Encabeza el único grupo de alimentación del Ibex. Una compañía que en los próximos meses podría cambiar de nombre tras la venta de Puleva. En cartera, varias operaciones que le permitirían dar un salto estratíégico. Y tambiíén Sos, una empresa que ve más como un complemento que como una necesidad.
Cristina G. Bolinches - Madrid - 22/03/2010
Somos hormiguitas". Sin prisa, pero sin pausa y sin hacer ruido Ebro Puleva se ha convertido en el principal grupo de alimentación de España y el único presente en el Ibex. Su presidente, Antonio Hernández Callejas, está más que satisfecho con la venta del negocio lácteo y abre la puerta a la gran operación internacional que le permita "marcar una nueva íépoca". Una adquisición que podría rondar los 1.000 millones de euros. Sin embargo, la opción de comprar Sos, su principal competidora, sería un golpe mediático.
Ya han anunciado que van a realizar compras. ¿Quíé tipo de operación tienen en mente?
Más que completar nuestro álbum de cromos, que tambiíén lo haremos si surge la oportunidad en algún país donde ya estemos, lo que estamos buscando es una oportunidad de negocio que nos permita marcar una nueva íépoca, como en su día fue la compra de Panzani. No tenemos prisa porque queremos que sea un cambio diferencial.
¿Buscan completar los negocios donde ya están presentes?
No, no; estamos buscando sólo en arroz y pasta. Tambiíén nos movemos en congelados, platos preparados o salsas. No queremos un complemento de lo que ya tenemos, sino que nos aporte algo diferencial tanto en productos como en zonas geográficas. Tenemos un díéficit en algunas zonas, por ejemplo en Asia, donde sólo estamos en Tailandia e India. Hay que reflexionar sobre nuestro posicionamiento en esas áreas de gran crecimiento en las que hasta ahora no hemos estado.
¿Entonces EE UU ha dejado de ser una prioridad?
Norteamíérica sigue siendo un área muy importante. Sin embargo, Europa es más compleja por la madurez de sus precios. Europa nos interesa si la ocasión financiera y económica es la adecuada pero en alimentación, aunque tengas sinergias muy poderosas, es muy difícil sacar la rentabilidad que nosotros buscamos porque el que vende un negocio consolidado se lleva lo que vale y es difícil construir sobre ese valor.
¿Quíé precio podrían llegar a pagar?
Tenemos una capacidad de endeudamiento que nos permite buscar un objetivo de 1.000 millones. Pero no tiene que ser una operación, pueden ser varias.
¿Y ya tienen algún objetivo?
Todavía no hemos empezado a analizar ninguno. Somos muy prudentes. Cuando cerremos la venta de Puleva con el visto bueno de Competencia empezaremos a analizar. No es previsible que hagamos ninguna operación en los próximos tres o cuatro meses. Más bien hablamos de principios de 2011.
¿Pero la posibilidad de comprar Sos sí está sobre la mesa?
Sos es un gran negocio que está en la mayoría de países en los que ya estamos. Nos interesa y hemos presentado una oferta, pero no vamos a pagar un sobreprecio. No vamos a comprar si no contribuye a lo que nos piden los accionistas, que es rentabilidad y dividendo. Por otro lado, la exposición al sur de Europa para nosotros es muy pequeña, porque en España y Portugal sólo generamos el 5% de las ventas y del Ebitda resultado bruto de explotación. Eso puede ser una debilidad, pero en tiempos de crisis es un factor que el mercado valora positivamente.
Ebro puede verse como una buena opción para Sos porque conoce el negocio y lo mantendría bajo control español.
Venden tres negocios: España, Holanda y EE UU, porque en Portugal tienen un socio y aún no está definido quíé van a hacer. En EE UU nosotros tenemos una posición más importante que la suya y para nosotros no es tan vital. En Europa nos ayudaría a terminar de construir. Pero Sos no es un negocio vital para nuestro plan estratíégico. Nos viene bien y estamos ofertando muy seriamente, pero no nos va a aportar el cambio sustancial que estamos buscando.
Ha comentado que no pagarían un sobreprecio. ¿Hasta dónde podrían llegar?
El problema que tiene la oferta de Sos es que con los datos que nos han facilitado es muy difícil hacer una oferta razonable, porque son unos datos abstractos que se quedan a nivel del margen operativo con muy poca profundidad. Pensamos que, en una segunda fase, las empresas que pasen puedan afinar al alza o a la baja. No tenemos datos de Ebitda, por ejemplo. Es como si te dicen que se vende una casa en España y cuando preguntas sólo te concretan que está en Madrid. Pero hasta que no sabes la calle y el edificio es muy complicado poder hacer una oferta. Si no pasamos a la segunda fase pues nos quedaremos como estamos y no nos ha ido mal competir con Sos.
Al margen de adquisiciones. ¿Se plantean comprar autocartera?
No nos lo planteamos, siempre hemos sido poco activos con la autocartera. Sólo cuando ha habido algún movimiento injustificado. Desde hace 10 años ha estado por debajo del 1%. Ahora es el 0,3%.
¿Y se plantea elevar su participación familiar, que supera el 15%?
A mí me encantaría aumentar la participación, pero las carteras se acaban. Cuando tengamos recursos los iremos dedicando en la medida que podamos. Hemos pasado por un año y medio en el que las inversiones en otros activos financieros han tenido repercusiones. í‰se es un tema para el futuro
En las últimas semanas se está discutiendo mucho sobre si las cadenas de distribución deben repercutir la subida del IVA. ¿Cree que si no se repercute podría tener efectos negativos sobre los fabricantes?
Lo veo con la ventaja de que sólo el 5% de nuestras ventas son en el sur de Europa. Lo que vemos es un problema de consumo, pero el arroz es un producto muy asequible, que no desestabiliza la cesta de la compra. No quiero meterme en la política de los distribuidores, pero creo que cuando se hace una subida de impuestos lo normal es repercutirla porque de otra manera estás empobreciendo la categoría. Igual que cuando hay una subida de las materias primas o de costes, si no la repercutes vas en contra del productor. Empobrecer es malo para todos.
"El nuevo nombre será sólo Ebro o uno muy distinto"
Despuíés de vender Puleva, el grupo tiene que cambiar su denominación social. ¿Ya han pensado en algún nombre?
Es un tema que vamos a considerar aunque una de las posibilidades es seguir llamándonos Ebro, sin más. Pero tampoco descartamos un cambio de denominación que fuera el punto de partida del nuevo plan estratíégico, una refundación. Ebro es un nombre histórico y nos daría pena perderlo, pero podríamos hacerlo.
¿Podrían crear un nuevo nombre para identificar todos los productos con la compañía?
Nosotros no hemos identificado nunca el nombre de la sociedad con los productos, como sucede con multinacionales como Nestlíé o Unilever, aunque probablemente íése es un tema que habrá que estudiar en el futuro, pero hay que pensar quíé ventajas e inconvenientes tendría. A día de hoy Ebro Puleva no es una compañía muy conocida en el ámbito del consumidor pero sí en el ámbito financiero, por eso el cambio de nombre es menos complicado de lo que sería modificar la imagen de todos los productos.
El pasado enero entraron en el Ibex. ¿Cómo valora su entrada en el selectivo?
Es una satisfacción porque reconoce el trabajo de los últimos años. Hemos crecido de una manera discreta pero perceptible en los ámbitos financieros. Sin artificios de cara a la galería, pero cumpliendo todos nuestros objetivos. Ahora tenemos más visibilidad y el volumen contratado es superior, además nos hemos movido con una volatilidad razonable. No hemos sido ni los mejores ni los peores, pero espero que en segundo semestre estemos entre los mejores.
Ebro cotiza a 13,66 euros. ¿Tiene un precio objetivo?
No debo decirlo. Sí puedo decir que el accionista que invierta lo hará en una compañía solvente, porque probablemente seamos la menos endeudada del Ibex. Somos discretos y no hacemos excesos. Somos muy hormiguitas y austeros, pero somos una empresa que retribuye al accionista.
"Es falso que el Gobierno nos presionara o influyera en la venta de Puleva Food"
El grupo de alimentación acaba de cerrar la venta de Puleva al grupo francíés Lactalis. Una operación que supone un antes y un despuíés, tanto por los 630 millones que va a ingresar y que colocarán a cero el contador de la deuda (antes de esta operación era de 557 millones de euros) como porque logra desembarazarse de un negocio que había dejado de ser prioritario. Pero la venta de la división láctea no ha estado exenta de políémica, por su traspaso a la principal empresa gala del sector en lugar de a las empresas españolas interesadas en ella.
"En ningún caso el Gobierno nos ha presionado, es falso", asegura Hernández Callejas. No hay que olvidar que el Estado está presente en el accionariado de Ebro Puleva a travíés de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que posee el 8,6% del capital. "Al Gobierno le hubiese gustado que hubiera una oferta española de suficiente entidad pero me transmitió clarísimamente que somos un país de la Unión Europea y un comprador francíés debe de estar en absoluta igualdad de oportunidades", afirma el presidente de Ebro Puleva. "A estas alturas es muy provinciano pensar que estamos dentro de la UE para unas cosas y fuera para otras. Tenemos que superar este complejo local", reitera. "Cuando nosotros compramos en Francia una empresa tan importante como Panzani nadie dijo 'cómo se lo venden a un español y no a un francíés". Hernández Callejas recuerda que hubo dos empresas españolas en la puja por Puleva, aunque sus ofertas no son comparables. "La de Central Lechera Española fue tan insuficiente que ni siquiera se consideró, porque no estamos para regalar nada a nadie por muy español que sea".
La otra propuesta con capital español estaba encabezada por la firma de inversión Pai Partners, con Leche Pascual como aliado. "Fue una oferta muy interesante y muy potente que perdió en el sprint final porque la francesa fue más contundente", explica. En el último momento, Lactalis se alzó con el triunfo porque "proponía más dinero y podía impulsar Puleva fuera de España". De hecho, la imposibilidad de crecer fuera de España -un país donde la marca blanca es la reina del segmento- desencadenó la venta de Puleva. "Nuestro mercado estaba reducido a España porque la parte del negocio lácteo que más nos interesaba tiene como competidores a gigantes como Nestlíé y Danone". "Por eso nos planteamos que era más fácil que Puleva creciera si estaba en las manos de uno de los grandes jugadores europeos", señala el presidente de Ebro Puleva.