Pescanova se la juega. En la junta de hoy en Redondela (Pontevedra), el resultado dependerá más de las argucias legales de los dos grupos enfrentados por controlar la multinacional pesquera que del juego de las mayorías.
La junta será testigo del choque entre el grupo aglutinado alrededor de Cartesian, los minoritarios que representa el bufete Cremades y el apoyo tácito del ex presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa; y el liderado por Damm, que cuenta con el respaldo de Iberfomento y Luxempart, además de diversos fondos internacionales.
Sin embargo, las mayorías serán relativas y el resultado se decidirá en los detalles legales, como la constitución de la junta, el nombramiento del presidente de la misma, el orden del día, etc. El futuro de Pescanova en este momento depende más de la habilidad de los abogados de las partes, que de las mayorías que, a priori, puedan apoyar a unos u otros.
Los primeros que han movido pieza son Damm, Luxempart e Iberfomento. Este grupo contaría con el apoyo de fondos y grupos como Bestinver (3,3%), Capital Research Management (3,4%) o Fidelity (1%). Algunas fuentes cifran el apoyo que tendría Damm en el 40% del capital. Otras fuentes lo rebajan al 25%. En todo caso, serían lo que acuden a la junta con más respaldo.
Pero cuando este grupo se preparaba para el asalto, Cartesian (5%), el bufete Cremades y la Asociación Española de Accionistas Minoritarios en Empresas Cotizadas propusieron un consejo de 15 independientes que, al contrario que el otro grupo, no han estado nunca en el consejo de la compañía pesquera. Este grupo dice contar con más de un 5% del capital y es evidente que, de partida, cuenta con menos votos para la junta de hoy.
Reuniones hasta la madrugada
Ambos colectivos se reunieron anteayer hasta la madrugada. En representación del primero participaron Josíé Carceller (Damm) y Franí§ois Tesch (Luxempart). Por parte del otro lado, Javier Cremades y Alfonso Paz-Andrade. No hubo acuerdo. Las reuniones siguieron ayer con el mismo resultado. Así que todo se jugará en el consejo de administración que será previo a la junta y en el que se han de pactar las reglas con las que se celebre la asamblea de accionistas.
En el consejo, el expresidente Manuel Fernández de Sousa tiene la mayoría: 6 consejeros contra 4. Pero desde el grupo que lidera Damm se entiende que tanto los mandatos de Sousa como los de Paz Andrade han caducado. Eso hace que el final pueda ser todavía más abierto.
El juez se inhibe
Uno de los problemas es que el juez hace una lectura restrictiva de la Ley Concursal, a la que se ha acogido Pescanova. El titular del juzgado número 1 de Pontevedra, Roberto de la Cruz, considera que la administración concursal ha de cuidar de los intereses de la empresa pero no arbitrar entre los accionistas. Por tanto, puede pasar cualquier cosa en la junta de hoy.
Sin árbitro y con los accionistas a la greña, puede haber dos llaves en la junta. La primera la tiene el propio ex presidente Manuel Fernández Sousa y sus aliados, como Paz-Andrade. Juntos tienen más de 11% de Pescanova, un paquete suficiente para decantar la victoria a uno u otro lado. O a un lado solo, el de Cartesian, porque todas las fuentes descartan que Fernández de Sousa vaya a apoyar a Damm en este pulso.
La otra llave está en manos de los minoritarios, los pequeños accionistas, que suponen cerca del 30% del capital. Su postura es un misterio, despuíés del naufragio de Pescanova. Pero pueden ser los que decanten la lucha en el fango