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Autor Tema: la navidad en Guadalajara.  (Leído 1834 veces)

alan6000

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la navidad en Guadalajara.
« en: Diciembre 17, 2007, 11:16:00 am »
Hola amigos,
Por favor, quiero saber informaciones sobre el poeta Lorca, Yo y mis amigos viajamos esta semana a Guadalajara para pasar allí­ la nochebuena y la nochevieja, los hoteles en guadalajara están muy preciosos y excelentes. Gracias y feliz navidad. ^-^ ^-^ l:U l:U L:O L:O L:P L:P




Txetxu

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Re: la navidad en Guadalajara.
« Respuesta #1 en: Diciembre 17, 2007, 03:16:48 pm »
Nació en el municipio de Fuente Vaqueros, Granada (España), en el seno de una familia de posición económica desahogada, el 5 de junio de 1898 y fue bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús Garcí­a Lorca; su padre fue Don Federico Garcí­a Rodrí­guez, un hacendado, y su madre, Doña Vicenta Lorca, maestra de escuela que fomentó el gusto literario a su hijo.

Desde la edad de 2 años, según uno de sus biógrafos, Edwin Honig, Federico Garcí­a Lorca mostró su habilidad para aprender canciones populares y a muy tierna edad escenificaba en miniatura oficios religiosos. Su salud fue frágil y no empezó a andar hasta los cuatro años. Leyó en su casa la obra de Ví­ctor Hugo y de Miguel de Cervantes

Como estudiante fue algo irregular, abandonando la Facultad de Derecho de Granada para instalarse en la Residencia de Estudiantes de Madrid (1918–1928); pasado un tiempo regresó a la Universidad de Granada donde sin dificultades se graduó como abogado.

La ubicación meridional de Granada, donde se encontraba viva la herencia mora, el folclore, el oriente y una geografí­a agreste, quedaron impresas en toda su obra poíética, donde los romanceros y la íépica se funden de manera perceptible. Fue, despuíés de su madre, Don Fernando de los Rí­os quien estimuló el talento del entonces pianista en favor de la poesí­a; así­, en 1917 escribió su primer artí­culo sobre Josíé Zorrilla, en su aniversario.

La España de Lorca es el heredero de la Generación del 98, con una rica vida intelectual donde los nombres de Francisco Giner de los Rí­os, Benito Píérez Galdós, Miguel de Unamuno, y poco despuíés Madariaga y Josíé Ortega y Gasset imprimí­an el sello distintivo de una rebelión contra la realidad de España.

Influyeron, además, en la sensibilidad del poeta en formación Lope de Vega, Juan Ramón Jimíénez, Antonio Machado, Manuel Machado, Ramón del Valle-Inclán, Azorí­n e, incluso, el Cancionero popular
En 1918 publicó su primer libro Impresiones y paisajes, costeado por su padre. En 1920 se estrenó en teatro su obra El maleficio de la mariposa, en 1921 se publicó Libro de poemas y en 1923, se pusieron en escena las comedias de tí­teres La niña que riega la Albahaca y el prí­ncipe preguntón. En 1927 en Barcelona expuso su primera muestra pictórica.

En esta íépoca frecuenta activamente a los poetas de su generación que permanecen en España: Jorge Guillíén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, y sobre todo Buñuel y Dalí­, a quien despuíés le tributó Oda a Salvador Dalí­. El pintor, por su parte, pintó los decorados del primer drama del granadino: Mariana Pineda. En 1928 publicó la revista literaria Gallo, de la cual salieron solamente dos números.

En 1929 marcha a Nueva York. Para entonces se habí­an publicado, además de los antes mencionados, sus libros Canciones (1927) y el Primer romancero gitano (1928), siempre su obra poíética más popular y más accesible. A Lorca le molestaba mucho que el público le viera como gitano. Se dice que conoció a Picasso.

De su viaje y estancia en Nueva York surge el libro Poeta en Nueva York y la gratificante certeza de que fue una íépoca feliz para el exitoso y bohemio español, quien por cierto no aprendió el inglíés. En 1930 fue a La Habana, donde escribió parte de sus obras Así­ pasen cinco años y El público, ese año regresó a España donde fue recibido en Madrid con la noticia de que su farsa popular La zapatera prodigiosa se estaba escenificando.

En 1931 se instaura la Segunda República española y esta nombró a Don Fernando de los Rí­os como Ministro de Instrucción Pública el cual fue su principal mecenas durante los primeros años del poeta en España. Garcí­a Lorca fue nombrado, bajo el patrocinio oficial, codirector de la compañí­a estatal de teatro «La barraca» donde disfrutó de todos los recursos para producir, dirigir, escribir, adaptar todo tipo de obras teatrales. Escribió en este perí­odo Bodas de Sangre, Yerma y Doña Rosita la soltera.

En 1933 viajó a Argentina como director de teatro, con lo cual elevó la atención a esta rama del arte, pues a manera de ejemplo su puesta de La dama boba de Lope de Vega atrajo a más de sesenta mil personas. Entre este año y 1936 escribió Diván de Tamarit, Llanto por Ignacio Sánchez Mejí­as, que conmovió al mundo hispano, La casa de Bernarda Alba y trabajaba en La destrucción de Sodoma, cuando estalló la Guerra Civil española.

Garcí­a Lorca rehusó el exilio ofrecido por Colombia y Míéxico, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser ví­ctima de un atentado debido a su función de funcionario de la República, pero Lorca rechazó las ofertas y se dirigió a su casa en Granada para pasar el verano.

En esos momentos polí­ticos alguien le preguntó sobre su preferencia polí­tica y íél manifestó que se sentí­a a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico; de hecho nunca se afilió a ninguna de las facciones polí­ticas y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión polí­tica, se sentí­a, como íél lo dijo en una entrevista al Sol de Madrid poco antes de su asesinato: í­ntegramente español.
Tras una denuncia anónima, el 16 de agosto de 1936 fue detenido en la casa de su amigo, el tambiíén poeta Luis Rosales, quien obtuvo la promesa de «las autoridades» nacionalistas de que serí­a puesto en libertad «si no existí­a denuncia en su contra». La orden de ejecución fue dada por el gobernador civil de Granada, Josíé Valdíés Guzmán, quien habí­a ordenado al ex diputado de la CEDA, Ramón Ruiz Alonso, la detención del poeta. Valdíés contaba con el visto bueno del general Queipo de Llano, a quien se consultó sobre quíé hacer con Lorca. Las últimas investigaciones, como la de Manuel Titos Martí­nez, determinan que fue fusilado la madrugada del dí­a 18 de agosto de 1936, seguramente por cuestiones territoriales, ya que algunos caciques, muy conservadores, tení­an rencor al padre de Lorca porque era un cacique progresista. En un entrevista en el diario El Sol habí­a declarado que «en Granada se agita la peor burguesí­a de España» y eso fue su sentencia de muerte. Federico Garcí­a Lorca fue asesinado en el camino que va de Ví­znar a Alfacar y su cuerpo permanece todaví­a enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes con los cadáveres de dos banderilleros y un maestro nacional ejecutados con íél.

Despuíés de su muerte se publicaron Primeras canciones, Amor de Don Perlimplí­n con Belisa en su jardí­n.

La obra poíética de Lorca constituye una de las cimas de la poesí­a de la Generación del 27 y de toda la literatura española. La poesí­a lorquiana es el reflejo de un sentimiento trágico de la vida, y está vinculada a distintos autores, tradiciones y corrientes literarias. En esta poesí­a conviven la tradición popular y la culta. Aunque es difí­cil establecer íépocas en la poíética de Lorca, algunos crí­ticos diferencian dos etapas: una de juventud y otra de plenitud:

La íépoca de juventud

Aquí­ se incluyen sus primeros escritos: Impresiones y paisajes (en prosa, muestra sin embargo, sus procedimientos caracterí­sticos del lenguaje poíético) y Libro de Poemas (escrito bajo el influjo de Rubíén Darí­o, Antonio Machado y Juan Ramón Jimíénez; en este poema Lorca proyecta un amor sin esperanza, abocado a la tristeza.

La íépoca de plenitud

Comienza con el Poema del cante jondo (1931) que, mediante la unidad temática, formal, conceptual y la expresión de los sentimientos, debida en parte a su inspiración folclórica, describe la lí­rica neopopularista de la Generación del 27.

En Primeras canciones (1927) y Canciones (1936) emplea las mismas formas: la canción y el romance. Los temas del tiempo y la muerte se enmarcan en el alba, la noche, la ciudad andaluza y los paisajes lunares.

La muerte y la incompatibilidad moral del mundo gitano con la sociedad burguesa son los dos grandes temas del Romancero gitano. Destacan los procedimientos habituales de poesí­a de origen popular, y la influencia del compositor Manuel de Falla. No se trata de una obra folclórica, está basada en los tópicos con que se asocia lo gitano y andaluz. Lorca eleva al gitano al rango de mito literario, como despuíés hará con el negro y el judí­o en Poeta en Nueva York. En el Romancero gitano emplea el romance, en sus variantes de novelesco, lí­rico y dramático; su lenguaje es una fusión de lo popular y lo culto.

Lorca escribe Poeta en Nueva York a partir de su experiencia en EEUU, donde vivió entre 1929 y 1930. Para Lorca la civilización moderna y la naturaleza son incompatibles. Su visión de Nueva York es de pesadilla y desolación, propia de un mal sueño. Para expresar la angustia y ansia de comunicación que lo embargan emplea las imágenes visionarias del lenguaje surrealista. Su libertad expresiva es máxima, aunque junto al verso libre se advierte el uso del verso medido (octosí­labo, endecasí­labo y alejandrino).

El Diván de Tamarit (1940) es un libro de poemas de atmósfera o sabor oriental, inspirado en las colecciones de la antigua poesí­a arábigo-andaluza. El tema central es el de el amor sujeto a experiencias frustrantes y amargas; su lenguaje está muy próximo al de Poeta en Nueva York.

Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejí­as (1935) es una elegí­a de incontenible dolor y emoción que actúa de homenaje al torero sevillano que tanto apoyó a los poetas de la Generación del 27.

La obra poíética de Lorca se cierra con Seis poemas gallegos y la serie de once poemas amorosos titulada Sonetos del amor oscuro. Lorca siempre ha contado con el respeto y admiración incondicional de los poetas de generaciones posteriores a la Guerra Civil. Considerado como un poeta maldito, su influencia se ha dejado sentir entre los poetas españoles del malditismo.

Impresiones y paisajes (1918)
Libro de poemas (1921)
Oda a Salvador Dalí­ (1926)
Romancero gitano (1928)
Poeta en Nueva York (1930)
Poema del cante jondo (1931)
Llanto por Ignacio Sánchez Mejí­as (1935)
Seis poemas gallegos (1935)
Diván del Tamarit (1936)
Sonetos del amor oscuro (1936)

Teatro
El teatro de Lorca es, con el de Valle-Inclán, el de mayor importancia escrito en castellano en el siglo XX. Es un teatro poíético, en el sentido de girar en torno a sí­mbolos medulares —la sangre, el cuchillo o la rosa—, desarrollarse en espacios mí­ticos o de un realismo trascendido, y encarar problemas sustanciales del existir. El lenguaje, aprendido en Valle-Inclán, es tambiíén poíético. Sobre Lorca influyen tambiíén el drama modernista (de aquí­ deriva el uso del verso), el teatro lopesco (evidente, por ejemplo, en el empleo organizado de la canción popular), el calderoniano (desmesura trágica, sentido de la alegorí­a) y la tradición de los tí­teres. La producción dramática de Lorca puede ser agrupada en cuatro conjuntos: farsas, comedias «irrepresentables» (según el autor), tragedias y dramas.

Entre las farsas, escritas entre 1921 y 1928, destacan La zapatera prodigiosa, en la que el ambiente andaluz sirve de soporte al conflicto, cervantino, entre imaginación y realidad, y Amor de don Perlimplí­n con Belisa en su jardí­n, complejo ritual de iniciación al amor, que anuncia los «dramas irrepresentables» de 1930 y 1931: El público y Así­ que pasen cinco años, sus dos obras más hermíéticas, son una indagación en el hecho del teatro, la revolución y la presunta homosexualidad —la primera— y una exploración —la segunda— en la persona humana y en el sentido del vivir.

Consciente del íéxito de los dramas rurales poíéticos, Lorca elabora las tragedias Bodas de sangre (1933) y Yerma (1934), conjugación de mito, poesí­a y sustancia real.

Los problemas humanos determinan los dramas. Así­, el tema de la «solterona» española (Doña Rosita la soltera, 1935), o el de la represión de la mujer y la intolerancia en La casa de Bernarda Alba, para muchos, la obra maestra del autor.

Mariana Pineda (1927)
La zapatera prodigiosa (1930)
Retablillo de Don Cristóbal
El público (1930)
Así­ que pasen cinco años (1930)
Amor de don Perlimplí­n con Belisa en su jardí­n (1933)
Bodas de sangre (1933)
Yerma (1934)
Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores
La casa de Bernarda Alba (1936)
Comedia sin tí­tulo (inacabada) (1936)

Filmografí­a
Basadas en la vida de Lorca

Lorca. El mar deja de moverse (2006), documental dirigido por Emilio Ruiz Barrachina.
La luz prodigiosa (2003), dirigida por Miguel Hermoso.
Lorca (1998), dirigida por Iñaki Elizalde.
Muerte en Granada (1997), dirigida por Marcos Zurinaga; Andy Garcí­a da vida al poeta.
Lorca, muerte de un poeta (1987), serie de televisión dirigida por Juan Antonio Bardem.
Basadas en la obra de Lorca

1981 Bodas de Sangre de Carlos Saura
1982 La casa de Bernarda Alba de Mario Camus
1999 Yerma de Pilar Távora
1984 Proceso a Mariana Pineda de Rafael Moreno Alba, serie de TVE
1998 Viaje a la luna de Frederic Amat, cortometraje.
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