repartir conocimientos Dios se lo sirvió con un cazo de aceitunas que, como todo el mundo sabe, está lleno de agujeros.
La fe de algunos inversores podría mover montañas. Es normal que te pregunten cómo estará el valor XYZ dentro de dos años. Uno, que es muy educado, porque para eso fue a escuela de pago, se limita a salir por la tangente, pero lo que te pide el cuerpo es decirle: “mire, si yo supiese a cómo cotizará, no dentro de dos años, sino el lunes seis de julio, a buenas horas iba a estar el viernes a la diez de la noche dándole a la teclaâ€.
Lo que sí se puede hacer, con un porcentaje relativamente alto de aciertos, es no cometer errores groseros. En los primeros meses del año 1990, abrí, en la oficina de Merrill Lynch de Madrid, una cuenta para operar en EEUU con contratos de futuros sobre materias primas para una SIMCAV. Quien me atendió me dijo, “mira hijo, dentro de dos meses me jubilo y, en esta empresa, ya he visto de todo. Te voy a dar dos herramientas para que no las olvides nunca, porque jamás te fallarán a la hora de gestionar: prudencia y sentido común. La prudencia se puede adquirir; el sentido común.., es harina de otro costalâ€.
Es un ejercicio inútil tirar de hemeroteca para averiguar el número de veranos, en los últimos tropecientos años, en los que la bolsa ha sido alcista en julio y agosto. Incluso en el caso de que hubiese existido otra crisis como la actual, con una respuesta institucional idíéntica, hay que poner muy en duda que la reacción de las bolsas hubiese tomado los mismos derroteros.
Siendo prácticos, lo que tenemos es un mercado que sobrerreaccionó a la baja en los dos primeros meses del año, y que ha sacado la cabeza del agua poniendo el contador a cero. El contador del año, por supuesto, porque en el anterior ejercicio se dejó en el camino un 40% de nada. ¿Y ahora quíé? Ahora, despuíés de casi cuatro meses de subida, lo que se detectan son síntomas de cansancio. Y ante ellos hay dos estrategias diametralmente opuestas.
Las grandes carteras no pueden jugar a corto. Los gestores se tienen que jugar el tipo y están entrando con mucha prudencia, algunos con la vista puesta en los próximos cuatro años. Seguro que aciertan en su gestión. Distinto es el caso de Juan Particular que gestiona su cartera. í‰l no tiene obligación de estar siempre en el mercado. Se puede permitir el lujo de tomarse una vacaciones bursátiles. Y si el mercado muestra síntomas de cansancio, se pone las chanclas y el bañador y se va, ligero de equipaje, con el Ibex de vacaciones.
