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Autor Tema: Las medidas anticrisis van a pasar factura  (Leído 347 veces)

Corealso

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Las medidas anticrisis van a pasar factura
« en: Julio 20, 2009, 10:46:10 pm »
"...vivimos abriendo restaurantes en un lado y otro del mundo para poder respaldar esta profesión y seguir adelante, ya que el Gobierno no nos ofrece ninguna ayuda. El dinero va para proyectos de cine o moda".
Sergi Arola — Cocinero.
Entrevista en El Paí­s


Sin duda, trabajar es un asco... ¿Es mejor vivir del dinero del Gobierno? Más tiempo libre, más dedicación a nuestros hobbies y más horas para la familia o para nuestros amigos. Pero tambiíén, más dependencia, más servilismo, más clientelismo polí­tico, más pobreza. Tal vez el Estado del Bienestar, o quienes lo representan, los polí­ticos, sólo nos vendan la cara más bonita, pero el Estado del Bienestar no da para todo. ¿Los pobres, los desfavorecidos, los parias se llevan algo? ¿Y la clase media?

El sistema actual, lo que se llamó tercera ví­a, pretendí­a eliminar la cara oscura del capitalismo –el del estado depredador– a la vez que daba más oportunidades a los menos favorecidos. El resultado ha sido un sistema mucho peor y cruel. El dinero se ha sustituido por las influencias y las amenazas de los grupos de presión. Todo lo que se hace en polí­tica y articula el Estado del Bienestar obedece a presiones de grupos empresariales, sociales y polí­ticos. No tiene nada que ver con el capitalismo. í‰ste es el intercambio de bienes y servicios de modo voluntario y pací­fico.

La cita del Arola es el paradigma de esta sociedad. í‰l es cocinero. Cree que su sector es mejor que el cine y la moda. A la vez, en el sector del cine, creen que ellos son más necesarios que los cocineros, que siempre los hay. Los de la moda piensan que la gente ha de vestir e ir a la última; ha de ser un derecho, por el que el Gobierno ha de pagarles. Los banqueros opinan lo mismo sobre su sector, lo mismo sucede con el del automóvil o el de las grandes empresas ecológicas.

El Estado del Bienestar es el autíéntico sistema depredador donde todos quieren vivir a costa de los demás sin que ninguno se haga responsable de sus propios actos. Como decí­a el gran economista Fríédíéric Bastiat: "El Estado es la gran ficción a travíés de la cual todo el mundo trata de vivir a cuenta de todos los demás".

La última muestra de cómo el Estado del Bienestar premia la irresponsabilidad, al inútil, y sólo distribuye el dinero del ciudadano entre los lobbies y genera píérdidas netas totales, ha sido la iniciativa gubernamental del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria). El capital inicial del FROB consta de 9.000 millones de euros (6.000 provienen de fondos públicos y 3.000 de los actuales Fondos de Garantí­a de Depósito). El Fondo se puede ir endeudando en varias fases y, con autorización de la ministra de Economí­a, puede multiplicar su capital público hasta por diez (60.000 millones de euros).

Algo así­ supondrí­a un 6% adicional de díéficit público. Este dinero ha de salir de algún lado. Y sólo puede hacerlo: reduciendo o eliminando deducciones –si los 400 euros ya se han quedado en nada, al "cheque bebíé" le quedan cuatro dí­as–, y subiendo impuestos directos e indirectos de forma acentuada, tanto a particulares como a empresas. Dicho en román paladino: todos pagamos más y recibimos menos. Bueno, no todos. Los malos gestores empresariales son consumidores de impuestos totales, ellos ganan.

Al subir los impuestos, más dinero se desviará a la economí­a sumergida, la demanda interna del paí­s bajará, la pobreza de la clase media aumentará y, evidentemente, la recuperación económica no llegará en un corto plazo. Evidentemente, todo esto no afectará muy positivamente al rating de España, por lo que el coste de la deuda podrí­a aumentar.

Imagí­nese que algo así­ se hace en mayor o menor medida sobre el sector del turismo, automovilismo, moda, cine... o que a nuestro chef, Sergi Arola y amigos, les empiezan a dar nuestro dinero. El principal cliente de las empresas ya no seremos nosotros, sino el Estado. Todas ellas quedarán subordinadas a sus designios en lugar de a nuestras necesidades. Transferencias de capital forzosas de particulares y empresas hacia el Estado y que íéste vaya distribuyendo según el peso del lobby de turno.

El resultado es el actual. Un capitalismo de Estado donde todos los actores económicos, la sociedad, sirven como instrumento para beneficiar a unos privilegiados rentistas estatales por el supuesto bien común. El gran estado depredador, sin duda, es el Estado del Bienestar.