Es mi turno de portada y debería hacer mi habitual análisis del SP500, pero en los últimos días me veo envuelto en un acoso por parte de la administración autonómica, que con 9 meses de retraso me comunica que no acepta mi recurso y me envía una preciosa carta de pago y me invita a ir a los tribunales, pero ¿La administración no tiene 6 meses para contestar o sino caduca el procedimiento y hay que empezar otro? Se pasan la ley por donde les da la gana, la premisa es clara, hay que ingresar, se tenga razón o no, se cumplan los plazos o no, se salvaguarde la legalidad constitucional o no, hay que meter dinero en la caja y punto.
El término de terrorismo fiscal, acuñado en los últimos años de Felipismo, vuelve a estar plenamente vigente, “mismo can con diferente collar”, dice el refrán, os dejo con un artículo de hace unos meses en finanzas.com, que habla de este resurgido terrorismo fiscal, en otra modalidad, pero igualmente terrorismo y que habla a las claras de lo que interesa ahora, exprimirnos como a limones.
Un saludo y hasta dentro de 15 días
Terrorismo fiscal autonómico sin control
Queda poco dinero y cada día quedará menos para recaudar impuestos. Sólo así se explica que las autonomías del PSOE hayan lanzado a subir el tramo autonómico del IRPF. El hecho de que gestionen su tramo autonómico se ve que es una barbaridad. Los fontaneros y asesores de imagen del Partido Socialista han vendido la decisión de Cataluña, Extremadura y Andalucía como un respaldo a las medidas que Zapatero está adoptando para reducir el déficit público. ¡Unas narices! Lo que han hecho es adelantarse a Salgado y subir los impuestos ellos primero no sea que luego se quede la bolsa del contribuyente vacía. Es una barbaridad de gravísimas consecuencias lo que han hecho Montilla, Fernández Vara y Griñán ha sido una faena para sus paisanos y para sus compañeros del Ministerio de Economía.
Al equipo de Elena Salgado no tiene que haberle sentado nada bien unas subidas que tienen toda la pinta de haberse realizado con nocturnidad y alevosía. Lo que sugiere el más mínimo sentido común es que estas medidas no pueden dejarse al arbitrio de cada autonomía. Para algo tiene que servir la mesa de financiación autonómica. Lo cierto es que a ver cómo vende ahora el Gobierno otra subida en su tramo general a catalanes, extremeños y andaluces.
Y ¿si finalmente se aplica y el Gobierno de Zapatero sube, a su vez, el tramo general? Los catalanes, extremeños y andaluces pagarán el doble que los demás. Vaya regalito señores presidentes autonosuyos. Esto es auténtico terrorismo fiscal. Pero el dislate no tiene por qué acabar ahí. ¿Y si el PP decide responder al PSOE con un descenso del IRPF en las autonomías donde gestiona el tramo del IRPF? Pues que España se convertirá en un sudoku fiscal más esperpéntico de lo que es ahora.
Y las cosas ya están muy mal. Las cifras de deuda son escalofriantes y vamos a estar años pagando impuestos. Lo mínimo sería decirnos la verdad. Como lo ha hecho Cameron con los británicos. Iniciar las reformas necesarias que piden los mercados y dejar que las termine el siguiente.