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Autor Tema: Zapatero pierde poder en la UE por el caos administrativo en que se encuentra  (Leído 378 veces)

Eguzki

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Almunia ha defendido una agenda propia, distinta a la del Ejecutivo. Algunos ministros han ido por libre. Ante el cúmulo de propuestas, los candidatos españoles se han visto relegados en la CE.


La constitución de la nueva Comisión Europea (CE), Barroso II, ha sido la ocasión para conocer el poder real de los grandes paí­ses comunitarios, al intentar todos ocupar los puestos de máxima influencia en esa institución.

Primero fue la carrera para los nombramientos de comisarios y luego la de sus equipos, que son los que realmente llevan la tarea. Ahí­, de nuevo Francia ocupa la cabeza del pelotón y España pierde estrepitosamente poder de influencia. En la atribución de los cargos en los gabinetes de los comisarios, se sitúa en el octavo lugar, con solo 8 representantes, por detrás de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal, Bíélgica e incluso Polonia.

La presencia de nacionales en esos puestos claves es uno de los elementos de máxima estrategia polí­tica, tanto por su influencia administrativa como polí­tica, ya que la CE, en el seno de la UE, es el motor de la construcción europea y los tratados le atribuyen el monopolio de iniciativa.

Es en esos puestos clave –jefe de gabinete, jefe de gabinete adjunto y miembro o consejero de los gabinetes de los comisarios– donde se cuece toda la preparación europea, elemento vital de la influencia de un paí­s en la UE.

¿Por quíé?
En total los españoles han conseguido ocupar un puesto de jefe de gabinete, obviamente, en el equipo del comisario Joaquí­n Almunia. Tan sólo logra tres puestos de adjuntos en los gabinetes de Maire Geoghegan-Quinn, encargada de I+D; de Neelie Kroes, que se ocupa de Telecomunicaciones; y de Antonio Tajani, comisario de Industria y Empresa.

Otros 4 españoles son miembros de otros tantos gabinetes. Por lo tanto, en total, hay 8 españoles en 6 gabinetes, cifras muy alejadas de la composición de la anterior presidencia de Barroso, cuando habí­a 14 españoles en los gabinetes de los comisarios.

¿Por quíé los españoles no han sido capaces de lograr mejores y más puestos en los gabinetes? En primer lugar, por la tradicional desorganización española y la falta de coordinación entre las diversas administraciones empeñadas en este juego.

Según han confirmado a EXPANSION fuentes comunitarias, para determinados puestos en los gabinetes ha habido hasta tres candidatos españoles diferentes.

Uno propiciado por el ministerio correspondiente, otro por el entorno del gabinete de Almunia y otro por la Representación Permanente de España.

El resultado: algunas de esas plazas se han adjudicado a miembros de otros paí­ses, para evitar tener que escoger y crear divisiones. Hay que recordar la norma sobre la composición de los gabinetes, según la cual de los siete miembros debe haber varios procedentes de otros paí­ses distintos del comisario titular.

El papel de los comisarios
En este proceso, según fuentes de la Administración europea, el papel de los propios comisarios es fundamental, pues se trata de recomendar a sus colegas compatriotas del máximo nivel, para facilitar la presencia de nacionales en la institución. Y en esto, el gabinete de Almunia, el comisario con más prestigio sin duda de esta CE, ha sido muy poco eficaz en defensa de la presencia de españoles en otros gabinetes. "No se ha movido y lo que ha hecho ha sido sólo para los de su partido" decí­a un funcionario.

"Ha controlado su posición, fuerte en esta CE y ha pasado del resto, ya que ahora íél es el filtro por donde va a pasar toda la información de la CE a España", decí­an otros comentarios. ¿Se fiará el presidente del gobierno de esta fuente?

Sin premio
La Representación Permanente de España tambiíén ha tratado de mover sus peones, pero su papel en el juego de la CE es limitado. "Nos hemos batido el cobre para ofrecer oportunidades de carrera a los españoles, pero no hemos sido agraciados", decí­an fuentes diplomáticas de la embajada española.

Los ministerios españoles tambiíén han tratado de colocar sus mejores piezas, pero sin coordinación con las demás antenas españolas en Bruselas. "El ministerio de Asuntos Exteriores estaba en otra jugada, muy ocupado con la que se le vení­a encima, la Presidencia española bajo el Tratado de Lisboa, cuando todo lo habí­an preparado como si estuviese en vigor todaví­a el Tratado de Niza" decí­an otras fuentes.