CAPíTULO II.- LOS íNGELES DE LA MUERTE
La filosofía positivista contemporánea se funda en la existencia de la materia
(materialismo) y de la energía. Mucho es lo que se ha discutido sobre fuerza y materia, pero
íéstas continúan, a pesar de todas las especulaciones, siendo la X, Y, desconocidas. Los
secuaces reaccionarios de la filosofía positivista, viven siempre tratando de definir la una por
la otra; es ridículo, espantosamente ridículo, definir lo desconocido por lo desconocido. La
filosofía materialista dice: "Materia es aquello en que se lleva a cabo los cambios llamados
movimientos; y movimientos son aquellos cambios que se llevan a cabo en la materia". Esta
es la identidad de lo desconocido: X=Y, Y=X, total, ignorancia, círculo vicioso, absurdo.
Realmente, nadie ha visto la materia ni la energía. El ser humano sólo percibe
fenómenos, cosas, formas, imágenes, etc., nunca hemos visto la sustancia de las cosas. La
sustancia dada, no es precisamente materia, sino madera, cobre, estaño, piedra, etc.,
tampoco hemos visto jamás, la energía separada del movimiento. Jamás hemos visto la
materia separada de las formas y de los objetos.
Un puñado de tierra tiene una forma definida; una estatua tiene una forma definida; el
planeta Tierra tiene una forma definida, etc., etc., etc.
Realmente, la llamada Materia sólo es un concepto tan abstracto como la belleza, la
bondad, el valor o el trabajo, etc., nadie es capaz de ver la sustancia de las cosas en sí
misma. Nadie conoce la "COSA EN Sí".
Vemos la imagen física de un hombre, pero no vemos la cosa en sí, el cuerpo en sí del
hombre, sólo desarrollando el sentido espacial podemos ver el cuerpo en sí mismo, la cosa
en sí. El espacio es el vehículo de la mente, y sólo con el sentido del espacio podremos
aprehender la cosa en sí; íésta, es el Cuerpo Vital del hombre. ¿Cuál sería la cosa en sí de
una planta? El Cuerpo Vital de ella; ¿Cuál la cosa en sí de un animal? El Cuerpo Vital del
animal. ¿Cuál la cosa en sí de la Tierra? La Tierra Vital.
El Mundo Vital representa a la Tierra en sí misma. De esta Tierra Vital depende la vida
de todos los organismos. La Tierra Vital se halla en la cuarta dimensión.
El punto en movimiento deja una huella, íésta es la línea, la línea en movimiento deja
una huella, esta es la superficie. La superficie en movimiento se convierte en sólido; y el
sólido en movimiento se convierte en hiper-sólido. Realmente, el hiper-sólido es la cosa en
sí; el hiper-sólido pertenece a la cuarta dimensión. Sólo podemos ver los hiper-sólidos con el
sentido espacial; íéste, es superior al sentido temporal. Realmente, el sentido temporal es
sólo la superficie del sentido espacial.
El punto, al salirse de sí mismo, se convierte en línea. La línea, al salirse de sí misma,
se convierte en la superficie; la superficie, al salirse de sí misma, se convierte en sólido. El
sólido, saliíéndose de sí mismo, con un movimiento en el espacio, se convierte en hipersólido.
Los hiper-sólidos están contenidos dentro de los cuerpos sólidos. Saliendo el Cuerpo
Vital de dentro de un organismo, íéste se desintegra inevitablemente. El Cuerpo Vital
pertenece a la cuarta dimensión, y la esencia humana a la quinta dimensión.
Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta
dimensión, y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan al
EGO con el ZOOSPERMO, los segundos rompen la conexión que existe entre el EGO y el
cuerpo físico.