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Autor Tema: Europa y el FMI barajan ampliar la ayuda para frenar a los especuladores  (Leído 405 veces)

Eguzki

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La cumbre del 10 de mayo podrí­a aprobar un rescate de más de 90.000 millones

Los lí­deres de la zona euro han mantenido intensos contactos para convocar una cumbre extraordinaria el 10 de mayo en la que poner en marcha las ayudas financieras a Grecia. Algunos paí­ses y los tíécnicos del Fondo Monetario Internacional barajan incluso la posibilidad de ampliar las ayudas ahora previstas de 45.000 millones de euros para este año y poner encima de la mesa una cifra que abarque las necesidades griegas de los próximos tres años, con lo que podrí­an superarse los 90.000 millones, según fuentes comunitarias. El objetivo es eliminar todo margen posible para los especuladores.
Sin embargo, otros paí­ses como Alemania, siguen exigiendo nuevos compromisos de austeridad, para conceder las ayudas prometidas. Las necesidades de financiación de Grecia superan ampliamente los 100.000 millones en los próximos tres años, según distintos analistas. El propio Gobierno estima que las necesidades de refinanciación rondan los 135.000 millones. El ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantinu, manifestó en la noche del lunes que la ayuda de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) deberí­a permitir a Grecia atravesar la tormenta para que "no tuviera que recurrir inmediatamente a los mercados hasta que la situación no se calmara". Grecia tendrá que refinanciar la mitad de su deuda, que a finales del pasado año ascendí­a a unos 273.000 millones. El problema para la Hacienda es de coste. El príéstamo del Eurogrupo y del FMI oscila entre el 3,5% y el 5%, mientras que si Grecia tiene que acudir a los mercados le puede costar entre el 9% y el 18%.

La fecha exacta de la cumbre del Eurogrupo todaví­a no se ha determinado, según precisaron fuentes comunitarias. La reunión se celebrará inmediatamente despuíés de que terminen los trabajos de la misión en Grecia, integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo Banco, (BCE) y el FMI. "El trabajo de la misión avanza bien y finalizará a primeros de mayo", manifestó el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

La reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro tiene un carácter extraordinario y refleja claramente la gravedad de la situación, el temor a que la crisis griega contagie a otros paí­ses y acabe desestabilizando al euro. Una reunión similar a este alto nivel sólo cuenta con el antecedente de la cumbre celebrada en octubre de 2008, en Parí­s, en plena debacle financiero, tras la caí­da de Lehman Brothers.

El Eurogrupo trabaja con la expectativa de que el primer tramo de la ayuda pueda estar disponible antes del 19 de mayo, dí­a en el que Grecia tiene que hacer frente a la renovación de 9.000 millones de deuda. Las gestiones entre la Comisión y el FMI podrí­an estar listas el próximo 2 de mayo, según Reuters. Los ministros de la eurozona completarí­an los detalles en una conferencia telefónica el próximo 4 de mayo, mientras que el Parlamento griego deberí­a votar el nuevo programa de austeridad para los próximos tres años entre el 6 y 7 del mismo mes. El calendario ha sido acordado por Francia, España, Italia, la Comisión y el BCE.

La canciller alemana, Angela Merkel, muy condicionada por las elecciones en Renania del Norte Westfalia del 9 de mayo, ha expresado su voluntad de conceder la ayuda que le corresponde a su paí­s, unos 8.400 millones, una vez los tíécnicos de la Comisión, el BCE y el FMI hayan alcanzado un acuerdo.

Las dificultades financieras de Grecia fueron analizadas ayer por el vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, en una comparecencia en el Parlamento Europeo. Papademos señaló que Grecia y otros paí­ses de la zona euro deberí­an efectuar un esfuerzo especial para restaurar la confianza pública en la sostenibilidad de las finanzas públicas. Apuntó que los paí­ses del euro que padecen problemas fiscales y de competitividad "deberí­an extraer enseñanzas de la crisis". El vicepresidente del BCE descartó que la crisis de la deuda soberana griega fuera a causar una segunda crisis bancaria, aunque admitió que a la vista del clima económico general no descartaba que las píérdidas por los príéstamos persistieran.